Estados Unidos muy preocupado por la intervención rusa
- Opinión
La administración Obama está muy preocupada. En Siria las cosas marchan mucho mejor para el presidente Al Assad desde que Putin le dio una mano con su aviación. El terrorismo del Estado Islámico (ISIS), en declive, pero EE UU no lo festeja.
En 2013 el presidente norteamericano y sus aliados europeos, monarquías petroleras y Turquía, estuvieron a un tris de una intervención armada contra Siria. El argumento falaz era que Bashar al Assad había empleado armas químicas para repeler a la “oposición moderada” (léase oposición y terroristas de Al Qaeda y el Estado Islámico).
Esa invasión fue frenada por varios motivos, pero sobresalió el rol del presidente ruso, quien propuso a su par sirio entregar sus armas químicas a veedores internacionales para su destrucción. Así quitaba el argumento a los invasores que se estaban relamiendo por hacer otra Libia, cuando invadieron y asesinaron a Muammar Kadhafy.
Al Assad lo entendió y procedió de ese modo, con el aval de Moscú y Beijing, y con un rol no despreciable del Papa, también opuesto a una guerra imperial contra Damasco.
Desde entonces, despejado el cielo sirio de esos nubarrones, siguió adelante la guerra interior, también movida por Washington y la OTAN, Arabia Saudita, Emiratos, Qatar y la Turquía de Recep Erdogan. Desde 2011 esa coalición variopinta venía apoyando a organizaciones opuestas al presidente sirio. Y no es que se organizaran precisamente para ganarle las elecciones; lo suyo era la guerra civil agitando raídas banderas de la “primavera árabe”.
Los mascarones de proa eran, como copia de Libia, el Consejo Nacional Sirio, en lo político, y el Ejército Libre Sirio, creados ad hoc para recibir el apoyo político, mediático, armamentístico y sobre todo financiero del imperio. En esas aguas nadaban Al Qaeda con su brigada Al Nusra y el Estado Islámico, que fueron hegemonizando posiciones de la mal llamada “oposición”.
El mandatario sirio advirtió a las potencias intervinientes que estaban alimentando el terrorismo. Tenía razón. Cuando la Casa Blanca quiso acordarse, ya el califato era una realidad en parte de Irak y Siria, con acciones abominables y atentados terroristas en esos y varios países (el último en Turquía).
Desairado por los acontecimientos, Obama formó una coalición de 60 países para supuestamente atacar al Estado Islámico, con un núcleo duro de 10. Y en setiembre de 2014 empezó a bombardear posiciones en Irak y en Siria, en este caso sin autorización ni permiso de su gobierno legal. Simplemente le avisaron a la delegación siria en las Naciones Unidas que ellos habían decidido iniciar los bombardeos. Bien típico de los yanquis. El respeto a la soberanía de otros países, bien gracias...
Dos procederes distintos
En setiembre del año pasado, un comunicado del principal centro de mando estadounidense informaba que “las fuerzas militares de EE UU y las naciones aliadas, incluidos Bahrein, Jordania, Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, han llevado a cabo acciones militares contra los terroristas del Estado Islámico durante la noche, empleando cazabombarderos, bombarderos, aeronaves pilotadas a distancia y misiles de ataque a tierra Tomahawk para lanzar catorce ataques contra objetivos del Estado Islámico”. El Pentágono confirmaba que “los ataques han destruido o dañado múltiples objetivos del EI en las proximidades de las localidades de Raqqa, Deir al Zor, Al Haská y Abú Kamal”, todas en Siria.
Por el auge posterior que adquirió el terrorismo en territorio sirio e iraquí, cabe preguntarse si era cierto o no que los ataques norteamericanos hubieran existido y si fueron tan vigorosos. Más bien pareció una amplificación “para la tribuna”, para justificar la violenta e inconsulta incursión.
El gobierno ruso procedió de otro modo, opuesto por el vértice. Al Assad le pidió por favor que lo ayudara con su fuerza aérea y el aporte de algunos de sus navíos, para combatir al Estado Islámico. Damasco explicó que sus fuerzas de infantería y artillería iban a contraatacar a aquellas organizaciones terroristas. Se apoyaría en sus propias tropas, pero necesitaba los S-24 y S-25 rusos.
El Congreso ruso trató este pedido sirio y dio el visto bueno para que Putin concretara la respuesta. Recién allí partieron los aviones rusos de su base en la provincia siria de Latakia, cercana al Mediterráneo, y con apoyo naval desde Tartús, también en ese mar, para atacar los objetivos del Estado Islámico y la brigada Al Nusra.
Dos resultados diferentes
Mientras los norteamericanos y sus aliados atlantistas bombardeaban posiciones de esas dos agrupaciones terroristas en Irak y Siria, éstas seguían en vigoroso crecimiento.
