¿Paz en Colombia? Obama ¡amarre al cachorro!
21/10/2014
- Opinión
El pasado 8 de octubre los cables informaron que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, transmitió a Juan Manuel Santos, su "respaldo absoluto" al proceso de paz con el grupo guerrillero FARC que se lleva a cabo desde hace dos años en La Habana.
Llama la atención que en plenas guerras en Medio Oriente, donde Estados Unidos se encuentra empantanado, el presidente Obama coja el teléfono para hablar con su par colombiano. "Él quería saber cómo iba el proceso de paz. Le expliqué los avances, le expliqué los desafíos hacia el futuro. Y algo muy importante, que quiero agradecerle públicamente, es que me reiteró su respaldo absoluto al proceso de paz, esto es muy importante", dijo Santos.
El interés de Obama, genera dos preguntas: 1) ¿Está realmente interesado en que prospere las negociaciones de paz? o 2) ¿Está preocupado porque esas negociaciones están avanzando?
Una vez más el gobierno de Cuba demuestra su compromiso con la paz en Colombia; las negociaciones no se están llevando a cabo en Washington, sino en La Habana. Obama al dar su respaldo a las negociaciones de paz, indirectamente está hablando de Cuba (‘¿cómo está lo que se hace en Cuba?’); está reconociendo el papel de mediador y garante del gobierno de la Isla. Lo contradictorio de esto –y el cinismo- es que en abril de 2014 el gobierno de Estados Unidos divulgó su lista anual de los países que según ellos patrocinan el terrorismo, y volvió a incluir a Cuba (obviamente Estados Unidos no aparece en la lista, a pesar de acoger y ayudar con dineros y armas a grupos violentos que operan para desestabilizar gobiernos del mundo).
Es sabido que Santos quiere conseguir el mayor apoyo internacional para el proceso de paz con las FARC, y ya han ido alcanzando preacuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda de negociaciones. Por eso el respaldo de Obama es importante para Santos.
En noviembre Santos visitará Madrid, París, Bruselas, Lisboa, Londres y Berlín para reunirse con los mandatarios de esos países, buscando apoyo de la Unión Europea, con el fin de crear un fondo que ayude a financiar una posible etapa posconflicto. Santos se topará con una Europa en la que el fascista José María Aznar desde hace varios años ha hecho lobby contra los proyectos de paz en Colombia (en apoyo a su compinche Álvaro Uribe) y contra la soberanía, independencia y libre determinación de los pueblos en América Latina. Surge la pregunta: ¿Quedará todavía rezagos del aznarismo en el Viejo Mundo o asistiremos a su definitivo entierro?
Dado los avances de las negociaciones por la paz, el dinamitero Álvaro Uribe está desesperado, porque esto le reduce sus negocios con el narcotráfico y el paramilitarismo (Uribe es el mejor mercader de la guerra en Colombia); se le acortaría también su carrera política. Llama la atención que hoy Uribe se oponga a los diálogos de paz, cuando él en su gobierno trató de llevar a cabo un diálogo con la guerrilla, incluso desvío 800,000 dólares entre el 2006 y 2007 para congraciarse con el mediador de la FARC, y poder iniciar así un proceso de paz con ellos.
El pasado 17 de octubre Álvaro Uribe Vélez presentó en conferencia de prensa el documento “Las 52 capitulaciones de Santos en La Habana”, pudo haber puesto 80 o 35 capitulaciones, es lo mismo; se trata de un total rechazo y crítica a los preacuerdos conseguidos en los Diálogos de Paz entre el Gobierno de Santos y la FARC. No hay en el documento ningún análisis político serio y responsable; son puras especulaciones y afirmaciones extravagantes, que lo único que pretenden -al típico estilo de Uribe-, es infundir miedo en la sociedad civil, para que se oponga a esos preacuerdos y se entorpezca el desarrollo de las negociaciones.
A Álvaro Uribe como gran comerciante de la guerra le perturba el avance del proceso de paz que se realiza en La Habana, tampoco quiere admitir que todo esto suceda gracias a la seriedad de la diplomacia cubana, que de forma silenciosa le dice al mundo, que la Revolución Cubana sigue siendo un actor respetable en la geopolítica latinoamericana.
También queda claro que el fanático Uribe está sufriendo un ataque de envidia; por primera vez en más de sesenta años un proceso de paz está encaminado y él no aparece ni aparecerá entre sus constructores, sino entre sus detractares.
Si la llamada telefónica desde Washington a la Casa de Nariño es realmente para respaldar el proceso de paz en Colombia, entonces Obama debe ajustarle el bozal a su cachorro, para que deje de gruñir y no estorbar los avances en las negociaciones.
Foto: TELESUR
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