El caso latinoamericano y caribeño

Los avatares del crecimiento y desarrollo político (II)

02/11/2015
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2ª parte

 

Decíamos que el imperio mayor trabaja en dos senderos fundamentales para acrecentar o al menos mantener posiciones hegemónicas en el subcontinente latinoamericano y caribeño. Una que aplica a Cuba en busca de una nueva manera de intentar socavar una revolución que lleva sesenta años en el poder, con una apertura aún no concretada para resarcirla de los sufrimientos de su pueblo -por 54 años de embargo económico, como vimos- que impide todavía las relaciones comerciales y financieras de empresas estadounidenses o dependientes de ellas, con la economía cubana.

 

El imperio no puede hacer a un lado la visión con que fue concebido y su misión de control de la vida y haciendas del Planeta, en particular su patio trasero –el subcontinente americano- en que viene practicando sus métodos para engullirse la riqueza que produce la humanidad. El Destino Manifiesto, considerado como divino, es el factótum de la acción estadounidense. El historiador John Fiske en 1885, nos recuerda que la superioridad de la raza anglosajona y sus instituciones, ofrecían un modelo único de “libertad y espiritualidad cristiana”; afirmaba: “Los anglosajones tienen en sus manos el destino de la humanidad y Estados Unidos es el centro de ese poder”. Ver: El Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe. http://www.eumed.net/rev/cccss/27/doctrina-moroe.html

 

De allí que no sea raro encontrar al imperio mayor, participando con violencia o astucia, con recursos financieros o militares, para encausar, en sentido favorable a sus intereses, los momentos de acomodo o conflicto al interior de los países –muchas veces provocados por intervenciones extrañas-. Precisemos, que los Estados Unidos se constituyeron en los mayores opositores al proceso revolucionario de Nicaragua que avanzaba a través del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) el que, al consolidarse en 1979, fue objeto de lucha ideológica entre los E.U. y la hoy extinta Unión Soviética (URSS). Fue campo de confrontación de la denominada “Guerra Fría” que terminó en sus formas esenciales, tras la caída del Muro de Berlín, el ocaso de la URSS y el encumbramiento del imperio mayor como eje de la vida planetaria (los 90 del siglo XX).

 

En el caso Nicaragüense, tras el triunfo del Movimiento Sandinista de Liberación Nacional, al presentarse la caída del apoyo soviético, los E.U. acentuaron su apoyo a la Contrainsurgencia (La Contra) dedicándose por todos los medios a socavar la “legitimidad” política del proceso revolucionario, utilizando la crítica de moda: ser de la línea comunista rusa. Preocupó al imperio la terminación de las guerras en Centroamérica, mediante los Acuerdos suscritos, formalizados en Guatemala, como Esquipulas I (1986 en que cinco presidentes centroamericanos inician el proceso de paz regional), Esquipulas II (1987, Paz Firme y Duradera) y Esquipulas III (1988 Jaque a la guerra). Así como el importante aporte político del denominado Grupo de Contadora (fundado en 1983) y conformado por Colombia, México, Panamá y Venezuela, en un momento en que el mundo se debatía en plena Guerra Fría y la presencia de Cuba en la región era relevante. Temía el imperio –y por ello vetó los acuerdos- la creación de un bastión “comunista” en la Región. Habían pasado ocho años de oposición sistemática de los Estados Unidos al régimen Sandinista de Daniel Ortega en Nicaragua.

 

Los Acuerdos firmados en Esquipulas, Guatemala, contaron con amplio apoyo planetario. Se definen a su favor: el Grupo de Contadora y de Lima, la Comunidad Económica Europea (CE), la Unión Soviética y Cuba, el Movimiento de los No Alineados, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Naciones Unidas (ONU) y un importante sector de congresistas norteamericanos, entre otros más que le dan el sentido mundial conocido.

