La pandemia del descrédito: Gripe A
- Opinión
“El domingo 16 de octubre de 2005, EL PAIS publicó una doble página titulada: Así será la pandemia de la gripe aviar. El virus había contagiado a 117 personas y, a diferencia del actual, era muy peligroso: tenía una mortalidad superior al 60 %. En portada y, bajo el mismo título, se decía: “El virus mutante de la gripe aviar surgirá en Asia (...) y el mensajero al resto del mundo no será un ave sino un pasajero de avión. Así lo expone la OMS en el mapa de ruta de una pandemia que ya da por segura”.
El vaticinio, de momento, no se ha cumplido. Ahora, la historia se repite, pero en este tipo de espirales, la OMS y los periodistas corremos el mismo riesgo: sucumbir a una pandemia de descrédito”. (Milagros Pérez Oliva, Defensora del Lector, EL PAIS, 10-mayo-2009).
Finalmente, el diario EL PAIS, a través de la Defensora del lector, ha expresado una postura que contradice la posición dominante seguida.
Personalmente, no tuve duda desde el primer momento: se estaba agitando un fantasma, que se lo quería convertir en realidad. Una lectura comparada y crítica de lo mismo publicado por EL PAIS fue mi mejor prueba. Me propuse seguir el tema y, acaso, a algunos les resulte interesante comprobar la manipulación tan manifiesta y descarada con que nos quisieron atrapar:
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El 23 de abril se da a conocer la noticia de la Gripe A.
Pequeño dossier:
1. Carta La nueva gripe bajo sospecha a EL PAIS (30-abril-09) No publicada.
2. Carta Sigue en alto la nebulosa de la crisis, al diario PUBLICO. Publicada (6-mayo-09).
3. Carta de Elena Garzón a EL PAIS (1-mayo-09) No publicada.
4. Nueva carta a EL PAIS (4 de mayo). No publicada.
5. Artículo “En vilo el planeta”, publicado en EL PERIODICO (12-mayo-09).
6. Publicación de comentario crítico en EL PAIS, con alusión a las cartas, de Milagros Pérez Oliva, defensora del lector.
1. La nueva gripe bajo sospecha
Acabo de leer con detenimiento las seis páginas que El Pais dedica (30- abril-2009) al tema. Una lectura comparada permite destacar algunos aspectos. 1.Se trata de una pandemia que se transmite entre humanos, su amenaza es muy superior al de otras anteriores, está dando pasos de gigante, puede evolucionar hasta ser un peligro para toda la humanidad, no hay reserva suficiente de antivirales, etc. 2. La cifra de los afectados se está barajando muy confusamente: los muertos confirmados son muy pocos (siete en México, foco inicial de la gripe), todos los demás habrían muerto no por la gripe sino por otras patologías, incluido el bebé de Tejas. En España y en otros países no se ha confirmado ninguna muerte por causa de esta gripe, se dice que es una gripe leve, que se cura en unos cuatro días siguiendo el tratamiento en casa, con antivirales ya existentes (tamiflu, relenza) y de los que en España tenemos una dosis superior a los diez millones, etc. 3. Es impredecible, puede matar o quedar en nada, los millones de mascarillas (cubrebocas usados en México) no sirven para nada, de hecho no se usan en los lugares oficiales de la Administración Sanitaria como ha declarado Miguel Angel Lezana, director del Centro Nacional de Vigilanacia Epidemológica, son una demanda de la población y sirven sólo para tranquilizar a la gente, el virus no puede transmitirse por el aire, no hay razones para cerrar fronteras ni impedir viajes internacionales, etc.
La lectura dice que no hay correspondencia entre lo que se dice con lo que ocurre y se hace, la alarma es universal pero los hechos son casi nulos y poco probados.
¿Cuántas personas mueren cada año en España y en el mundo por causa de las gripes estacionales, sin que se levanten alarmas de este género?
