El uso político de las encuestas en Colombia

11/04/2017
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“Posverdad” fue una de las palabras más escuchadas en Colombia a finales del 2016,  a raíz de los inesperados resultados negativos del plebiscito por la paz en el cual los medios de comunicación y las encuestas jugaron un papel central. Los multimedios alentaron el voto por el No y las encuestas relajaron a los promotores de Sí, quienes despertaron después de la derrota y salieron por millones a las calles de todo el país exigiendo la paz.

 

Por supuesto, las encuestas como instrumentos estadísticos no son las responsables, pueden considerarse una herramienta técnica de ayuda para construir estrategias de campaña. Otra cosa son las empresas encuestadoras y los medios de comunicación, quienes cargan con mucha responsabilidad en la manipulación de las preguntas y en la utilización amañada de los resultados estadísticos. En favor de los empresarios, la prensa y las encuestadoras utilizan las encuestas para iniciar conflictos entre candidaturas, valoran o descalifican candidatos, visibilizan o tergiversan los resultados, como estrategia para edificar una preverdad con el objetivo de influir en el comportamiento del electorado. Se avecina una nueva campaña electoral para elegir presidente y parlamentarios, y todo indica que se ha iniciado un nuevo escenario de manipulación mediática del electorado, como se sostendrá a continuación.

 

Las encuestadoras y los multimedia están a todo vapor haciendo estudios, en menos de dos meses se publicaron tres sondeos de opinión sobre las posibilidades de algunas candidaturas para las próximas elecciones del 2018, haciendo visibles algunos nombres y desinflando otros. Estamos hablando de los trabajos demoscópicos de Datexco-Opinómetro publicados el 7 de febrero y el 3 de abril (contratadas por El Tiempo y W-Radio- Grupo Sarmiento Angulo)[1] y uno publicado el 24 de marzo por Polimétrica, realizado por petición de Caracol Radio (propiedad del grupo Prisa) y Red Más Noticias (Claro-Carlos Slim) en alianza con Cifras & Conceptos[2].

 

Estos sondeos de opinión centran su atención en una extensa lista de nombres, algunos sin ninguna posibilidad de competir por la presidencia, además de preguntar de forma dispersa por otros temas, volviéndolas farragosas. Para recoger los datos Datexco-Opinómetro (febrero y abril) utilizó encuestas telefónicas a 900 personas con preguntas cerradas y Publimetro (marzo) realizó grupos focales a 1700 personas contratadas para participar de la muestra. Indagaron sobre muchos aspectos como la imagen presidencial, los problemas más sentidos por la ciudadanía y los escándalos de corrupción, sobre los cuales la prensa no ha reportado ningún análisis de fondo, aunque los resultados de los sondeos indican que las principales preocupaciones de la ciudadanía dan cuenta de un demanda de cambios en el modelo de salud, en el modelo educativo, en la estructura del mercado de trabajo y que las percepciones mayoritarias sobre el futuro del país son altamente pesimistas.

 

Las muestras de Datexco-Opinómetro de febrero y abril indagan sobre la gestión del gobierno, con preguntas genéricas sobre el manejo de la problemática de la salud, la educación, las fuerzas militares, sin mencionar cuáles son los desagregados de esas problemáticas, no queda claro si la gente está en contra del modelo neoliberal de salud, educación, etc., o si pretende un cambio de modelo (ver los resultados[3]). En la encuesta de Publimetro realizada en marzo, el 45% de los encuestados no respondió o no sabe por quién votará. ¿Es posible asegurar tendencias electorales con esas generalidades y niveles de indecisión?

 

A todas luces estos sondeos son prematuros para definir la tendencia electoral del 2018, aunque son publicados e interpretados por los editorialistas de multimedios con la clara orientación de configurar la opinión. Quieren, por ejemplo, perfilar a Germán Vargas Lleras (ex vicepresidente de Juan Manuel Santos) como el más firme sucesor presidencial; también pretenden alentar una disputa entre Gustavo Petro (progresistas) y Claudia López (A. Verde) que termine en una polarización excluyente de otros candidatos alternativos; y de paso, desinflar la idea de un gobierno de transición, diluyendo entre la extensa lista de personajes encuestados los nombres de Humberto de la Calle (Liberal), Clara López (Polo Democrático), Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano) y  Piedad Córdoba (Poder Ciudadano).

 

La prensa también ha ocultado algunos datos: no muestra que Carlos Holmes Trujillo e Oscar Iván Zuluaga –candidatos uribistas- sólo registran el 1% de favorabilidad y que cerca del 66% del electorado los desconoce, tampoco dicen que más de dos tercios de quienes dicen conocerlos, tienen una mala imagen de ellos. No se comenta que el 39% de los encuestados no se identifica con ninguna de las fuerzas políticas con representación parlamentaria, que los partidos políticos y el Congreso están pesimamente valorados, que Claudia López es desconocida por el 38% de los encuestados, ni que un tercio de quienes la conocen tiene una imagen desfavorable de ella. Tampoco se menciona que a Sergio Fajardo lo desconoce el 39% de los electores y a Jorge Robledo (Polo Democrático) el 52%.

