Por una verdadera participación ciudadana en la política bogotana
- Opinión
A tres meses de las elecciones regionales y locales que se realizarán el próximo 25 de octubre, la contienda política por la alcaldía de Bogotá toma rumbos que parecen ser definitivos. Rafael Pardo, candidato del partido liberal, ha perdido legitimidad dentro de su propia colectividad por obra del fallo del Consejo de Estado que le dio la razón a las bases sociales que ganaron la disputa en torno a los estatutos de ese partido. Por ello, Pardo oscila entre reivindicar los logros de Petro o aliarse con Peñalosa.
Peñalosa, a pesar de la ayuda inicial de los medios de comunicación y de ciertas encuestadoras, tampoco consigue subir significativamente. El exburgomaestre bogotano se mantiene anclado porcentualmente debido al alto nivel de rechazo que tiene entre amplios sectores de la población. Carlos Vicente de Roux, aunque conoce los temas de ciudad y trae consigo un curriculo vitae notorio acompañado de una ética intachable, no tiene un partido unificado que lo respalde ni mucho menos una favorabilidad en las encuestas que lo convierta en un rival con serias posibilidades de victoria.
Por los lados de los partidos políticos que conforman el campo alternativo la situación se torna intensa y compleja, en la Alianza Verde (AV) se hace evidente la división y la falta de coherencia ideológica, situación que se manifiesta en todo el país. Un sector de sus dirigentes es abiertamente peñalosista. Otro, encabezado por Claudia López, intenta conciliar una supuesta cercanía con el “progresismo” pero teniendo sus origenes en el peñalosismo neoliberal. López, por más versatilidad discursiva que muestre ante la opinión pública no puede ocultar su aversión a lo que un proyecto de izquierdas significa.
Los fundadores de Opción Centro, los verdaderos dueños de la personería jurídica de AV, muestran sus apetitos burocráticos y se han acercado a Clara López, la presidenta del Polo que se ha consolidado como la candidata única de las izquierdas.
Los progresistas también están en graves problemas. Los que se quedaron en la Alianza Verde tienen que convivir con el exceso de “real-politik” que cohabita en la AV y posiblemente terminen siendo victimas involuntarias del accionar de Claudia López y los adeptos a Peñalosa para mantener a Carlos Vicente de Roux como un candidato –quemado de antemano– pero usado como “cuña” para detener - derrotar a las izquierdas. Quienes se mantuvieron en el redil de Petro, yacen a la deriva, sin el aval de MAIS ni de nadie y con la preocupación latente de recoger afanadamente las firmas suficientes para poder inscribir sus candidatos.
Todo transita en la dirección de que la mayoría de los partidos, grupos y sectores demócratas, alternativos, independientes y de izquierda van a respaldar a Clara López. La gran pregunta sigue siendo si un frente alternativo y de izquierda puede derrotar a las derechas neoliberales sólo con base en acuerdos y alianzas entre cúpulas partidarias. La situación más preocupante es sí la oscura estela de corrupción y clientelismo que dejaron los hermanos Moreno puede ser borrada de la mente de los bogotanos si al frente de la campaña lopista se mantienen, con holgura, cierta exclusividad, poder de decisión y con un ya característico estilo burocrático, personajes que representan la continuidad de esa negativa imagen del Polo.
Lo que se puede observar es que la campaña de las derechas bogotanas y su proyecto nacional busca, a como de lugar, polarizar contra la izquierda a la población de la capital de la República. Su objetivo es impedir la continuidad de los gobiernos de la izquierda social que se han mantenido al frente de la alcaldía de Bogotá en los últimos 3 períodos.
Esa campaña está encabezada por los directores de los grandes medios de comunicación quienes tienen el respaldo y la asesoría interesada de un aluvión de apoyos con prestancia y poder: los ejecutivos de la Cámara de Comercio y Fenalco, los dueños de las grandes constructoras y urbanizadoras, los poderosos contratistas del Estado, los propietarios de las empresas privadas de aseo y demás gremios bancarios y financieros que aspiran a privatizar otras empresas del Distrito. Todos unidos para controlar el billonario presupuesto de la ciudad.
Esa estrategia se basa en impulsar el odio y la aversión fanática a todo lo que huela a pueblo marginado. Desde esa perspectiva clasista y racista se intenta demostrar que los gobiernos de la izquierda sólo actúan de manera “asistencialista” invirtiendo en la población pobre de la capital. Con ese argumento precisan demostrar que esas administraciones no han hecho nada por las clases medias, que han sido totalmente incapaces de resolver los problemas de movilidad y seguridad, y que, por tanto, han perjudicado gravemente el desarrollo de la ciudad.
