Venezuela: Ni amnesia, ni amnistía
- Opinión
El 29 de marzo la Asamblea Nacional de Venezuela –gobernada por la oposición desde las pasadas elecciones legislativas de 2015– ha aprobado la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional. El proyecto de ley ya había tenido su primer voto durante la Asamblea legislativa el pasado 16 de febrero y ahora se ha logrado obtener la aprobación de la Cámara Baja, no sin el rechazo de los legisladores del PSUV y con la intervención televisada del presidente Nicolás Maduro –mientras se mantenía el acalorado debate en el Congreso– manifestándose explícitamente en contra de la misma.
Vale aclarar que una vez que la Asamblea Nacional aprueba la Ley, el presidente Nicolás Maduro puede acudir al Tribunal Supremo de Justicia alegando la inconstitucionalidad de la misma[1].
De acuerdo a lo que se manifiesta en la fundamentación de la Ley “La amnistía es un instrumento absolutamente lícito desde el punto de vista constitucional que permite poner fin a la persecución y al castigo penal respecto de determinados delitos, con la finalidad de cerrar heridas políticas o sociales que dificultan la convivencia y de crear condiciones propicias para la participación de todos los sectores en los asuntos públicos”.[2] Resulta paradójico que la misma fundamentación que sostiene el proyecto de Ley se base en la promulgación de la reconciliación nacional y la pacificación social, cuando su objetivo final es obtener la libertad de Leopoldo López –líder de Voluntad Popular–, quien fuera hallado responsable de las guarimbas del año 2014 con un saldo de 43 muertos. Por dicha culpabilidad se lo ha sentenciado a 14 años de prisión.
La amnistía supone “perdón” y “olvido” de los delitos cometidos. En este sentido, desde el chavismo se sostuvo que la aprobación de dicha ley atenta contra la supuesta pacificación que se plantea desde la oposición. Según el Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Venezuela, Larry Devoe, la aprobación de dicha ley es un atentado a los Derechos Humanos debido a la posibilidad de liberar a los responsables de levantamientos en contra del orden democrático.[3]
En tanto que desde la oposición celebraron la aprobación de la ley, con un fuerte apoyo internacional –entre los que se cuentan el presidente en funciones de España, Mariano Rajoy, quien el 16 de febrero, a días que se votara en primer debate la ley, escribía en el diario El País: “Por ello, como todo demócrata, espero que salga adelante Ley de Amnistía que está impulsando la valiente Asamblea Nacional de Venezuela, a la que apoyo sin reservas”[4]. En tanto el titular de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, instó fuertemente al presidente de la República a que firme la Ley y se ponga en vigor, manifestando su total apoyo a la misma desde su cuenta de twitter y señaló la importancia de la ley para “el fortalecimiento de la democracia y la reconciliación”[5]. Todas acciones esperables de parte de personalidades y organismos que han demostrado en repetidas oportunidades su desprecio por las decisiones tomadas democráticamente por el pueblo venezolano. A esto se suman las críticas y peticiones desde Obama hasta Human Rights Watch, siempre dispuestos a dar batalla en Venezuela, en lugar de destinar sus energías a escenarios de violencia e ingobernabilidad como Centroamérica y México.
Lo interesante es que esta estrategia de la oposición venezolana parece generar tensiones en su interior, sin lograr un apoyo masivo, tal como lo especifica la prensa hegemónica: “a diferencia de Brasil, los recientes llamados de los sectores anti-Maduro a tomar las calles han generado una tímida participación”[6].
Por su parte, el presidente, Nicolás maduro indicó que llevará a cabo un referéndum para que sea la población venezolana la que decida qué hacer con la Ley, aunque aún no ha manifestado de qué modo lo llevará adelante. Lo que sí queda claro, es que la Ley de Amnistía abre la puerta a la continuidad del Golpe de Estado con el que viene amagando la derecha desde que inició la Revolución Bolivariana y que el presidente debe apelar a la democracia participativa y protagónica para que el pueblo decida qué presente quiere para Venezuela.
Sabrina Flax / CELAG
@sabrinaflax
Silvina Romano / CELAG
@silvinamceleste
Fuente: http://www.celag.org/venezuela-ni-amnesia-ni-amnistia-por-sabrina-flax-y-silvina-romano/
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