Desorganización ambientalmente insustentable

La otra cara de la COP

01/12/2010
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  • Opinión
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Salí a las 7:30 del hotel. Increíblemente el sol ya estaba fuerte a esa hora. Sobre todo en esta ruta sin árboles, apenas unas palmeras bajas en el cantero central. El ómnibus pasaría a las 8 y unos 500 metros me separaban de la parada más cercana. Mala suerte. El transporte que la conferencia puso a nuestro servicio para más o menos cada kilómetro y mi hotel justo queda entre dos paradas.
 
El ómnibus llega con 15 minutos de retraso. “Es el primer día y la actividad no está muy coordinada” me explica una muy simpática señora que sostiene un cartel con el número 1 en la mano. Esto quiere decir que en ese lugar es la parada del circuito 1 que es el que me corresponde para llegar al Cancún Messe y de ahí al Moon Palace, lugar donde comenzará oficialmente la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático.
 
El sistema organizado para esta reunión es extraño. Hay dos locales para el desarrollo de las actividades de la COP. Esto es raro, pero no mucho. En Bonn por ejemplo hay actividades que se realizan en alguno de los edificios cercanos al Martim Hotel, sede de las reuniones de la UNFCCC. Pero lo curioso en este caso son los 7 kilómetros que separan al uno del otro.
 
Pero aún no llegué allí. La zona hotelera donde la mayoría de los delegados y observadores estamos alojados está a más de 18 kilómetros del Cancún Messe. Y hacia allí me dirijo. Hay carros policiales y militares de todo tipo en el trayecto y una fragata de la armada navega sobre el mar turquesa.
 
Hemos recorrido unos 3 kilómetros y llegamos a una ruta en la que hay un severo embotellamiento. El ómnibus apenas si avanza a paso de hombre. Nosotros tenemos aire acondicionado, pero veo por la ventanilla (rigurosamente hermética) a los acalorados camioneros y automovilistas bajo los techos que me imagino ardientes al rayo del sol. Afuera la temperatura debe pasar los 30 grados.
 
Media hora después no hemos avanzado más de 2 kilómetros. No veo donde termina el embotellamiento ni cuál es el problema. Los delegados de gobierno -que son la mayoría dentro del ómnibus- comienzan a impacientarse y a hablar por sus celulares o enviar mensajes por sus Black Berrys. Son casi las 9 de la mañana y seguramente sus reuniones ya están empezando en el Moon Palace. Estamos aún a 20 kilómetros de la Conferencia.
 
A las 9 y media llegamos al lugar del problema. La policía ha hecho un desvío. La ruta por la que vamos tiene dos carriles hacia el norte y dos hacia el sur (nuestra dirección) separados por un cantero. Con el fin de despejar la ruta hacia la sede de la reunión, la policía desvió el tránsito de la vía que va hacia el sur y hace circular a todo el tránsito local por los dos carriles que habitualmente van al norte. Ahora por ese lado del cantero circulan hacia el norte y hacia el sur. Bueno, “circulan” es un decir, porque en realidad todo es una larga fila de coches detenidos, la mitad mirando al norte y la otra mitad mirando al sur.
 
Pero por suerte para nosotros el camino ahora se despeja y los dos carriles hacia el sur son nuestros. Avanzamos. Tengo la impresión que la larga fila de autos y camiones embotellados nos miran con un poco de recelo desde el otro lado del cantero.
 
Es raro -pienso mientras recorremos los 18 kilómetros que aún nos quedan por andar- el dispositivo montado por la policía. Para agilizar la circulación de los que vamos hacia la conferencia “liberan” una de las vías desviando al tránsito local hacia la otra. Pero todo el operativo del desvío genera un embotellamiento de varios kilómetros previos que nos hace perder una hora arriba del ómnibus. Es raro…
 
Llegamos a las 9:30 al Cancún Messe. Son dos grandes edificios típicos para las grandes exposiciones. Pasamos los controles de seguridad, atravesamos todo el edificio y salimos por la puerta de atrás. Estos nos indican qué hay que hacer para llegar a la conferencia. En el patio trasero del Cancun Messe tomaremos otro ómnibus que nos llevará al Moon Palace, siete kilómetros más adelante. Bueno, no más adelante porque en realidad el autobús regresa por la misma vía “liberada” por la que llegamos. Parece que el gran hotel que alberga la Conferencia está hacia el norte por donde pasamos hace un rato. Los del otro lado del cantero siguen embotellados y me parece que me siguen mirando mal.
 
A los cuatro quilómetros el ómnibus gira a la derecha y se interna en los parques del Moon Palace. “Precaución: cruce de fauna silvestre. Cualquier daño a la fauna es delito federal”.  Miro en derredor, la flora es baja pero tupida. Parece que el hotel posee un área protegida. Varios carteles hacen referencia al comité ambiental que se encarga del cuidado del área. No sé las dimensiones, pero desde la entrada en la ruta hasta los edificios del hotel hay tres quilómetros, así que debe ser grande la propiedad.
 
A dos horas de haber subido al primer ómnibus diviso los varios edificios que componen el Moon Palace. Todos bajan apresurados. Todos llegamos tarde. Todos buscamos desesperados los distintos carteles que indican las distintas direcciones donde podría eventualmente estar desarrollándose nuestras respectivas reuniones.
 
Ambiente de la COP
 
Así transcurrió mi primer acercamiento a la COP 16. Todos sospechábamos que tener dos lugares tan alejados uno de otro, iba a dificultar nuestra tarea. Muchos piensan que fue premeditado por los organizadores. Ahora estoy en el tercer día y empiezo a sospechar que es bastante probable. Para las organizaciones observadoras que tenemos nuestra base de operaciones en el Cancún Messe mientras las negociaciones suceden en el Moon Palace, el seguimiento de las negociaciones se hace difícil. Hoy tuve que ir dos veces al Moon. Hice 18 km hasta el Messe, y 7 cada vez que fui al Moon. Ida y vuelta. En total hice 64 kilómetros. Por suerte no había embotellamientos.
 
Pero esto me hizo pensar en otra cosa. Esta debe ser la COP con la mayor huella de carbono de toda la historia. Hay miles de delegados y observadores yendo y viniendo todo el día en decenas de autobuses que van y vienen sin descanso de un lado al otro. Hay 40 buses que hacen sin parar el trayecto Messe – Moon al menos de 8 a 22 hs. y otros 100 que van y vienen haciendo el trayecto Messe – Zona hotelera. Yo soy afortunado. Estoy en la punta sur de la zona hotelera, el lado más cercano a las sedes de la reunión. Pero hay quienes están del otro lado, a 30 kilómetros de distancia.
 
Pero hay alguna otra paradoja en esta conferencia. El Moon Palace, el de la “reserva ecológica”, fue levantado hace 25 años en medio de una zona virgen, sobre una costa de manglares (como todo Cancún). En 2006 construyó buena parte de su infraestructura actual derribando manglares sin tener la autorización de cambio de uso de suelo que debía otorgarle la Comisión Nacional Forestal. Varias hectáreas edificadas en un ecosistema que parece ser de cierta fragilidad sin tener las autorizaciones ambientales correspondientes y fue multada por ello pocos días antes de iniciarse la cumbre.
 
Esto también es la COP. Aquí estamos. Surcando la carretera con amenaza de atropellamiento de fauna salvaje que se cruza sin permiso, en una selva achaparrada que fue medio destrozada. También si permiso.
 
- Gerardo Honty es analista en energía y cambio climático de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)
 
https://www.alainet.org/de/node/145948
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