 

El 19 de agosto de 1987, los cancilleres centroamericanos se reunieron en San Salvador para integrar la Comisión Ejecutiva que daría seguimiento a los acuerdos y el 22 del mismo mes, en Caracas, se conformó la Comisión Internacional de Verificación y Seguimiento. Para consolidar la paz, los cinco Estados centroamericanos solicitaron, tanto a gobiernos regionales como de otros lugares, cesar apoyos a grupos armados antigubernamentales; llamaron a un alto al fuego y se comprometieron a impedir el uso de sus territorios para acciones desestabilizadoras contra otros gobiernos. También se comprometieron a celebrar elecciones presidenciales, legislativas y municipales constitucionales, con observadores de organismos internacionales. Derogaron los estados de excepción, sitio o emergencia, para poner en plena vigencia las Constituciones Nacionales. Como parte del proceso se acordó emitir decretos de amnistía y un diálogo con la oposición política no armada. Esta fue la tarea de la Comisión Internacional de Verificación y Seguimiento que veló por el cumplimiento de la totalidad de los acuerdos de los cancilleres del Grupo de Contadora y los del Grupo de Apoyo, los secretarios generales o sus representantes en la OEA y ONU y los cancilleres centroamericanos, respectivamente. El remate fue crear una Comisión Nacional de Reconciliación, compuesta por: un representante del gobierno, uno de los partidos de oposición legalmente inscritos, un obispo católico y un ciudadano notable que no perteneciera al gobierno ni al partido del gobierno.

 

Julio Cortázar, entonces escritor de fama internacional expresó referente al Movimiento Sandinista: “Me muevo en el contexto de los procesos liberadores de Cuba y de Nicaragua, que conozco de cerca; si crítico, lo hago por esos procesos y no contra ellos; aquí se instala la diferencia con la crítica que los rechaza desde su base; aunque no siempre lo reconozca explícitamente. Esa base es casi siempre escamoteada; prácticamente no se niega nunca al socialismo como ideología válida; mientras que se denuncian y atacan vehementemente los frecuentes errores de su práctica”. https://www.google.com.mx/search?client=safari&rls=en&q=Julio+Cortaza+1984+y+el+Sandinismo&ie=UTF-8&oe=UTF-8&gfe_rd=cr&ei=KpY1VvCaH83R8AeS95zAAQ

 

Las consecuencias económicas para Centro América y su proceso de integración en el Sistema de Integración Centroamericano (SICA) y en particular en Nicaragua -una vez se “cierra” su conflicto interno- no son muy halagüeñas. En este sentido, Nicaragua vive una dinámica de exportación de sus productos no tradicionales y, con mayor énfasis en el sector agrícola. El país quedaba, en apariencia, libre de conflictos. Empero continuó la presión política externa de E.U., buscando y logrando cortarle relaciones con Rusia y Cuba, lo que le cierra puertas para proyectarse como país competitivo. La maquila, la migración y el turismo no contribuyen a la generación de riqueza para el largo plazo, alejando su viabilidad como nación progresista.

 

Uno de los mayores problemas centroamericanos es el déficit fiscal y los efectos de la deuda externa, contraída con la banca internacional, en especial, con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La deuda, por presión del FMI adquiere rango de política de Estado y medio para la recuperación de sus naciones. Sin embargo, los alientos hacia la institucionalización y competitividad han sido lentos e incompletos, con pocos logros en el SICA.

 

La entrada triunfal de las columnas guerrilleras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a Managua, el 19 de Julio de 1979, fue la culminación victoriosa de una corta pero sangrienta guerra civil. Al derrumbarse el Estado por el empuje de la revolución, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN) liquidó el Congreso Nacional, derogó la Constitución de 1974 y proclamó el “Estatuto Fundamental del Gobierno de Reconstrucción Nacional”, el 20 de Julio de 1979, disolviendo “la Corte Suprema de Justicia, Cortes de Apelaciones, Tribunal Superior del Trabajo y demás estructuras de poder somocista”; se declararon “inaplicables todas las disposiciones que se refieren al partido de la minoría en cualquier otra ley vigente”. Este “Estatuto Fundamental del Gobierno de Reconstrucción Nacional” fungió como Constitución provisional. (Continuará)

 

Puebla, Pue.1º-Noviembre-2015

 

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com

https://www.alainet.org/de/node/173391?language=es
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