Charada de El País

29/05/2017
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Sería de gran interés para la sociedad si alguien, dotado de competencia y libertad, pudiera estudiar y publicar la posición que El País viene manifestando con relación a la revolución chavista desde el 2015, por ejemplo.

 

En su editorial de hoy, 25 de mayo, El País traspasa las líneas rojas de lo que debe ser una información mínimamente decente.

 

Lo cual no deja de sorprender si se repara en la astucia que El País reserva para aparecer como defensor de las grandes causas, al mismo tiempo que destruye a quien considera enemigo. Lectores de talla corriente podemos descubrir esta su indisimulada parcialidad. Ella misma se pone al descubierto. Y se presta a que lo hagamos lacónicamente.

 

La primera línea roja que todos los venezolanos debieran cuidar hoy es la de no dejarse pisar por la la arremetida brutal – legalmente disfrazada- del imperio USA. Ahí, no se trata de diferencias entre unos y otros venezolanos, que las hay, sino de la pretensión del imperio USA, –autorevelada en el Destino Manifiesto- de invadir, explotar y apoderarse de Venezuela, hoy bloqueada por la revolución chavista, que además es un mal ejemplo, baluarte de cohesión y emancipación para otras naciones de la Patria Grande. Frente al mayor peligro, la consigna para los venezolanos no puede ser otra: no, todos a una.

 

Desde esta premisa se puede entender todo el ataque desplegado por una minoría interna adinerada, que por encima del bien de la patria, coincide con el invasor en la defensa de su riqueza acumulada.

 

El carácter democrático de la revolución chavista está internacionalmente acreditado, como lo están los cambios y logros espectaculares alcanzados en tan pocos años, reconocidos por organismos oficiales.

 

Pero cuando se trata de intereses, la mentira y la manipulación se vuelven para muchos en moneda corriente.

 

Nunca los entusiastas defensores de la verdad, libertad, democracia y derechos humanos han mencionado siquiera uno de los logros de la revolución chavista y sí creado y abultado los desastres, -¡ anteriormente inexistentes!-, del caos económico, del desabastecimiento, de la falta de libertad, de la represión violenta, del encarcelamiento de presos políticos, - algunos superhéroes- , con Leopoldo López a la cabeza,…

 

Claro que hoy las cosas se saben, aunque no salgan en los grandes medios, y se sabe por qué en ocasiones se silencia la deliberada agresión yanqui.

 

Quizás una clave, respecto al silencio envilecedor o el grito liberador, esté en conocer, el nuevo accionarado de PRISA.

 

En él destaca:

-El sultán catarí Ghanim Al Hodaifi Al Kuwati, que le inyectó 75 millones de euros, consiguiendo el 10% de las acciones.

-El banco británico HSBC (9,6% de las acciones).

-El empresario mejicano Roberto Alcántara (9,3% de las acciones).

-Caixabank (9%).

-Banco Santander (4,6%).

-Telefónica (4,5%).

 

Esta financiación reforzó el enorme sesgo neoliberal del rotativo El País.

 

No sé si después de tanto clamar para que cese la deriva catastrófica del malhadado presidente Maduro, y renazca la protesta solidaria de todos, Venezuela regresará al círculo de la naciones libres y demócratas, y acabaremos fijando los ojos en otros países liberados y felices (Honduras, Haití, Paraguay, Colombia,…) subordinados a USA.

 

Irónicamente podemos comentar para los que piensan que “al imperio norteamericano no le importa Venezuela sino en cuanto la puede ayudar a vivir mejor, con mayor justicia y libertad. Cierto que la tiene cercada con más de 20 bases militares, pero eso es por si se le ocurre atacar a EE.UU, que por algo el presidente Obama la señaló como amenaza para su seguridad. Si USA fuera codicioso se lanzarían a conquistar la mayor reserva de petróleo almacenada en el Orinoco de Venezuela, pero la historia demuestra que el imperio USA se liberó hace tiempo de tan bochornosos delirios…”

 

Para El País, el presidente Maduro, elegido democráticamente, representa un proyecto inconstitucional, arbitrario y golpista, y no se le ocurre otra alternativa que la de “disolver la única institución con legitimidad democrática que queda en el país: la Asamblea nacional. Incluso para aquellos que sostienen a Maduro, su intento de acabar con la Asamblea debería ser una línea roja inaceptable”.

 

Ya ha quedado dicho cuál debería ser para todos los venezolanos la línea roja inaceptable (que por cierto, El País, nunca la menciona).

 

Y el presidente Maduro, también esta vez, ha sido fiel a la Constitución que en el Artículo 349 dice: “La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrá hacerla:

.El Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros;

.La Asamblea Nacional, mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes;

. Los Consejos Municipales en cabildos, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos;

. Y el quince por ciento de los electores inscritos y electoras en el registro electoral”.

 

La lectura del artículo 349 es clara, y es enteramente legítima la iniciativa del presidente. Pero ya saldrán, si no han salido ya, expertos que sabrán buscarle una lectura democrática, que diga que el decreto del presidente es inconstitucional.

 

Benjamín Forcano es teólogo

 

https://www.alainet.org/de/node/185753?language=es
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