En balance desde 1992 se verán más retrasos que avances

Río de Janeiro será otra vez sede Cumbre por desarrollo sostenible

16/06/2012
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Después de veinte años, otra cumbre sobre los temas de ecología y medio ambiente tendrá lugar en Brasil. Muchas diferencias entre grandes potencias y países en vías de desarrollo ponen interrogantes a la reunión.

Del 20 al 22 de junio se hará en Río de Janeiro una importante cumbre organizada por la ONU, con el lema de: "El desarrollo sostenible, uniendo el crecimiento económico al cuidado del medio ambiente". Su éxito o fracaso son alternativas que pueden darse, según los acuerdos o desacuerdos que primen entre los presidentes y jefes de gobierno que concurran a la cita. Es que los representantes de esos países vienen realizando sus encuentros sin llegar todavía a consensuar el documento que deben poner a consideración de los mandatarios.

Hubo tres reuniones previas en la sede de la ONU en Nueva York y dos ya en los pabellones de Río-Centro, acondicionados para el evento, pero los puntos de acuerdo están lejos de un porcentaje mayor que asegure un documento más o menos listo para las consideraciones presidenciales. Hasta hoy, viernes, se supone que deben arribar a las conclusiones, pero lo más probable es que -hasta el martes 19 de junio, la víspera de que se levante el telón de la Cumbre- esos delegados van a trabajar nerviosamente para alumbrar un texto firmable para la mayoría de los participantes. ¿Lo lograrán?

La duda está instalada. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas del evento es el dirigente chino Sha Zukang, quien manifestó a la agencia Prensa Latina que “tenemos sólo tres días de negociaciones, son días donde todo o avanza o se rompe, en que precisamos concentrarnos en las discusiones claves. Una gran responsabilidad está sobre nuestros hombros, simplemente no podemos equivocarnos”.

Sha Zukang confirmó la presencia de 20.000 delegados en la conferencia y arriesgó que habrá en total 50.000 personas y unos 130 jefes de Estado o Gobierno para la sesión de alto nivel entre el 20 y 22 de junio. Si así fuera sería la mayor cumbre en su tipo, superior a la realizada en la misma ciudad en 1992, la famosa “Cumbre de la Tierra-Río 92”.

De todas maneras no se trata de una cuestión meramente cuantitativa, de cuántos delegados y asistentes hay. La valoración comparativa debe ser más política. Por ejemplo, ¿qué instrumentos pueden salir de la inminente cumbre en defensa del medio ambiente? No es que la de dos décadas atrás fuera una maravilla, pero al menos que allí se aprobaron tres compromisos de alcance mundial. A saber: el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio de Lucha contra la Desertificación. Ahora, en cambio, recién tienen una cuarta parte del documento final, sin certeza de que se llegue a la masa crítica de acuerdos. Y esa declaración no será de cumplimiento obligatorio para los firmantes. No hay mucho lugar entonces a la expectativa de que “Río+20” alumbrará soluciones efectivas.

¿Verde ecológico o verde dólar?

A nivel de gobiernos, se sigue manifestando una brecha que tiende a ser abismo, entre Estados Unidos y la Unión Europea, de una parte, y los nucleados en el “Grupo de los 77 más China”, que hoy suman 143 países..

En este evento en tierra carioca hubo mucha afinidad entre las autoridades locales, con Dilma Rousseff a la cabeza, con el gobierno chino, cuyo primer ministro Wen JiaBao. Ambos han tenido varias conversaciones telefónicas, buscando afinar la puntería sobre temas en debate, mientras hacían otro tanto en el terreno Sha Zukang y la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, y el ministro de la Secretaría General de Presidencia, Gilberto Carvalho.

Ese ámbito tercermundista, “Grupo de los 77 más China”, ha alumbrado algunas propuestas positivas para el evento. Adelantó que propondrá en “Río+20” la creación de un fondo de 30.000 millones de dólares anuales para fomentar el desarrollo sostenible. El anuncio corrió por parte de Luiz Alberto Figueiredo, secretario ejecutivo de la comisión brasileña, quien afirmó que una de las fallas de cumbres anteriores estuvo en la falta de “medios de implementación” para poner en marcha los compromisos.

La falta de aportes monetarios suele ser un reflejo de las diferencias políticas entre uno y otro grupo de gobiernos, arriba mencionados. En la ocasión se ha planteado una dura disputa sobre la política ambiental que debe adoptarse de aquí en más.

