Sirven para algo los organismos internacionales?

10/07/2011
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Con una celeridad digna de mejor causa, y sin esperar nada, hace pocos días, la Corte Penal Internacional lanzó una orden de detención contra Muhammad El Gadafi; y le enjuició como criminal de guerra. No será nada raro que un comando, de esos ultra secretos y casi galácticos del imperio, allane Trípoli, localice a Gadafi (que sigue siendo el Presidente de Libia, a pesar de todo) lo liquide (lo asesine) como mataron supuestamente a Osama Bin Laden, en un pueblo cercano a la capital de Pakistán, y lo “desaparezcan” en el mar
 
En cambio, la mismísima Corte Penal, que tan ágilmente ha actuado contra Gadafi y los “criminales de guerra” de Kosovo (antigua Yugoeslavia) no ha levantado ni siquiera un pinche auto cabeza de proceso contra los fascistas israelíes, que han masacrado palestinos cuando les ha dado la gana y que inclusive mataron impunemente a activistas que trataban de llevar ayuda humanitaria a Gaza. Y Gaza es un “protectorado” de Israel, a pesar de que, según la resolución de las Naciones Unidas (que creó el propio estado de Israel) Gaza es territorio palestino.
 
A propósito de Libia, desde hace meses, fuerzas aéreas de Estados Unidos y de la OTAN (de la vieja y corrompida Europa) con la venia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, bombardea ciudades y pueblos de este país; pero con un sentido “humanitario” Dice un señor (con cara de serio) que los bombardeos son para “proteger” a los pobrecitos rebeldes que combaten, todos los días (a través de las redes televisivas del mundo occidental y cristiano) contra un enemigo que nunca aparece.
 
Y ese mismo ciudadano, con cara de serio , denunció que el malo de Gadaffi estaba administrando a sus feroces tropas, nada menos que dosis altas de viagra, a fin de que no dejen virgen a nadie, en todo el sector, ni siquiera a los rebeldes varones. ¿Habrá sido verdad o una “buena idea” de alguien que quisiera que esto ocurra? porque el infundio no fue recogido ni siquiera por la prensa sensacionalista.
 
¿Otro ejemplo, de cómo se está administrando justicia internacional en la primera década del siglo 21? Hace 12 años fueron condenados, por una corte norteamericana, en Miami, 5 cubanos, solo por haber “cometido el delito” de espiar a la mafia cubano-americana que reina en esa ciudad y haber advertido a su país (Cuba) de actos terroristas que preparaban en su contra. El fiscal gringo y sus testigos no presentaron prueba alguna, un solo testimonio, del que se pudiera deducir que los 5 cubanos hayan hecho algo contra la seguridad norteamericana. Sin embargo, como esos muchachos (uno tiene doble cadena de perpetuidad, más unos 15 años de cárcel, por si acaso) fueron prácticamente linchados por los medios miamenses que, como en nuestros países, se declaran independientes, serios e imparciales, a la juez y al jurado nos les quedó “más remedio” que condenarles a fuertes condenas de cárcel. Y como son “tan peligrosos” desde hace rato, en la que se proclama la mayor democracia del mundo, les tienen confinados y separados en distintas cárceles norteamericanas; y sometidos a regímenes contrarios a elementales derechos humanos; derechos humanos de los cuales Estados Unidos se declara un infatigable defensor y observador. Prueba de ello es que la prisión de Guantánamo sigue en pie, a pesar de que Obama prometió cerrarla en el primer año de su mandato. Y ya van tres.
 
Como para que no quede la menor duda respecto de la “imparcialidad” USA, otra jueza (igualmente independiente e impoluta) puso en libertad, sin siquiera ponerle medidas cautelares, al cubano CIA, Luis Posada Carriles, ese si un terrorista confeso y autor de numerosas fechorías, contra su país, Cuba, y contra Venezuela. Y la jueza (para que se vea la imparcialidad de la justicia norteamericana) se negó a enjuiciar a este sujeto como lo que ha sido siempre (un terrorista de la peor especie) y a dar paso a la extradición pedida por Venezuela. Solo fue enjuiciado por haber mentido al ingresar ilegalmente en territorio norteamericano. Y ni siquiera por eso fue sentenciado.
 