 

Los resultados antes mencionados no explican por qué algunos medios de comunicación dan como gran ganadora de las encuestas a Claudia López y anuncian como exitosa la alianza con Jorge Robledo[4]. Es notoria la pretensión de posicionar la candidatura de Claudia López a nombre de la “moderación”, intentando -una vez más- imponer el deseo de Antonio Navarro Wolf (A.Verde-M19), de promover una tendencia política descolorida que encaje con las necesidades del poder y aplastar cualquier posibilidad de un proyecto electoral deliberativo y antineoliberal. Agrandada por los medios, Claudia López ha salido a decir que al país no le conviene una candidatura en coalición de las izquierdas[5], cerrando el diálogo con sectores políticos y sociales emergentes en el contexto de la paz.

 

Por otro lado, los sondeos en cuestión no indagan sobre la polarización que vive el país en torno a la paz, aunque sea un asunto de enorme trascendencia; no preguntan sobre cómo ve la ciudadanía el cumplimiento de los acuerdos por parte de las FARC, y de una manera muy profesional, esconden la propuesta en debate sobre la necesidad de un gobierno de transición que implemente y consolide la paz.

 

Relegan a un lugar muy secundario a Humberto de la Calle, aunque tiene un reconocimiento del 66% y una imagen favorable similar a la de Germán Vargas Lleras. Los multimedios minimizan los resultados de Publimetro, en los cuales Clara López del Polo Democrático es la mujer de mejor imagen entre las candidatas (42%), y Piedad Córdoba la candidata más reconocida por los encuestados (75%), datos fundamentales en la elaboración de una estrategia de campaña.

 

Estas encuestas contienen datos sobre el uribismo que los medios concentrados no ponen en sus primeras páginas. Los candidatos que se postulan son unos completos desconocidos para el país: a María Guerra la desconoce el 88%, a Iván Duque lo desconoce el 77%, a Paloma Valencia el 69%, y sobre ellos no se emiten juicios descalificativos, ni se les decreta la incapacidad electoral. Tampoco nos dice la encuesta que el Partido Conservador tiene un electorado fidelizado –cercano al 20%- que les vota con recurrencia y disciplina cada cuatro años, por lo cual no es real que Alejandro Ordoñez y Martha Lucia Ramírez tendrán un papel relegado en las elecciones. Desconocerlos fue un grave error en las encuestas previas al plebiscito que no midieron el voto conservador por el No.

 

Los énfasis de la prensa, la estructura de las preguntas de las encuestas y los temas ocultos, parecen una estrategia de las empresas mediáticas para posicionar las candidaturas amigas del modelo neoliberal actual e impedir a toda costa una candidatura transversal, amplia, incluyente y que descomprima la polarización promovida por los sectores anti-paz. El filo de estas encuestas es punzante, en especial en manos de empresas con tantos intereses como los medios de propiedad del Grupo Prisa, del magnate mexicano Carlos Slim, y del empresario colombiano Luis Carlos Sarmiento. La manipulación evidente de los resultados indica que están orientados a construir una realidad/opinión que obligue a algunas propuestas políticas anexarse a las candidaturas preformadas por los medios. ¿Estamos asistiendo en vivo y en directo a la construcción de una preverdad electoral?

 

En definitiva, el manejo mediático de estas encuestas oscurece el panorama político, aunque permite ver algunos intereses y la estrategia que buscan algunos grupos económicos y sus candidaturas. Pretenden formatear la campaña de tal manera que se posicione Germán Vargas Lleras como opción en un ambiente polarizado con el uribismo y se aliente una dócil contienda liderada por los “moderados con el modelo”: Claudia López/Antonio Navarro/Jorge Robledo, que no ponga en cuestión el modelo económico y pueda orientar la votación hacía la continuidad del régimen político.

 

Ensayan configurar un sistema electoral con tan sólo tres ofertas políticas -que tengan capacidad mediática de competir-: una oferta de derechas encabezada por el Partido de Vargas Lleras -Cambio Radical- que arrastre a la actual coalición de gobierno; otra que reúna a todos los grupos ultraconservadores alrededor del uribismo; y una oferta moderada a la medida del “modelo” dirigida por el Partido Verde, que deje por fuera la opción del gobierno de transición y arrincone a las izquierdas. Por ahora es tan sólo una intención, ojalá alguien pueda cambiar el rumbo de ese “estado de opinión” que está creando la preverdad de la política mediática.

 

 

Notas

 

[1]http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/intencion-de-voto-para-las-elecciones-a-la-presidencia-en-colombia-34111

 

[2]http://cr00.epimg.net/descargables/2017/03/24/e219a8e171dce5b9080dfff13b319edf.pdf

 

[3] http://www.eltiempo.com/contenido/politica/partidos-politicos/ARCHIVO/ARCHIVO-16812577-0.pdf  ; http://images.etn.eltiempo.digital/uploads/files/2017/04/04/Encuesta%20Pulso%20Pais.pdf y http://cr00.epimg.net/descargables/2017/03/24/e219a8e171dce5b9080dfff13b319edf.pdf

 

[4]http://caracol.com.co/radio/2017/03/24/politica/1490322556_207757.html

 

[5]http://caracol.com.co/radio/2017/03/24/politica/1490373544_989057.html

 

 

Javier Calderón Castillo

Investigador CELAG

 

Fuente: http://www.celag.org/el-uso-politico-de-las-encuestas-en-colombia/

 

 

https://www.alainet.org/de/node/184722
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