Se mantiene la protesta ciudadana en Colombia

05/12/2019
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Quince días completa este jueves el llamado Paro Nacional desatado en Colombia desde el pasado 21 de noviembre en que se registraron movilizaciones que sacaron a la calle a más de 2.5 millones de colombianos y colombianas. La disputa por la legitimidad de la protesta la vienen ganando los millones de ciudadanos que diariamente se han tomado el espacio público para reclamar cambios en el modelo económico y en las políticas públicas neoliberales que a lo largo de tres décadas han llevado a la precarización laboral, a la informalidad, al deterioro ambiental por las industrias extractivistas, al abandono de los millones de pequeños y medianos campesinos, a estos millones de colombianos que no ven futuro en un modelo económico excluyente, concentrador de la riqueza y de la renta. De acuerdo con las más recientes encuestas el 72% de los colombianos las apoyan.

 

El descontento no es solo con el mal gobierno de Uribe-Duque sino que refleja un malestar y un rechazo a las políticas económicas y sociales puestas en marcha desde la llamada apertura económica. El pliego de solicitudes que el Comité Nacional del Paro ha resumido en 13 puntos condensa ese rechazo y exige reformas que abarcan temas estructurales que son constitutivos del modelo puesto en marcha desde el consenso de Washington en 1989 y que se ha denominado como el modelo neoliberal. Por supuesto también recoge el rechazo a lo que el común de la gente ha denominado como el “paquetazo” de Duque que se resume en medidas que fueron anunciadas por algunos de sus voceros como la reforma laboral y la pretensión de establecer el trabajo por horas, por semanas y por meses así como la reforma al régimen pensional que tiene como propósito establecer a la chilena un modelo único basado en el fracasado ahorro individual marchitando el sistema de prima media y solidaridad intergeneracional buscando con ello fortalecer los fondos privados de pensiones en detrimento del fondo público que reconoce pensiones más generosas a sus afiliados.

 

En la coyuntura colombiana esta movilización busca en lo inmediato la derogatoria de la reforma tributaria aprobada el año pasado que busca otorgar privilegios a los empresarios rebajando la tasa impositiva que era del 33% a las empresas hasta llevarla a un 30% lo que significa rebajarles impuestos en unos 10.5 billones de pesos algo así como tres mil millones de dólares que descarga principalmente en impuestos a la clase media por la vía de la ampliación del Impuesto al valor agregado o a las ventas, IVA. La reforma busca duplicar los recaudos provenientes de este impuesto regresivo en los próximos cuatro años. Los principales afectados son las clases medias que deberán en promedio tributar unos 100 mil pesos mensuales adicionales a lo que ya tributan.

 

Esta reforma volvió a entrar en la agenda pública y en la agenda legislativa por una decisión de la Corte Constitucional que la declaró inconstitucional por vicios en su trámite. La decisión de la Corte se hará efectiva desde el primero de enero del próximo año. El gobierno si quiere mantener esta regresiva reforma deberá tramitarla en el Congreso nuevamente. En un nuevo pulso el gobierno presentó el proyecto que fue aprobado este miércoles en las Comisiones terceras de Senado y Cámara de representantes con apenas la oposición de los partidos alternativos y con el respaldo del grueso de las bancadas de los partidos de gobierno el Centro Democrático, el partido Conservador y los grupos cristianos así como del partido de la Unidad Nacional, Cambio Radical y el partido Liberal en un abierto desafió a los millones de manifestantes en las calles.

 

Nuevamente se aprecia el comportamiento político de los partidos tradicionales, de los partidos del régimen, cierran filas en defensa del modelo aún con las consecuencias políticas que podría acarrearles de cara a las próximas elecciones del año 2022. Para los manifestantes es claro que solo cuentan con el respaldo político de los partidos del centro izquierda que no solo votaron en contra de la reforma sino que han hecho presencia en las marchas, plantones, cacerolazos, conciertos, en que se ha manifestado el paro a lo largo de estos quince días. Sectores del establecimiento político tradicional como Cambio Radical orientado por Germán Vargas Lleras de manera simplista han caracterizado la protesta como parte de la campaña electoral del año 2022.

 

Para Vargas Lleras la protesta no es más que la estrategia de los sectores de oposición y de izquierda que buscan ganar en las calles lo que perdieron en las urnas como también lo ha expresado el propio presidente Iván Duque. No es extraño que Duque finalmente llame a su gabinete a representantes de este sector político para ganar fuerza en un Congreso de la República en que se encuentra en minoría. El partido del régimen como lo llamara el inmolado líder conservador Álvaro Gómez Hurtado está presto a integrar el gobierno. Con Duque y con el Centro Democrático las diferencias se manifiestan en torno al proceso de paz pero no en relación con las aristas centrales del modelo neoliberal. Todos ellos no solo lo comparten sino que lo defienden. Es cuestión simplemente de cálculo político. Lo que los llevaría a apartarse del impopular gobierno en algunos de los temas de la agenda ciudadana expresada en los 13 puntos levantados por el Comité Nacional del Paro es el cálculo político de los costos que ello les traería de cara al proceso electoral del año 2022. La aprobación de la reforma tributaria eufemísticamente llamada ley del crecimiento muestra que estarían dispuestos a jugarse por la salvación del modelo aún a riesgo de perder las elecciones presidenciales próximas.

