¿Qué rumbo para la educación local y regional? (I)
- Opinión
1ª parte
Los empeños por la formación educativa para la vida en México –claramente extensible a la Región- vienen de múltiples esfuerzos realizados por eminentes pedagogos en el discurrir de los tiempos, quienes construyen teorías y prueban metodologías de la enseñanza, ya sea aprovechando avances en el Planeta o creando e innovando en función de realidades complejas que se dan en nuestros pueblos y cuya similitud está ampliamente documentada.
Esto se presenta urgente en la coyuntura, porque hay que afrontar nuevas circunstancias que nos impactan y para las que debemos prepararnos en el terreno educativo. Está visto que “No tenemos un mundo multipolar, sino uno caótico,” expresó el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, al referirse a la exigencia de culminar los conflictos de Siria e Irak. Hay ausencia de una estrategia que ataque las causas de los conflictos e impulse una paz sostenible. "La paz solo es posible cuando ninguna de las partes del conflicto se cree capaz de ganar". Ver: http://www.hispantv.com/noticias/siria/333563/guterres-onu-crisis-solucion-daesh-conferencia-munich?fb_comment_id=955313484568247_955318911234371#f1a68bda8957d2c
Sin duda que el pacto con el multilateralismo como requisito de paz -con la ONU como columna esencial del sistema- es ruta cierta. Para ello la cooperación interregional es ineludible si se decide avanzar hacia un desarrollo mundial sustentable. El Planeta está urgido de caminar con paso firme hacia una mudanza cognitiva, evaluable con la evolución general del orden mundial vigente y por construirse. Está visto que ninguna potencia o imperio, ni un conjunto de ellos, pueden enfrentar problemas regionales si excluyen a interesados en ellos.
El campo complicado de las finanzas es el más visible. La moneda está desequilibrada, afectando seriamente el patrimonio familiar que pierde, día a día, capacidad de atención a los requerimientos sociales, haciendo insuficientes las garantías de sostenimiento. Por otro lado, prosigue y aumenta la prosperidad individualista y de pequeños grupos, ligados a los grandes intereses mundiales. Así: E.U. los sustenta en la fabricación de armas; Alemania encabeza con maniobras financieras; China confía en su producción-comercialización y Japón se mantiene en sus inventos. En tanto los BRICS persisten en su búsqueda de un nuevo orden mundial.
¿Cómo es posible evitar la inflación? ¿Cómo superar el hambre planetaria? Lo más fácil sigue siendo la guerra como salida, pero siempre acarrea más infortunio, agravio y resentimiento en pueblos y comunidades. Así se devoran los recursos naturales de nuestros pueblos originarios y de países enteros. Pronto vendrán a Latinoamérica y el Caribe por el agua, como llegaron, hace tiempo, por el petróleo y las riquezas naturales. A partir de la segunda mitad del siglo XX, el consumo de agua en países industrializados se multiplicó por cinco y la Organización Meteorológica Mundial calcula que hacia el 2025 dos tercios de la humanidad vivirá en “Estrés hídrico” (Sempere y Riechman, 2004). Ver: http://hernandouribecastro.blogspot.mx/2017_02_01_archive.html
Los mínimos de bienestar para los habitantes de la Tierra, están sepultados. Solo los pueblos progresistas se esfuerzan y logran avances en la atención a necesidades alimenticias y de otro tipo para los trabajadores, atienden los servicios sociales y buscan la equitativa distribución de los ingresos. El resto no encuentran la ruta al depender de las decisiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial.
Proceso educativo que no considere tales situaciones de la vida global y particular de cada nación o pueblo, estará preparando –como hasta ahora- amanuenses para el servicio a los intereses del capital transnacional, acotando el conocimiento impartido, soslayando la comunicación de los aconteceres locales y mundiales, cerrando la puerta a la creatividad que es esencial en el proceso de formación de un ser humano integral y, por lo mismo, alejando las perspectivas de llegar a la cooperación entre habitantes de un lugar, para después generalizarla al país, región o Planeta. Solo se asume una despiadada competencia que evita la convivencia necesaria para construir un mundo de paz.
Por ahora, el odio crece y se enseñorea en el mundo. Son patentes las discriminaciones contra latinos, afro-descendientes, nordesticos, indígenas, mujeres, LGBT y miembros de partidos progresistas. Ocurre lo mismo con refugiados e inmigrantes rechazados en la CE, así como con las autoritarias formas del presidente Trump contra inmigrantes musulmanes. Todas esas acciones que se dan por el Planeta, están desmembrando el tejido social, necesario tanto para la convivencia local, como nacional e internacional.