Por ejemplo, en el primero de los países nombrados, pudieron mantener su control sobre Mosul, la segunda ciudad en importancia, y extenderse a otras localidades donde cometieron numerosas y gravísimas violaciones a los derechos humanos de yazidíes, kurdos, chiítas, cristianos, etc. Y otro tanto ocurrió con su expansión al interior de Siria, implantándose entre otros puntos en Palmira, donde hasta se dedicaron a demoler monumentos históricos patrimonios de la humanidad.
A la luz de esos resultados, a octubre de 2015 quedaba claro que la actividad norteamericana contra el ISIS era más bien inactividad, porque éste estaba más fuerte y extendido.
En cambio desde el inicio de las operaciones de los aviones rusos, hubo un reporte concreto sobre los lugares que bombardearon y los efectos que tuvieron en la fuerza del enemigo, sus instalaciones y equipos.
Por ejemplo, ayer el ministerio de Defensa ruso por medio de su vocero oficial, general Ígor Konashénkov, informó que “las Fuerzas Aéreas de Rusia han realizado en 24 horas un total de 33 vuelos de combate en los que han bombardeado a 49 objetivos en los territorios ocupados por Estado Islámico (EI) en las provincias sirias de Alepo, Damasco, Latakia, Hamá e Idlib”.
Dos puestos de mando, tres almacenes de municiones y armamentos y dos búnkeres subterráneos de diferentes grupos terroristas quedaron completamente destruidos. Asimismo, los bombardeos alcanzaron 32 posiciones de artillería y 9 de artillería fortificadas de los yihadistas.
Konashénkov declaró que como consecuencia de esas misiones se veía aliviada la situación en la provincia donde está ubicada la capital. “La certera utilización de la aviación de combate rusa en la provincia de Damasco ha provocado un cambio fundamental en la situación operacional en la región. Los militantes del Estado Islámico han experimentando una grave escasez de municiones y desertan masivamente de sus posiciones”, puntualizó.
En la primera semana de operaciones los rusos estimaron que habían puesto fuera de combate a 300 integrantes de las agrupaciones yihadistas.
Suponiendo que esos comunicados rusos estén un poco “inflados”, aún así la situación estaría demostrando que en quince días de operaciones ellos han hecho por Siria una mejor labor que en más de un año de los intervencionistas norteamericanos y aliados.
Temor a los rusos
El teatro de operaciones sirio se presenta muy adverso y complicado para la administración Obama en tres aspectos políticos y estratégicos.
Uno. Se está fortaleciendo el presidente Al Assad cuyas tropas de infantería y artillería han recuperado posiciones antes controladas o disputadas por el terrorismo. Ese fortalecimiento es político-diplomático pero también militar.
Dos. La política del gobierno ruso ha ganado prestigio a nivel regional e internacional, por su presta y eficiente ayuda a Damasco. Al jugar ese rol positivo, Putin viene aumentando la coordinación con los gobiernos de China, Irán, etc. Hasta algunas administraciones árabes que tienen hasta ahora un compromiso con Washington, tratan de no quedar malquistados con Moscú. Un ejemplo es el reciente viaje a esa capital del ministro de Defensa de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman.
Tres. Esta actuación rusa en Siria ha desconcertado al imperio por la rapidez de desplazamientos, eficacia logística y sobre todo modernidad de armamentos, que habían subestimado. Las armas rusas son de última generación y no tienen nada que envidiarles a las norteamericanas; en algunos casos hasta pueden ser superiores.
Ayer la agencia rusa RT comentaba una entrevista de Defense News donde el comandante del Ejército de EE UU en Europa, general Ben Hodges, mostraba su preocupación. “La capacidad de Rusia de trasladar rápidamente un gran número de sus tropas es lo que más me preocupa de todo lo que puedan hacer. Nuestra falta de datos sobre Inteligencia y sobre sistemas de alerta y su capacidad de trasladar rápidamente un gran número de sus fuerzas no es una muy buena combinación. Gracias al potencial que han invertido en Kaliningrado, pueden bloquear el acceso al Mar Báltico”, afirmó Hodges. Añadió que Moscú “tiene capacidad para crear una zona de acceso limitado tan grande como una cuarta parte del mar Mediterráneo mediante la defensa aérea que Rusia ha suministrado a Siria”.
Las mentiras norteamericanas sobre que un dron ruso fue abatido en Turquía, que los bombardeos rusos causan víctimas civiles, que hay infantería rusa en el terreno, etc, deben ser tomadas en su contexto. Son falsificaciones surgidas de la desesperación por el curso desfavorable que para ellos tomó el conflicto armado en Siria.
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