La visita de Raúl Castro a Francia el 1 de febrero de 2016 es una respuesta al viaje histórico de François Hollande a Cuba en mayo de 2015.

El 1 de febrero de 2016 Raúl Castró visita a su homólogo francés François Hollande [1]  Es la segunda vez que un presidente cubano realiza una visita oficial a Francia tras el famoso viaje de Fidel Castro en 1995, recibido entonces por François Mitterrand. Esta estancia de dos días contribuirá al fortalecimiento de la cooperación entre ambos países.

Según el Palacio del Elíseo, se trata de una “nueva etapa” que cimentará la relación franco-cubana [2].  Por su parte el ministerio cubano de Relaciones Exteriores confirmó el “excelente estado de los nexos bilaterales y el diálogo político”. “Francia es un importante socio para Cuba, con el cual mantenemos significativos vínculos de cooperación y entendimiento mutuo”, enfatizó el portavoz de la diplomacia cubana Rogelio Sierra.[3]

En mayo de 2015 François Hollande realizó una visita histórica a Cuba, siendo el primer presidente francés y el segundo presidente europeo (después de Chipre) en viajar a la isla.[4] Francia es consciente de la importancia política de Cuba, que goza de un gran prestigio en América Latina y es miembro de dos organismos de integración regional como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (33 países) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (13 naciones). En La Habana, François Hollande enfatizó la importancia de su viaje: “Venir a Cuba es venir a un país que representó para América Latina una forma de expresión, de reivindicación de la dignidad y de la independencia. Esto explica que desempeñe un papel importante en muchas mediaciones”.[5]

Desde su llegada al poder en 2012, François Hollande hizo de América Latina y de Cuba una prioridad. En enero de 2015 nombró a Jean-Pierre Bel, antiguo presidente del Senado y especialista en América Latina, Asesor Especial de la Presidencia de la República para América Latina. Jean-Pierre Bel ha desempeñado un papel esencial en el fortalecimiento de los nexos con la mayor isla del Caribe, consciente de que se trata de la puerta de entrada al continente latinoamericano, en un contexto marcado por el acercamiento entre Washington y La Habana.[6]

París indicó así la vía a seguir a la Unión Europea que sigue imponiendo la “posición común”, que constituye un obstáculo para la normalización de las relaciones entre Bruselas y La Habana, llamándola a adoptar un nuevo enfoque constructivo basado en intereses mutuos y a abandonar una política impuesta por Washington.[7]

Estados Unidos ha perdido parte de su influencia en la región y Francia puede desempeñar un papel importante reforzando la cooperación con los 33 países de América Latina y el Caribe. El continente alberga a una población superior a 600 millones de personas y representa un terreno de inversión favorable para las empresas francesas.

En diciembre de 2015 el Club de París, que preside el grupo de acreedores públicos, concluyó un acuerdo histórico con Cuba sobre la deuda externa, que no se pagaba desde los años 1980. Se cancelaron cerca de 4.000 de dólares de deuda que representan intereses de retraso y el importe final de 2.600 millones de dólares se pagará en un plazo de 18 años. Sobre este tema, François Hollande se implicó personalmente para conseguir el acuerdo, que ofrece “un marco de resolución definitiva y duradera [8]”, que normaliza las relaciones económicas y financieras con los países occidentales y estimulará las inversiones extranjeras en Cuba.[9]

Actualmente hay unas 60 empresas francesas en Cuba, entre ellas Pernod-Ricard que acaba de ganar una importante batalla contra la multinacional de ron Barcardí que usurpaba desde 1994 la marca Havana Club en el mercado estadounidense. En efecto, la Oficina de Marcas y Patentes de Estados Unidos decidió que Cuba es la legítima propietaria de la marca de ron más famosa del mundo. La isla delega la comercialización internacional de este producto a la empresa francesa de licores. Así Pernod-Ricard, que ha conseguido el registro de la patente, podrá vender el ron Havana Club en el mercado de Estados Unidos cuando se levanten las sanciones económicas.[10]

Por otra parte, en octubre de 2015, el ministerio francés de Educación Nacional firmó un plan de acción con el ministerio cubano de Educación Superior que facilita la cooperación y los intercambios entre los centros de enseñanza superior de ambos países. La ministra Najat Vallaud-Belkacem recibió a su homólogo cubano Rodolfo Alarcón Ortiz en París para formalizar el acuerdo, ilustrando así el excelente estado de los lazos bilaterales.[11]Este acuerdo se agrega a la inauguración de la nueva sede de la Alianza Francesa en La Habana en mayo de 2015 que permite reforzar la presencia del idioma, de la cultura y de los valores franceses en Cuba. La Alianza de la capital, que acoge a 10.000 alumnos, es una de las más importantes del mundo.[12]

El fortalecimiento de los lazos entre Francia y Cuba marca el comienzo de una nueva era. París muestra así que es posible mantener relaciones cordiales y fructíferas con La Habana basándolas en la igualdad soberana, la reciprocidad y la no injerencia en los asuntos internos.

 Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano. http://monthlyreview.org/books/pb4710/ Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr

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