¿Qué hay detrás de esta martilleante y contradictoria carrera mediática de la “nueva” gripe? ¿Por qué se la extiende al universo entero como amenaza que está a punto de llegar –hasta dos billones de euros pudiera costar si no hay planificación y reservas de antivirales- sin rigor científico contrastado?
¿Nos estarán tomando el pelo como hace algunos años con la peste aviar?
- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.
2. Sigue en alto la nebulosa de la nueva gripe
Publicado en PUBLICO, 6-Mayo-2009
Y seguirá. Llevamos 12 días desde que se inició la noticia y las cosas, lejos de aclararse, siguen cada vez más oscuras en el zig-zag de la alarma mundial y del creciente excepticismo. Hubo ya en 1976 una peste porcina en Estados Unidos, que luego quedó en nada, pero que logró se vacunaran 50 millones de ciudadanos.
Se asegura que la gripe es benigna, los síntomas son similares a los de una gripe convencional, se la puede curar con los antivirales existentes, no se le puede atribuir ninguna muerte con seguridad científica, las medidas adoptadas (mascarillas, México en arresto domiciliario por días, cierre de fronteras y de vuelos internacionales, prohibición de exportación de la carne de cerdo, etc.) son inútiles y no sirven para nada.
(¿Qué puede haber de lo escrito de que México pretende ocultar y distraer con esto la situación explosiva que está viviendo?).
A pesar de esto, se insiste y no cejan de repetir, que no hay que bajar la guardia, nadie puede predecir nada, nadie sabe cómo puede evolucionar, pero llegará sin duda pudiendo ser un peligro para la humanidad (hasta 200 millones de europeos podrían se afectados). No obstante, a pesar de ser conocida, de su urgencia y de su tremenda amenaza la nueva vacuna tardará en estar de cuatro a seis meses.
Lo más preocupante es que, sin diagnósticos ni resultados ciertos a la vista, se ha sembrado el miedo universal y, ante el miedo, surge la reacción de hacerse con el tratamiento para liberarse; se han producido parálisis comerciales, turísticas con miles y miles de pérdidas y destrozos económicos en este tiempo preciso de la crisis. Claro que para otros, en una semana, (laboratorios Roche y otros) los beneficios sobrepasan los ocho mil millones de euros.
Y la red mediática universal está haciendo el juego, con aparente asepsia, a esta danza hábilmente preparada por CDC, EIS, OMS, etc. ¿Para cuándo el parecer y dictamen de científicos independientes que pudieran poner las cosas en su sitio? ¿A quién habrá que pedir responsabilidades cuando se vea que ( a lo mejor y que es lo que más desean, como no dejan de subrayar en toda intervención), todo se desvanece sin dejar huella importante?
- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.
3. La coctelera informativa de la gripe A
Soy asidua lectora de El País. Nunca, y hace años que lo leo, he visto cosa igual: llevan Vds. más de siete días dedicando siete páginas enteras al tema de la nueva gripe. No salgo de mi asombro por la forma como lo está tratando. Al día de hoy, todavía no sé lo que Uds. pretenden. Es una coctelera de aspectos la que agitan que acaban por sumir al lector en la más completa perplejidad.
Son muchos los datos contradictorios . Tan sólo uno le queda grabado al lector: se trata de una pandemia universal, que afectará a millones de personas. Repiten hasta la saciedad que es una gripe benigna, con escasos afectados, pero que avanza con secuencias impredecibles, incluso letales. Como si tal cosa, informan de que las medidas hasta ahora tomadas, se las van descartando día a día como innecesarias e inservibles. Pero, también día a día “científicos y portavoces” de organismos como la OMS y similares, machacan con que hay prevenir, planificar y acumular antivirales para controlarla.
El resultado es que se ha desatado una real pandemia que ha paralizado y generado pérdidas incalculables en una vasta red internacional: comercial, turística, laboral, etc. Y ha hecho que la industria farmacéutica se beneficie con miles de millones de euros. ¿Tiene El País determinado seguir hablando del tema, con no menos de siete páginas diarias?
