Duque en Colombia sin coalición sólida para gobernar

06/09/2018
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Foto: politika.com.co
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Por disposición del reciente estatuto de la oposición que entró a regir desde el pasado mes de julio, los partidos políticos con reconocimiento jurídico debían definir si formaban parte de la coalición de Gobierno, se declaraban en oposición o asumían una posición independiente. La fecha límite para ello es el 7 de septiembre de acuerdo con la norma legal. Todos los partidos así lo hicieron antes de la fecha señalada.

 

Se han declarado como partidos de la Coalición de Gobierno, es decir, de respaldo al gobierno de Iván Duque posesionado este siete de agosto, el Partido Centro Democrático al cual pertenece Duque y es orientado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, el Partido Conservador y para sorpresa de muchos el Partido de la Unidad Nacional que fue fundado en el año 2005 para promover la reelección de Álvaro Uribe en el año 2006 y que luego fue el bastión burocrático y partido de gobierno de Juan Manuel Santos elegido con el respaldo de Uribe en el año 2010 y reelegido en contra de éste en el año 2014. Por ello se ha dicho no sin razón que es el partido político de Santos. En una decisión dividida de 25 senadores y representantes en contra de 16, decidió adherir a la coalición de gobierno. También forman parte de esta coalición los grupos políticos ligados a los grupos cristianos, el MIRA y Colombia Justa Libres. También se declaró Partido de gobierno la Alianza Social Independiente, ASI. Esta coalición podría contar con escasas mayorías en el Senado de la República con 54 votos de un total de 107 senadores. Los partidos declarados independientes y en oposición sumarían 53 senadores. Una situación similar se presenta en la Cámara de Representantes.

 

Como partidos independientes se declararon el Partido Cambio Radical orientado por el exvicepresidente Germán Vargas Lleras y el Partido Liberal orientado por el expresidente César Gaviria. Y como partidos de la oposición se declararon el Partido Alianza Verde, el Polo Democrático, y los partidos que impulsaron la candidatura de Gustavo Petro, tales como la Unión Patriótica, La lista de los decentes y Fuerza Ciudadana.

 

Una coalición frágil para gobernar

 

La situación a la cual ha llegado el gobierno es producto de sus propias estrategias políticas. Ganadores en la primera vuelta presidencial con la fórmula Iván Duque Márquez y Marta Lucía Ramírez para la segunda vuelta no promovieron ninguna coalición programática sino que lo que buscaron, ante la amenaza de la candidatura de la izquierda representada en Gustavo Petro, fue la adhesión incondicional de todo el establecimiento político tradicional y lo lograron. Fue así como César Gaviria a pesar de la oposición de un sector amplio de su partido anunció el respaldo al candidato de la derecha también hizo lo propio Germán Vargas Lleras y en el Partido de la Unidad Nacional, afecto al saliente gobierno de Santos como se ha dicho, se dejó en libertad a sus militantes y parlamentarios para que ellos decidieran. La mayoría adhirió desde entonces a Iván Duque sin ningún acuerdo programático.

 

Instalado el gobierno el pasado 7 de agosto Duque conformó un gabinete afecto a Uribe. Nombró en el gobierno a cuatro ministros de las entrañas de Uribe, se dice que fue el propio Uribe el que los nombró. En la cartera del interior nombró a Nancy Patricia Gutiérrez, en Hacienda a Alberto Carrasquilla, en Defensa a Guillermo Botero y en Trabajo a Alicia Arango, los cuatro son uribistas pura sangre. Alicia Arango ha afirmado que Duque es el presidente pero que el jefe es Álvaro Uribe. También nombró en Relaciones Exteriores a otro militante del Centro Democrático que incluso había competido con él por la candidatura de dicho partido, Carlos Holmes Trujillo.

 

El resto de los ministerios los entregó a los gremios de los empresarios en lo que hemos dado en llamar un gobierno neocorporativo. Busca la legitimidad del mismo gobierno no en una amplia coalición político-partidista sino en una base político gremial estrechando las relaciones con los grandes gremios empresariales que lo apoyaron abiertamente en la campaña electoral. Frente a la opinión pública este gabinete se vende como un gabinete técnico alejado de las componendas politiqueras. Una lectura política muestra sin embargo que desde el punto de vista político se trata de un gabinete que solo ha dado representación política al Partido Centro Democrático, al Partido Conservador que es el partido de su vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez y a los gremios empresariales. En cargos de segundo nivel ha dado representación a otros partidos de la coalición de Gobierno como al Mira a quien dio un viceministerio del Trabajo nombrando a Carlos Alberto Baena.

