Un niño esclavo
26/09/2011
- Opinión
Lhasa, Tíbet, China. Cuando intentábamos buscar algún argumento para describir el cambio a la modernidad, al progreso y a la democracia de de la Región Autónoma del Tíbet, nos llegó, suerte del reportero, en forma por demás sorprendente.
Se trata de una historia que parece un cuento infantil y sin embargo es la realidad conmovedora de un niño que nació esclavo y que por la fuerza de una revolución, en este caso pacífica, con el paso del tiempo y con las oportunidades que le dio el nuevo régimen ahora es el vicepresidente de la Gubernatura del Tíbet.
Nos referimos al doctor Duojizeren, quien al conceder una conferencia de prensa a los reporteros mexicanos que visitan estas tierras mágicas y misteriosas, por sus múltiples culturas, nos enteramos de su dramática pero al mismo tiempo satisfactoria trayectoria.
Cuando la Revolución Pacífica del Tíbet, Duojizeren era un niño de 3 años, de padres siervos y por tanto él nació esclavo y su destino era morir esclavo como todos sus congéneres.
Afortunadamente para él como y para todos los tibetanos, 3 años después de que Mao Zedong hiciera la proclamación de la República Popular de China, se vino la Revolución Pacífica del Tíbet que acabó y para siempre con el sistema feudal, teocrático y esclavista que se le impuso al pueblo desde el quinto Dalai Lama en el Siglo XVI.
El actual, catorce Dalai Lama trató de oponerse al cambio, cuando después se percató de que la historia no tenía regreso, intento firmar un acuerdo con el gobierno central de China por el cual reconocía la inviolabilidad de la nación, pero ya era demasiado tarde y estaba comprometido con las potencias de occidente que siempre han acariciado la idea de quedarse con esta hermosa, rica y estratégica región asiática.
Nuestro personaje tiene ahora 63 años de edad y nos relata lo sucedido en el Tíbet a 60 años del triunfo de su Revolución. En aquel tiempo, el 5 por ciento de sus naturales detentaba el poder económico, político y religioso, ahora es del pueblo todo y con todas las oportunidades;
El 95 por ciento de su población carecía de todo derecho humano, siendo sólo siervos, se decía que estos esclavos sólo dejaban como herencia las huellas de sus pies. Su expectativa máxima de vida era de 35 años, ahora es de 65.
La educación y la cultura eran para el disfrute de los ricos y poderosos religiosos y su corte, ahora su sistema educativo, reconocido de excelente, enseña a los niños desde el primera año de primaria los idiomas: tibetano, mandarín y el inglés y se les adiestra en algún oficio y se les despierta el goce por el arte en todas sus manifestaciones.
Ahora, “somos dueños de nosotros mismos”, concluye el viceministro al anunciar que de acuerdo al programa, toda familia tibetana contará con una vivienda digna, inclusive los pastores nómadas de estas tierras maravillosas. Duojizeren, el niño esclavo, es una historia viviente de los grandes éxitos que ha alcanzado la liberación del Tíbet.
- Teodoro Rentería Arróyave es Periodista y escritor mexicano. www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.mx, y www.clubprimeraplana.com.mx
https://www.alainet.org/de/node/152851?language=es
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