Berta, erguida y poderosa defensora de los ríos
- Opinión
Toda la semana venía pensando en mi columna de domingo, estaba decidida que hablaría del escaso valor que tienen en este mundo la vida de las mujeres. Pensaba hablar del espantoso crimen de las dos jóvenes argentinas que fueron asesinadas por hombres en el balneario de Montañitas en Ecuador, y como el hecho de que a los 20 años decidas vivir el sueño de recorrer lugares maravillosos en compañía de una amiga te hace culpable de tu propia muerte. Una vez más las preguntas no eran quiénes eran los asesinos de estas chicas, sino ¿por qué viajaban solas?, ¿por qué se arriesgaron a recorrer América Latina? Preguntas que esconden la idea perversa de que las mujeres tenemos la culpa de ser violadas o asesinadas, casi es la reproducción del génesis donde Eva es la culpable del pecado cometido por Adán.
Estaba indignada y quería ad portas del Día Internacional de la Mujer sacarme del pecho toda la mala sangre acumulada por ser mujer, aunque ame serlo, y por tanto para nuestras sociedades ser culpable de toda la violencia que recibimos a diario, desde la más imperceptible hasta la que nos mata.
Estaba en eso, cuando la noticia de la muerte de Berta Cáceres recibida el jueves en la mañana me sacó de cuadro. Recuerdo haberle preguntado unas cuatro veces a Ricardo, mi pareja y compañero de Berta en los Movimientos Sociales al Alba, cómo la mataron, negándome a creer que lo hicieron unos sujetos que entraron a su casa y la asesinaron a balazos. Como si volviéramos a los peores tiempos que vivieron nuestros pueblos, cuando quienes odiaban la vida mataban a diestra y siniestra sin tapujos y en total impunidad.
Berta, era una conocida líder hondureña con una trayectoria impresionante de defensa de los derechos humanos. Además era una mujer indígena del pueblo Lenca que denunció, con un coraje de excepción, los proyectos hidroeléctricos que amenazaban el medio ambiente y la vida de las personas de su territorio.
Berta sabía alzar la voz y denunciar lo que estaba mal. En uno de sus discursos, no dudó en señalar la depredación capitalista, racista y patriarcal como los principales problemas que enfrentamos como humanidad.
Su valentía y la consistencia de hacer lo que decía la llevaron hacer una compañera entrañable para muchos, pero también la puso en la mira de los que ostentan el poder en Honduras. Berta fue asesinada, a pesar de haber denunciado reiteradas veces amenazas de muerte y de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) haya dictado medidas cautelares para protegerla. La mataron porque no tenía ninguna protección ni seguridad en la vivienda en la que pernoctaba.
Los pueblos que aún buscan un mejor destino han perdido a una persona valiosísima, los ríos han perdido a su erguida y poderosa defensora. Termino con algunas de sus palabras que son casi un llamado después de su asesinato: “Despertemos, humanidad, ya no hay tiempo”.
Fuente: http://diariouno.pe/columna/berta-erguida-y-poderosa-defensora-de-los-rios/
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