 

Esta realidad política y esta estrategia fue la que movió la decisión política sobre todo de dos socios con los cuales Duque contaba para construir sólidas mayorías parlamentarias. Al no ser llamados al gobierno en sus más altos cargos de representación política el Partido Cambio Radical y el Partido Liberal decidieron declararse en independencia frente al gobierno lo cual legalmente significa que durante los cuatro años del gobierno no ocuparan altos cargos en representación de sus respectivos partidos y que sus militantes no podrán hacerlo a no ser que renuncien y solo podrían llegar al alto gobierno seis meses después. Ambos partidos han señalado que respaldarán los proyectos del gobierno que juzguen convenientes para el país y con los cuáles estén de acuerdo por su convicción programática.

 

La lectura que se desprende desde el ámbito político es bien distinta. Hay un distanciamiento puesto que Duque no satisfizo sus ambiciones burocráticas y clientelistas. Pero además porque el gobierno recién posesionado no contaba con una sólida propuesta programática puesto que durante seis años ejerció una oposición obstruccionista plagada de ataques infundados al Gobierno de Santos y principalmente al eje central de ese gobierno que era el de lograr un proceso de desarme de las guerrillas principalmente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP al cual se opusieron de manera desleal y radical. Ahora en el Gobierno, Duque promueve un gaseoso Acuerdo por Colombia. Lo único real de ese acuerdo lo vino a poner la consulta anticorrupción que busca construir un amplio consenso político sin exclusiones para lograr un paquete de proyectos que trasladen el mandato político de los 11.7 millones de Colombianos que votaron la consulta anticorrupción al Congreso de la República para que allí sea aprobado. La excusa para no ir a la coalición de Gobierno por parte de los liberales y de cambio radical es precisamente que no hay una apuesta programática por parte del gobierno de Duque y por tanto mantendrán una independencia del gobierno.

 

Pero la situación es aún más complicada para el gobierno de Duque puesto que la escasa mayoría podría convertirse en minoría si  los 16 parlamentarios de la Unidad Nacional que votaron por mantenerse independientes y que perdieron en la elección interna, deciden como han anunciado separarse de dicho partido escindiéndose del mismo lo cual es muy probable con lo cual la coalición de gobierno quedaría en minoría en el Senado de la República donde independientes y oposición sumarian 59 senadores dejando a la coalición del gobierno en minoría.

 

Hay razones de peso para pensar que eso puede llegar a suceder puesto que de persistir el gobierno de Duque en reformas sustanciales a los Acuerdos de Paz los seis senadores que son parte del partido de la Unidad Nacional han señalado que se opondrán a dichas modificaciones y han anunciado además que no respaldarán el proyecto de reforma que busca gravar con una tasa del 19% del Impuesto a las Ventas a los productos básicos de la canasta familiar y rebajar los impuestos a los grandes empresarios. Razones hay entonces para pensar que pese a las promesas de Duque de no repartir beneficios burocráticos y partidas presupuestales para que los parlamentarios aprueben en el Congreso sus proyectos, el gobierno tenga que comenzar a ceder en esa estrategia. Los disidentes del Partido de la Unidad Nacional han señalado que tanto la ministra del interior, Nancy Patricia Gutiérrez como el consejero presidencial para los asuntos políticos, Jaime Amín, ofrecieron mantener a los parlamentarios las cuotas de poder en los segundos niveles del gobierno nacional y en las entidades nacionales que tienen agencias regionales, con lo cual habrían logrado el apoyo mayoritario de la bancada de dicho partido para que ingresara a la Coalición de Gobierno.

 

Así las cosas el gobierno no tiene las mejores condiciones para avanzar en su agenda de extrema derecha. Si quiere avances en sus propósitos deberá construir una agenda negociada, darle contenido al llamado Acuerdo por Colombia o ceder a los apetitos burocráticos y de recursos públicos para consolidar unas mayorías parlamentarias. Este segundo camino es rechazado tanto por la oposición como por las nuevas ciudadanías que se han expresado tanto en las elecciones recientes como en la consulta anticorrupción en donde si bien no logró pasar el umbral para hacer vinculantes los siete mandatos su importante votación se convirtió en un mandato político que nadie en la clase política quiere desconocer comenzando por el presidente, Iván Duque.

 

Bogotá septiembre 6 de 2018.   

 

Pedro Santana Rodríguez

Director Revista Sur

 

https://www.alainet.org/de/node/195176
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