Crisis y flexibilidad laboral
- Opinión
Antes de la Revolución Ciudadana, el subempleo promedio fue del 60% y el desempleo del 10%. Las décadas finales del siglo XX y el inicio del XXI galopaban hacia la pérdida de derechos sociales, por la flexibilidad laboral, la destrucción de la seguridad social, el deterioro de la educación, la atención médica y la vivienda, así como por la hegemonía de los intereses empresariales, la debilitación del sistema impositivo directo y el retiro del Estado.
Organizaciones como el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que integró a las tres centrales nacionales (Cedoc, CTE y CEOSL), carecían de presencia y solo las generaciones más viejas recordaban su antigua fuerza y las famosas ‘huelgas nacionales’.
Sin duda, Ecuador se transformó desde 2007, no solo porque mejoró el empleo y disminuyó el desempleo, sino porque el Estado recobró la capacidad de imponer políticas sociales.
Organizaciones de trabajadores como el FUT encontraron un espacio para recuperar presencia y hasta fuerza, porque las condiciones políticas también cambiaron con respecto al inmediato pasado empresarial y neoliberal.
Objetivamente, ha sido inédita la acción estatal en cuanto a valorar derechos sociales y laborales, así como en educación, salud pública y seguridad social, tanto como en el mejoramiento indudable de las condiciones de vida y de trabajo de la población, incluyendo las impactantes reducciones en la pobreza y en la inequidad, todo lo cual ha sido reconocido por la Cepal y el PNUD, pero incluso por el BM y hasta el FMI (http://goo.gl/V6n89U). Como siempre, la realidad es negada por los políticos, incluida la izquierda tradicional.
Sin embargo, de acuerdo con el INEC, la población económicamente activa (PEA) de Ecuador hoy es de 7,5 millones de personas, y a diciembre de 2015 el desempleo alcanzó un 4,77% a nivel nacional, el empleo inadecuado un 48,09% y el empleo adecuado el 46,5% (http://goo.gl/6VuYlt ). Además, entre 2009 y 2015 los promedios son: empleo adecuado un 45,23%, empleo inadecuado, 49,36% y desempleo, 4,57%.
Esto significa que todavía hay un problema estructural de empleo y desempleo no solucionado, pese a los avances. Pero el problema ha comenzado a agudizarse en la coyuntura de crisis económica que atraviesa toda América Latina y que también arrastra a Ecuador.
En ese contexto, las organizaciones de trabajadores aún no han sido capaces de generar propuestas concretas (el discurso de la ‘lucha’ y la ‘resistencia’ es caduco) para afrontar los problemas del empleo, que es algo que les compete como entidades clasistas. Pero desde el Estado tampoco se han generado los puentes institucionales para tratar esos temas con las organizaciones laborales.
Y hoy se evidencia que la necesidad de evitar la caída del empleo, y con ello la acumulación de reacciones sociales, ha ido de la mano de unas propuestas de ‘flexibilidad laboral’ que sobre todo han contentado a sectores empresariales mientras agudizan las tensiones con los trabajadores. Es un camino que contradice el espíritu de imponer el trabajo por encima del capital.
- Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. http://puce.the.pazymino.com
Publicado en El Telégrafo 22/2/2016
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