Siguiendo esa línea de acción se trata de manipular a la población con la consigna de “todos contra la izquierda”. Así, poco importa si logran unificar a Pacho Santos, Peñalosa y Pardo. El mandato imperante es alinearse con el candidato de derecha que logre despegar durante la campaña electoral. La premisa es aglutinar a las mayorías capitalinas que –supuestamente–, no quieren saber nada de izquierdas. El afán de atacar diariamente al gobierno de Petro, tergiversar su accionar, desconocer sus realizaciones y obras, así como magnificar los errores cometidos para minimizar logros inocultables transita hacia la dirección de sepultar desde lo comunicativo-perceptivo a la izquierda.
Creemos que Clara López, su equipo estratégico y el Polo Democrático Alternativo en su conjunto, deben diseñar una estrategia que contemple la real amenaza de esa polarización mediática. Deben ser conscientes de la existencia del partido de la desinformación y de la inquina informativa. Deben valorar en toda su dimensión a ese poderoso frente oligárquico que tiene en sus manos un inmenso poder económico. Tienen que ser conscientes que se enfrentan a una manguala que cuenta con todos los recursos económicos, financieros, publicitarios y logísticos para adelantar una campaña electoral exitosa. Los corruptos y politiqueros de diversos colores y matices cuentan desde ya con todas las herramientas para comprar a los electores con dádivas y embelecos de toda clase.
Por ello creemos que es el momento de construir un gran movimiento ciudadano y comunitario que desborde los alcances de los partidos y movimientos formalmente constituidos. Hay que ir al encuentro con las nuevas ciudadanías y comunidades de las localidades y barrios, no sólo para pedirles su voto sino para hacerles partícipes –desde ya–, en la campaña electoral y en el próximo gobierno. Hay que conquistar el sentido común, a través del diálogo ciudadano. Hay que demostrarles con hechos visibles a los bogotanos que no sólo aprendimos de los errores cometidos en las administraciones anteriores sino que el “carrusel de la contratación” es un capítulo oscuro que merece una verdadera contricción, un sincero nunca más
Hay que saber combinar la acción planificada y la disciplina de los partidos políticos con la creatividad, flexibilidad y espontaneidad de los movimientos sociales y ciudadanos. Es urgente canalizar hacia la acción política a una serie de procesos de participación que están actualmente en construcción en las bases sociales y barriales de la ciudad.
Sólo si se hace con diligencia y conciencia ciudadana una apertura de ese tipo, las izquierdas unidas y los sectores alternativos podrán defender y consolidar las transformaciones sociales que se vienen realizando durante los últimos tres gobiernos en Bogotá.
Desde nuestro espacio, Somos Ciudadanos, todos somos conscientes que lo que se juega en la capital de la República no es cualquier cosa. Si la izquierda mantiene la alcaldía capitalina, estará colocando un referente muy alto en la lucha por acceder al gobierno nacional en 2018. Las clases dominantes lo saben y se van a jugar a fondo, como ya lo estamos viendo. Es por eso que creemos que hay que esforzarse por romper con ciertas tradiciones anacrónicas que le han impedido a las fuerzas alternativas llegar a más amplios sectores de la población.
Sabemos que en esta ocasión están dadas las condiciones para dar un salto cualitativo. Con un nuevo enfoque político es posible conquistar amplios sectores de la ciudadanía, a las mujeres, a los jóvenes, a los ambientalistas y animalistas, y en general, al grueso de la población abstencionista que rechaza “la política” por considerar que es por naturaleza corrupta.
Demostrémosles a esos amplios sectores ciudadanos que no es así. Hagámosles ver fehacientemente que alternativo es sinónimo de nuevas formas de hacer política y que estamos dispuestos a romper con las prácticas tradicionales que tanto daño le han hecho a la Nación y a la ciudad. ¡Sí se puede!
Bogotá, 17 de julio de 2015
www.redsomosciudadanos.blogspot.com
Twitter: @somosciudadania
Felipe Pineda Ruiz, investigador social y publicista, activista social y colaborador de la Fundación Democracia Hoy. Jorge Eduardo Díaz, estudiante Facultad de Ciencias Agrarias - Universidad Nacional de Colombia. Pineda y Diaz son integrantes de la plataforma política Somos Ciudadanos.
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