Hace semanas, la prensa sipiana nacional e internacional presionó porque la señora Catalina Botero, una funcionaria de la OEA (Washington) que las oficia de Relatora para la libertad de Expresión de la OEA, sea admitida por la Asamblea Nacional (Congreso) de Ecuador, a discutir, de igual a igual, la Ley de Comunicación que debe dictar, por mandato constitucional y por reiteración del pueblo ecuatoriano, mediante votación del 7 de mayo/2011. ¿Por qué el imperio no acepta, por ejemplo, que una representación de la migración latinoamericana vaya a discutir con los legisladores yanquis asuntos relacionados con las draconianas leyes antimigratorias que los Estados de EE.UU. están dictando?
 
Por supuesto, la increíble moción de los asambleístas, que son más sipianos que la prensa sipiana (César Montúfar, Fausto Cobo, Lourdes Tibán, Paco Moncayo y otros) no pasó; tanto porque el Presidente de la Asamblea (que tiene nada de anti yanqui) como columnistas todavía decentes y dirigentes de organizaciones sociales, lo rechazaron airados. Y no era para menos. ¡Hasta dónde puede llegar el rastacuerismo de nuestros “líderes” que piensan que nosotros no podemos resolver nuestros problemas, entre ecuatorianos! y que hay que invitar a una burócrata internacional a “que nos venga a dar diciendo” qué es lo que debemos poner y qué no, en tan delicada materia.
 
 ¿Otros casos? Pues el gran imperio sigue empeñado en decirnos qué es lo malo y qué es lo bueno; qué debemos hacer y qué no.
 
Venezuela (Ecuador, Bolivia) fueron advertidos de que estaban llegando al calificativo de “terroristas” porque están mejorando sus relaciones comerciales y mantienen buenas relaciones diplomáticas con el temido Irán. E Irán ha sido “declarada” por el gran imperio como país terrorista.
 
No hace mucho, otro organismo (este si regional) declaró que Cuba, Venezuela “y otros países” latinoamericanos propiciaban el comercio de mujeres, especialmente menores de edad. ¿Fundamentos, indicios? Ninguno. Solo que la declaración fue hecha desde Estados Unidos de Norteamérica, y eso basta y sobra para que acatemos semejantes observaciones.
 
Desde hace años, México acusa una suerte de despiadada guerra entre capos del narcotráfico. Todos los días, la prensa internacional reporta que se encontraron diez, veinte, treinta, cuarenta y más cadáveres; y que en asaltos, bandas armadas matan al que es y al que no es. Esta tragedia, sin embargo, ocurre solo en el lado mexicano. En el norteamericano (que es, de acuerdo a muchos, el principal mercado de estupefacientes del mundo) no pasa absolutamente nada parecido, ni siquiera aproximado. Lo que determinó (hace poco) que el Presidente mexicano (Fernando Calderón, al que los malos de los opositores mexicanos, llaman simplemente FECAL) pierda su proverbial compostura y exclame que las armas y los criminales venían precisamente de USA, a cometer sus crímenes en territorio mexicano.
 
Si todo esto y mucho más está ocurriendo, pregunto (es una idea mía) ¿para qué diablos (por no decir otra palabra) seguimos manteniendo y pagando organismos como las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, la Corte Penal Internacional, la OEA? si el gran imperio y los imperitos han asumido para sí la capacidad de decir qué es lo malo y qué es lo bueno; quién debe ser sentenciado a muerte y quién no, quién debe ser aprehendido y quién no.
 
¿Para qué sirve, por ejemplo, la gran Asamblea General de las Naciones Unidas (que se supone el máximo organismo mundial) si el imperio y los imperitos no solo que les importa un comino sus resoluciones, por más mayoritarias que sean, sino que se limpian con ellas y hacen exactamente lo contrario. Cito el caso de 19 resoluciones de la Asamblea para que el gran imperio cese el criminal y cristiano bloqueo que ejerce contra Cuba; y sin embargo, con o sin Obama (pero si con la Sra. Clinton) el tal bloqueo sigue vigente y cada vez más agresivo.
 
En este capítulo, estoy de acuerdo con el Presidente Correa (que ha sido ya acogido por otras voces, en otros países) que propone una OEA, pero sin Estados Unidos y sin Canadá, que también.
 
Así, hasta les quitaríamos a los asambleístas sipianos, la tentación de invitar a que la señora Botero discuta con la Asamblea Nacional, si en la próxima Ley de Comunicación (no de medios) qué se puede poner y qué no, porque nosotros, los ecuatorianos (que tenemos una larga historia de huasicamías y huasipungos) no podemos hacerlo, por cuenta nuestra. Por algo seguimos siendo países del tercer mundo.
 
Quito, julio 10/2011
 
Alberto Maldonado S.
Periodista – Ecuador
 
https://www.alainet.org/de/node/151091
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