 

Creatividad y continuidad del movimiento

 

La toma del espacio público para la protesta ciudadana ha estado llena de creatividad por parte de los movimientos populares. El cacerolazo del 21N en las horas de la noche que se hizo de manera espontánea y masiva en las principales ciudades el país, derrotó la estrategia del miedo que fue claramente impulsada por el gobierno y por el partido Centro Democrático de Uribe. Las inofensivas ollas y cacerolas así como las cucharas salieron de las cocinas para comunicar en manos de millones de personas el rechazo a la estrategia del miedo impulsada por los medios de comunicación masiva y por las redes sociales. El golpeteo a las ollas mostró y llamó a un sujeto colectivo para rechazar a quienes estigmatizaron la protesta. Esas cacerolas acompañan hoy a decenas de miles de manifestantes que las hacen sonar en las calles que han sido tomadas de forma pacífica, alegre y festiva por los protestantes. Es una re-significación de la calle y de la plaza como espacio para la expresión del demos, del pueblo en rebeldía. Ese pueblo que exige cambios, que expresa su inconformismo, que está harto de unas clases dominantes insensibles, de una clase política que gobierna para beneficio de los poderosos y en contra de los intereses populares y de las clases medias. Ese precariado que no ve en el sistema capitalista solución a sus demandas, a sus sueños, que está harto de que las leyes siempre los perjudiquen, lo empobrezcan y siempre se hagan para beneficiar a los banqueros, a los empresarios, a los dueños del país. Ese es el malestar.

 

 

Otro avance significativo se presentó este 4 de diciembre en la masiva tercera jornada del paro nacional convocada por el Comité Nacional del Paro. Se trata del control de los llamados vándalos o infiltrados en las masivas movilizaciones. Ante la negativa del gobierno de retirar al Escuadrón Móvil Antimotines de la Policía Nacional, ESMAD, se crearon brigadas de estudiantes con escudos y máscaras antigases para proteger a los manifestantes, a estas brigadas se los denominó como Primera Línea y los organizadores recurrieron a la Guardia Indígena que hace presencia en Bogotá, para que asumieron el control y la protección de las manifestaciones, para evitar la destrucción de bienes públicos y los ataques a locales comerciales y a la fuerza pública. Tanto las brigadas estudiantiles de la Primera Línea como la Guardia Indígena garantizaron que la protesta transcurriera en completa calma, en paz. No hubo actos vandálicos. Quiero resaltar esta cuestión pues yo pienso que uno de los problemas que alejan a los ciudadanos de la protesta son los actos de violencia que muchas veces son ocasionados e instigados por infiltrados de los propios cuerpos de seguridad del Estado. Si se garantiza el carácter pacífico de las movilizaciones éstas crecerán. Serán más masivas, la gente irá con mayor tranquilidad a las mismas. Las brigadas estudiantiles y la Guardia Indígena mostraron que es posible controlar los actos vandálicos, esta es a mi juicio una enorme ganancia para la protesta ciudadana en Colombia. También en la ciudad de Cali la Guardia Indígena asumió el control de las manifestaciones con excelentes resultados. Es una práctica que a mi juicio debería ser generalizada en el país.

 

Lo que viene

 

Hoy 5 de diciembre se realiza la segunda reunión del Comité Nacional del Paro con los delegados del gobierno en un clima bastante enrarecido y deteriorado por la aprobación de la reforma tributaria que los movimientos sociales exigen que sea retirada. El pulso está en un punto alto. Las clases dominantes no dan su brazo a torcer y el gobierno no muestra independencia de las mismas. No se ve por lo pronto una salida a corto plazo.

 

El gobierno confía en el desgaste del movimiento. La época decembrina en Colombia ha sido tradicionalmente de desmovilización. Durante décadas estas épocas han sido utilizadas para aprobar paquetazos en contra de los sectores populares como lo pretende de nuevo el gobierno de Duque. El movimiento no ha dado hasta ahora signos de desgaste pero la temporada de vacaciones, el espíritu navideño, es indudable que pesa. Con seguridad la dirigencia del Paro en la que por supuesto no está todo el movimiento pero con el paso de los días el Comité Nacional del Paro ha ido ganando legitimidad, sabe de estas circunstancias y deberá evaluar cuándo y en qué convocatoria anunciará un receso para retomar la acción el próximo año. Lo más probable es que haya una nueva y final convocatoria a una cuarta jornada de paro antes de terminar el año. Es lo más acertado que puede hacer el Comité de paro para no desgastar el movimiento. Las fuerzas están desplegadas y se requiere tomar el pulso de la calle. El escenario de la lucha se muestra prolongado y la preservación de las fuerzas es fundamental para el movimiento popular y democrático. Ahí estamos.

 

Bogotá diciembre 5 de 2019

 

-Pedro Santana Rodríguez es director de la www.sur.org.co/">http://www.sur.org.co/">Revista Sur (Colombia)

 

https://www.alainet.org/de/node/203680
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