Para mí han sido demasiadas, reiterativas, contradictorias, alarmistas, sin el rigor y sobriedad propias de El País. Hace dos días en una página figuraba una foto con gente que, en un lugar de México, acompañaba –decía el pie de la foto- “el entierro de una posible víctima de la gripe”.
La ambigüedad manifiesta puede durar días sin que al público se le informe, se le aclare y se le oriente. Estoy sospechando que la burbuja vacilante proseguirá hasta que la realidad la haga intolerable, pero no sin la complicidad de los “medios”. En el juego informativo montado, cualquiera puede ver quién, cómo y para que mueven las fichas. Ya la gente va descubriendo a qué están jugando.
Elena Garzón
4. Información singular sobre la gripe A
Por lectura directa (siete días a razón de siete páginas diarias), se puede comprobar que la información de El País sobre la gripe A, además de programada, es pieza maestra en el arte de amagar y retirar.
Amagar declarando segura y peligrosa la expansión universal de la gripe y retirar afirmando que es benigna, tan inocua como una gripe estacional; amagar diciendo que no hay que bajar la guardia, que los gobiernos deben prevenir, planificar y encargar millones de dosis de la vacuna y retirar diciendo que el contagio va decreciendo, que los pocos afectados son tratados en casa y en pocos días reciben el alta; amagar imponiendo medidas drásticas de prevención, reclusión, control y retirar diciendo que esas medidas no son necesarias, que se tomaron por si acaso; amagar diciendo que la vacuna es conocida, que se han hecho diagnósticos que se pueden obtener en cinco horas y retirar diciendo que las muestras recogidas no son suficientes y que se habrá de esperar de cuatro a seis meses para que esté lista; amagar remachando que todos los dictámenes son científicos por provenir de organismos oficiales internacionales como la OMS y otros y retirar diciendo que no hay razones para justificar la alarma, aunque el contagio va a llegar y, a lo mejor, todo queda en nada, que es lo mejor que podía pasar.
El lector puede advertir, junto a esta lectura incongruente, otros aspectos de capital importancia: los datos aducidos (infectados = todos leves; fallecidos = ninguno verificado con pruebas) no dan base para afirmar que se trata de una pandemia. La pan-demia significa contagio o muerte de todos o muchos habitantes de un pueblo, región, país o incluso continente. Si así fuera, estaría justificada la alarma y las recomendaciones de fabricar y acumular antivirales, a sabiendas de superincrementar los beneficios de determinados laboratorios. Servirían para salvar miles y millones de vidas, que es lo primero.
Sin embargo, siendo que se trata de proteger y salvar vidas, ¿qué hace la OMS y otros organismos implicados en la vigilancia de esta pan-demia, para movilizar a la sociedad, laboratorios y gobiernos y puedan evitar que, cada hora, mueran 420 niños por agua contaminada y 1200 por hambre y desnutrición; que 100.000 mil niños sean explotados en la prostitución infantil y el 80 % de toda la sangre para las transfusiones sean vendidas por los pobres a 10 centavos de dólar el litro?
No es ningún secreto que las grandes transnacionales farmacéuticas monopolizan las vacunas y los antivirales y recaban grandes beneficios de su venta. Así, los únicos antivirales patentados (Relenza y Tamiflú) son propiedad de Glaxo y Roche, empresas a escala mundial. Con la alarma han dañado (verdadera pan-demia económica) grandes redes comerciales, turísticas y laborales, pero una de ellas en una sola semana ha embolsado más de 8.000 millones de €. En uno de esos laboratorios actúa como dirigente Donald Rumsfeld, ex-secretario de defensa del gobierno de Bush, Donald Rumsfeld, que vende el tamiflú como remedio y que hizo una recaudación billonaria cuando el invento de la gripe aviar.
