Alianza antimperialista afirma su marcha hacia la segunda independencia
Nunca más el imperio dominará América Latina
06/08/2009
- Opinión
Unidad: el 15 de julio, los presidentes de Bolivia, Venezuela, Paraguay y Ecuador, y la Canciller de Honduras recordaron en La Paz el grito libertario de la primera independencia boliviana. Los mandatarios de la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba) repudiaron el golpe militar de Honduras y exigieron la restitución de Manuel Zelaya. Además se comprometieron a seguir defendiendo a los gobiernos democráticos de la región de la agresión imperialista. Evo Morales planteó la necesidad de crear una Escuela Militar del Alba que desarrolle “nuestra propia doctrina militar”.
El repudio al golpe militar de Honduras, la denuncia a la dominación del imperio estadounidense, el impulso a la unidad de los pueblos de América Latina y el recuerdo del “grito libertario” de la primera independencia fueron los ejes centrales que enarbolaron los presidentes de Bolivia, Venezuela, Paraguay y Ecuador el 15 de julio en La Paz. Los mandatarios que integran la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba) anunciaron una acción conjunta para defender a los gobiernos democráticos de la región de los ataques imperialistas.
Junto a ellos, la canciller de Honduras, Patricia Rodas, manifestó que “la democracia triunfará en su país y el presidente legal y legítimo, Manuel Zelaya, reasumirá la conducción del gobierno con el pleno apoyo del pueblo hondureño y la solidaridad de la comunidad internacional que repudia las acciones de un grupo de jefes militares y jerarcas civiles mafiosos que ocupan el gobierno en Tegucigalpa”. La Canciller remarcó que el pueblo hondureño se encuentra movilizado para enfrentar a los golpistas y que los jóvenes oficiales de Honduras están en contra de los altos jefes. Rodas pidió acciones más contundentes del gobierno de Washington como signo de compromiso democrático para no abrir un nuevo ciclo de golpes militares en la región.
Debates en torno al bicentenario
Los actos oficiales, en los que estuvieron Evo Morales y los presidentes de la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba), reivindicaron a Pedro Domingo Murillo, el líder del levantamiento del 16 de julio de 1809, y su postulado de unir las fuerzas contrarias a la corona española para conseguir la liberación. El debate en torno a la celebración del bicentenario se abrió entre sectores del campo popular. Los grupos indigenistas, importante bastión del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), se pronunciaron en contra de la celebración por considerar que los indígenas no fueron protagonistas de la Revolución de 1809 y no tienen nada que festejar. Estos sectores identifican a Pedro Domingo Murillo como uno de los protagonistas de la lucha realista contra el líder indígena Tupac Katari, quien, después del levantamiento y del cerco a La Paz en 1781, fue descuartizado, tirado de sus extremidades por cuatro caballos. Como señal de esta radical posición, uno de los grupos fabricó una bomba casera e hizo explotar un monumento de Murillo en la población de Chulumani, importante centro productor de coca a 200 kilómetros de La Paz, en tanto organizaciones políticas indigenistas de El Alto amenazaron con “hacer volar” la efigie de Murillo.
Esta colisión de interpretaciones generó un segundo debate sobre las características y perspectivas del gobierno de Evo Morales debido al enfrentamiento entre posiciones políticas que reivindican, por un lado, una excluyente posición indigenista que plantea una lucha radical contra los blancos y mestizos y la construcción de un país con autonomías indígenas, contempladas en la nueva Constitución Política del Estado y, por otro lado, una que considera que es necesaria la formación de un bloque social indo-mestizo, que incluya a las clases y sectores oprimidos de Bolivia para luchar contra la dominación imperialista y fortalecer el Estado nacional en el contexto de la unidad latinoamericana.
Saliendo al frente, Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia y América, organizó una “Parada Militar Bolivariana” en la que participaron las organizaciones sociales de Bolivia como mineros, mujeres populares y campesinos, y las Fuerzas Armadas de la Nación, además de los batallones militares Solano López de Paraguay, Martín Güemes de Argentina, la Cuarta Brigada de Perú, Eloy Alfaro de Ecuador y la Academia Militar de Venezuela. Fue un acto de alta significación histórica precisamente por la importancia que tiene la propuesta bolivariana de avanzar en la integración y en la coordinación de los sectores populares y movimientos sociales con los gobiernos que se identifican con el actual proceso de emancipación que se desarrolla en varios países y regiones del continente. En ese marco, Evo Morales planteó la necesidad de crear una Escuela Militar del Alba que desarrolle “nuestra propia doctrina militar”.
Segunda liberación
El comandante Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, plantó la tesis de que “no solamente la lucha por la independencia de nuestros pueblos está cumpliendo 200 años: son 500 años de gritos, de levantamientos, de luchas por conseguir la liberación y ahora continuamos en esta gesta por la libertad y la integración”. Agregó que es necesario “recuperar la memoria de la lucha de nuestros pueblos y revisar la historia con nuestra perspectiva para reivindicar a nuestros héroes y desarrollar una conciencia de unidad y lucha por la independencia que hoy continúa”.
El presidente boliviano, por su parte, sentenció: “nunca más los imperios van a dominar América Latina, nunca más las transnacionales van a saquear nuestros recursos naturales”. Morales reafirmó la importancia de las experiencias nacionalistas de los militares Gualberto Villarroel y Germán Busch, del compromiso y aportes de intelectuales como Marcelo Quiroga Santa Cruz y de sacerdotes como Luis Espinal.
“Para acabar con el poder colonial, debemos seguir luchando juntos los mestizos y los originarios”, señaló Evo y evocó tres memorables citas de los luchadores por la independencia: “Volveré y seré millones”, la frase célebre del líder indígena Tupac Katari antes de su descuartizamiento en manos de los españoles en 1782; “La tea que dejo encendida nadie la apagará”, lanzada por el mestizo Pedro Domingo Murillo antes de ser ahorcado por levantarse contra el poder imperial en 1809, y “Estados Unidos parece predestinado a plagar de miseria los pueblos de América en nombre de la libertad”, dicha por el Libertador Simón Bolívar definiendo al enemigo de la unidad y la liberación latinoamericanas.
America XXI, Año VII, No. 52, agosto 2009-08-07
https://www.alainet.org/de/node/135592
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