Los países más contaminantes, con EE UU y Europa a la cabeza, loso responsables de la emisión del 75 por ciento de los gases de “efecto invernadero” plantean la necesidad de una “economía verde”. Según ellos, con nuevas tecnologías e inversiones, con renovación permanente de máquinas y equipos, con multas y bonos, etc, se podrán resolver los problemas de la contaminación, degradación del medio ambiente y saqueo. Esta visión, por supuesto, parte del punto de vista de que no es necesario cambiar de bases el sistema capitalista imperante en gran parte del planeta.

Esta visión es retrucada por los países en desarrollo, para los que no debe haber “equidad” en cuanto al esfuerzo de los países. Deben aportar más los que más tienen. En Río no solamente habrá choques de concepciones entre los dos bandos de países opuestos. También habrá una Cumbre de los Pueblos, con organizaciones sociales, que harán sus propias marchas y convenciones. Estos ámbitos populares criticaron la llamada "economía verde" y aseguraron que “bajo ese nombre engañoso se anuncian nuevas formas de contaminación y destrucción ambiental, así como nuevas olas de privatización, monopolización y expulsión desde nuestras tierras y territorios".

En esa misma crítica a un imperialismo que se maquilla de verde, la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, reunida en Brasil, expidió una declaración de 20 puntos. El punto 2 rechazó “la pretensión de sustituir el enfoque en torno al cumplimiento de los principios del desarrollo sostenible y de los objetivos de desarrollo del Milenio por las nuevas tesis planteadas en torno a la “economía verde”. El 3 condenó “la privatización de los recursos naturales y toda forma de mercantilización de la naturaleza”.

Contradicciones argentinas

¿Cómo se ubica Argentina en esta polémica internacional? En las definiciones generales lo suyo es positivo, en sintonía tercermundista. De todas maneras hay entidades ambientalistas que hacen críticas y algunas tienen su parte de razón.

El 11 de junio se hizo en el Senado argentino una jornada preparatoria de “Río+20" y el vicepresidente Amado Boudou declaró que “el Estado argentino no va a aceptar el imperialismo; debemos trabajar juntos, pero debe haber una equitativa distribución de la carga en esfuerzos y trabajos".

A su vez la subsecretaria de Planificación y Política Ambiental, Silvia Révora, una de las representantes del gobierno ante la Cumbre, en un reportaje dijo rechazar la “economía verde”. “No estamos de acuerdo en sustituir el concepto de desarrollo sustentable, que es mucho más ambicioso y que implica un cambio en el modelo de producción y consumo que nos ha provocado esta crisis ambiental”, añadió. Révora hizo una encendida defensa del “Grupo de los 77 más China”, planteando que “no vamos a delegar el control ambiental a ninguna agencia globalizada que nos imponga lo que tenemos que hacer con nuestros recursos naturales ni parámetros de cumplimiento. Porque esto de la economía verde es una trampa.”

Hasta allí, en cuanto a las declaraciones, todo andaría bien en la política gubernamental. Sin embargo, haber dejado durante veinte años la política petrolera en manos de Repsol, con el despilfarro, la entrega y daño ambiental que eso supone, no parece estar en línea con aquello. Otro tanto con la política minera con los acuerdos con la Barrick y otras multinacionales, la continuidad de la inmundicia que es el Riachuelo, la tala de bosques por parte de sojeros y otros productores, la privatización del servicio de agua potable y cloacas en numerosas provincias, la contaminación de ríos por empresas, etc. Que recién haya comenzado un primer juicio por fumigaciones tóxicas en Córdoba da una idea de aquella contradicción, que otros ambientalistas llaman “hipocresía” gubernamental.

Esta Cumbre de Río es buena oportunidad para que buena parte de los gobiernos y los pueblos vuelvan a leer y repensar lo que dijo alguien notable en ese mismo lugar, veinte años atrás: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. (…) Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño”. ¿Adivinó? Lo dijo Fidel Castro, el 12 de junio de 1992. Cristina Fernández, en cambio, cerraba ayer su gira por Estados Unidos, feliz de reunirse con directivos de Monsanto, la mayor multinacional contaminadora.

 

http://www.laarena.com.ar/opinion-rio_de_janeiro__otra_vez_sede_de_la_cumbre_por_desarrollo_sostenible-77082-111.html

 

 

https://www.alainet.org/de/node/158764
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