No es fácil que esta lectura y datos puedan pasar desapercibidos a los que leen El País. Hoy (8 de mayo), después de más de 10 días, no figura por primera vez en portada el tema de la gripe A y sólo se le dedica dos medias páginas con artículos de Jorge Volpi y Vicente Molina Foix y otras dos medias páginas con algunas noticias. Alguien me lo previno: 15 días como mucho y verás cómo el tema se acaba.
- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.
5. El planeta, en vilo
Publicado (12-mayo-2009) en EL PERIODICO
Como miles y miles de ciudadanos sigo las informaciones que desde el día 23 de abril no están dando sobre la gripe porcina, ahora llamada la nueva gripe. Recapitular el contenido de esa información es la manera más clara de entender lo que nos dicen que está ocurriendo.
Desde luego, no sé si la nueva gripe es real, si es una gripe más de las que vivimos anualmente, o si es un camelo. Lo que sí puedo asegurar es que la información, dada por los expertos del OMS, es confusa, contradictoria y muy empeñada en que países y gobiernos prevengan y planifiquen respuestas encargando a los laboratorios millones y millones de antivirales. Cómo se origina esta gripe, cuándo y dónde, cómo se transmite, a cuántos va a afectar, de qué manera, cuáles son sus efectos y cómo se combate, todo ello se mece en una nebulosa que varía por instantes. Eso sí, han movilizado la opinión pública mundial, han logrado que se reúnan los responsables de la Sanidad Pública Internacional multiplicando sus reuniones, declaraciones y posibles medidas a tomar y que en la televisión, radio y prensa ocupe espacios extras, desmesurados que no logran obtener ni con mucho otros temas de más probada y segura importancia.
De entrada, uno se pone a sospechar ante este apresurado arrebato mundial, sin datos precisos, sin pruebas, con pronósticos apocalípticos, que no hacen sino sembrar el miedo y, minoritariamente, la extrañeza y el escepticismo. Poco a poco van apareciendo mentiras sobre lo afirmado y propalado contundentemente hace unos días. Los muertos en México -del lugar, familiares y de ellos mismos nunca se ha dado una imagen- se van rebajando día a día y los confirmados son sólo siete; los millones de mascarillas ha dicho Miguel Angel Lezana, director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemológica, que no sirven para nada, (él y sus empleados no las usan), pero que se han fabricado porque son una demanda del pueblo y sirven para su tranquilidad; indicios muy seguros explican que el brote de la gripe se dio en Perote (poblado de Veracruz), donde está la granja Carroll, una de las tres principales de México, que exporta 800.000 cabezas anuales de ganado. A esta empresa estadounidense, con sede en Virginia, se le prohibió operar en Estados Unidos y se le sancionó por su contaminación. Ya en marzo de 2007, los vecinos de Perote (unos 3000 habitantes) hicieron denuncias y manifestaciones públicas porque un 60 % de ellos padecía infecciones respiratorias y gastrointestinales. No se les hizo caso y se las acusó de difamar a la empresa Carroll, etc.
Asistimos a una pelea indisimulada
- entre los que ven en la nueva gripe una amenaza de pandemia universal, con riesgo de que puedan quedar afectados un 40 % de los europeos - más de 200 millones- según ha afirmado Nicoll desde el Centro Europeo de Control de Enfermedades; de que se llegue a declarar el máximo nivel de alerta; de que pueda mezclarse con el virus aviar y multiplique su riesgo; de que se le pudiera incorporar la letalidad del H5NI y entonces las perspectivas serían aterradoras, etc.
- y los que afirman que no se sabe cómo va a evolucionar esta gripe, que su futuro es impredecible; que puede que los presagios más oscuros queden en nada, pues no hay evidencias para determinar cuánta población puede ser contagiada (Trinidad Jiménez), y es en parte una gripe ya conocida; que la inmensa mayoría de los afectados lo es levemente y se curan con antivirales existentes; que no hay ninguna señal que nos indique que tenemos que aumentar el nivel de alerta (Fukundo, director de del OMS); que ésta no es más grave que una gripe convencional, que es relativamente benigna, con síntomas similares, que hay inviernos con una gripe más dura que ésta y no pasa nada, que el tratamiento se reduce a unos días pudiendo seguirlo incluso en la propia casa, etc.
