A veces ocurren hechos que, aun cuando pasan en distintos lugares, tienen características comunes, o, cuando se comparan, revelan una claridad que no poseían por ocurrir aparte.

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Dos ejemplos vienen al caso: A) un joven, según el reportaje de la policía, es acribillado con repetidos tiros de bala, por el violento crimen de tener un cuchillo de tres pulgadas. ¿Su supuesta ofensa?  Asustar a un policía;  B) Un hombre cincuentón, armado como si estuviese yendo a la guerra, lleva su carro a una Clínica de Abortos en Colorado Springs, Colorado, y durante una hora desata una balacea, hiriendo a 9 y matando a 3 antes de satisfacer su rabieta  -- y aceptar ser arrestado.

Al ser arrestado este hombre, no es ni golpeado, ni pateado, ni sacudido, y mucho menos herido de bala.

Me estoy refiriendo, naturalmente, a los casos de Laquan McDonald, de17 años de edad, que vivía en Chicago, Illinois, y de Robert L Dear, de 59 años, de Colorado Springs, Colorado, donde está la Clínica de Paternidad Planeada.

Hay que decir que los hombres Negros reciben una atención desmedida cuando están en presencia de policías, tanto así que, como regla, los hombres Blancos se pierden en el anonimato de la normalidad, sin ser vistos, ni sujetos de sospecha – aún si están cargando arsenales de armas de fuego.

Otra vez, veamos el caso de Dear: él llevó su carro a la clínica, y enseguida llevó sus armas de fuego a las oficinas de Paternidad Planeada.

Un hombre, Dear, blanco – fue virtualmente invisible.

Otro hombre, McDonald, negro -- fue muy visible.

En casos como éstos, ambos caminos conducen al desastre.

11/30/15

--© ‘15maj

Traducción libre del inglés enviado por Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com, hecha en Refugio del Rio Grande, Texas.