La convivencia es esencial para nuestra naturaleza humana. Nosotros somos gregarios. No existimos, coexistimos; no vivimos, convivimos. Cuando tales relaciones se laceran, surge en la sociedad lo inhumano y violento que signa desde siempre a la civilización occidental, hoy en un tobogán de decadencia. Destruyeron nuestras culturas ancestrales, cuya violencia y crueldad tenía explicaciones religiosas y nos implantaron una religión de amor, basada en la fuerza de las armas y el miedo al pecado, para su conocimiento y avance social.
La cultura financiera, globalizada, no aporta estímulos para superar el individualismo y la competencia feroz, a fin de que cultivemos el nosotros, tan caro a la convivencia. El yoismo individualista sin argumentos cubre todos los terrenos de la actividad humana. La gesticulación máxima de tal individualismo colectivo es la expresión de Trump: “en primer lugar E.U.”, o sea “sólo E.U.” Ver: http://www.elnuevoherald.com/noticias/estados-unidos/article127800684.html
Tarea primordial del hoy y hasta su logro, será emancipar la convivencia de todos con todos los que ocupamos la Casa Común. Tenemos ante todo un origen y nuestro destino solo puede avanzar de forma común. Divididos los países y discriminados los pueblos, seguiremos transitando una senda funesta para los seres vivos –humanos entre ellos- y para la existencia de la Tierra que de cualesquiera maneras es nuestra Casa Común.
De allí la emergencia con faroles rojos, para impulsar una concepción de humanidad colaborativa, en que la convivencia sea el camino a recorrer juntos, basados en el conocimiento, creación, creatividad y cooperación para una vida con satisfactores puntuales de los requerimientos mínimos, que cubran a todos los habitantes de un pueblo, comunidad o nación. La sumatoria de ellos dará por resultado un Planeta empeñado en sobrevivir, aprovechando respetuosamente los bienes de la naturaleza y los derechos y deberes que signan a los pueblos originarios, poseedores de la riqueza del suelo y subsuelo terráqueos. La actividad productiva en colaboración –no en competencia- será base para tales logros.
Llegar a ello requiere de gobiernos que interpreten cabalmente las necesidades actuales y futuras de sus representados. Pocos gobiernos –en especial los progresistas- avanzan en esos senderos de paz y prosperidad. Pero llegando los tiempos electorales son presa de la intencionalidad característica de los imperios, que dominan la elección en connivencia con los capitalistas criollos, mediante la compra fraudulenta del voto, ofreciendo mejores condiciones futuras a las que se logran, con grandes esfuerzos y transparencia, por los gobiernos emanados de una votación masiva. El “efecto rebaño” hace presa de esas poblaciones a las que las luces de la educación aún llegan a cuenta gotas y no revisada con los criterios coincidentes con las necesidades para seguir creciendo en libertad.
¿Qué es la convivencia? La palabra contiene su significado: es convivir, conducir la vida junto a otros, concurriendo dinámicamente en la existencia de ellos, de sus luchas, avances y retrocesos. Allí se da el aprendizaje como arquitectura colectiva del saber, de la visión del mundo, de valores que ordenan la vida y dan apertura a utopías que nutren de esperanzas y a veces de éxitos, el futuro humano.
La convivencia respeta y cobija diferencias. Las deja ser distintas y así vivir con ellas. Relativiza pero no dramatiza las diferencias, favoreciendo aspectos comunes para que tiendan a una convivencia pacífica, que mantenga en niveles negociados las tensiones, producto de las genuinas discrepancias. Así, la convivencia trasciende la dimensión humana, elevándose a la terrenal. Podrá transformar la geo-sociedad en un espacio humanizado, abierto hacia arriba y hacia delante, para darle valores que sustenten la alegría de vivir volviéndola cósmica.
Los procesos educativos regionales y sus aplicaciones estatales: ¿Podrán ser considerados seriamente como formadores de las mujeres y hombres que necesita cada país para enfrentar, con éxito, la coyuntura internacional y regional, en camino a mejorar los niveles de vida de su población? ¿Son solamente acomodos de los grupos en el poder para sustentar la entrega de los recursos naturales y la soberanía nacional en manos transnacionales?
En la región, Paulo Freire ((Recife, Pernambuco, 19-Sep.-1921; São Paulo, 2-mayo-1997) parte de la convicción de que la división maestro-alumno no es originaria. Originaria es la comunidad en proceso de aprendizaje permanente, independiente, colectivo y autónomo –lo denomina aprendiente- donde todos se relacionan y aprenden unos de otros, conviviendo y permutando saberes. Es medular el hálito comunitario y la convivencia igualitaria de todos los participantes. En un salón de clase o en una mesa de trabajo, todos disertan y se resuelve entre todos. ¿En esta ruta educativa nos estamos moviendo en la región Latinoamericana y Caribeña en general? (Continuará)
Puebla, Pue. 12-marzo-2017.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com
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