Aparece claro que unos siembran la alarma y otros tratan de reducirla casi a nada.
Hay un tercer aspecto, repetitivo, que aparece en todos: los gobiernos tienen que prevenir, preparar a la sociedad, gestionar con los laboratorios y almacenar millones de antivirales por si acaso, por lo que pudiera ocurrir aunque no haya nada cierto. En EE.UU., después de inculcar que cada unos de sus Estados debiera almacenar dosis antivirales para poder tratar a un 25 % de la población, se lamenta que sean todavía 29 los Estados que no han almacenado las dosis antivirales recomendadas.
Y comienzan a aparecer inevitables las preguntas: ¿por qué se llama pandemia a una gripe que, según el OMS, sólo presenta hasta hoy 331 casos confirmados, benignos y con pronta curación mediante antivirales existentes?, ¿por qué no se ha dicho el lugar concreto y la manera concreta cómo se inicio el brote de la nueva gripe? ¿por qué la confusión sobre las muertes producidas, pues el Gobierno Mexicano las cifra en quince y el OMS en siete, sin que ni siquiera sobre estas últimas los expertos puedan explicar sus causas?, ¿por qué si, como dice Pablo Kuri, -celebridad en la materia- la nueva gripe no tiene una marcada voluntad asesina, se la presenta como amenaza tan preocupante y global? ¿por qué, si es así, no se ha comenzado todavía a fabricar la nueva vacuna y se tardará de cuatro a seis meses en disponer de ella, tratándose de un virus conocido? ¿Quién mueve toda esta información y qué es lo que de verdad hay detrás de ella?
- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.
Milagros Pérez Oliva
Atrapados en la espiral de la gripe
¿Está en condiciones EL PAÍS de afirmar tan taxativamente como lo hizo en su portada del viernes 1 de mayo que "La gripe porcina golpeará a cuatro de cada diez europeos"? ¿Tan seguro está el diario de que eso ocurrirá como para poner esa frase a cuatro columnas en su portada? El titular no dice que se trata de una estimación, y tampoco toma la cautela de indicar quién la hace, de manera que, con ese enunciado, la asume como propia. Utiliza además el verbo golpear, de significado sin duda contundente, aunque en abierta contradicción con el subtítulo que aparece inmediatamente debajo: "La UE cree que el impacto sobre la salud de los afectados será leve". En qué quedamos, ¿golpeará o será leve? ¿O acaso será un leve golpecito?
El segundo subtítulo parece destinado a confirmar los motivos de alarma: "En España ya hay [la cursiva es mía] 13 casos de contagio y otros 101 sospechosos". Ese "ya" parece destinado a reforzar la inexorabilidad de la predicción. Este tipo de licencia se observa con cierta frecuencia en los titulares de los diarios. ¿Qué imperiosa necesidad tenemos de anticiparnos a los acontecimientos y dar por hecho lo que sólo es una probabilidad?
¿Por qué tenemos tanta necesidad de ofrecer certezas absolutas?
En el primer párrafo de la información de portada se observa un nuevo ejercicio de retorcimiento semántico. "La gripe porcina se convertirá con seguridad en pandemia y afectará a más de 200 millones de europeos", dice, para matizar a continuación: "Así lo cree el Centro Europeo de Control de Enfermedades...". ¿Con seguridad, o sólo lo cree? La primera página de Sociedad también da por seguro, en un titular a cinco columnas, que "El 40% de los europeos se infectará", aunque en la segunda matiza, también en un gran titular, que "No hay razón para el pánico".
En realidad, tanto el titular de portada como el despliegue interior se basan en una estimación efectuada por un experto, Angus Nicoll, en su calidad de jefe del programa contra la gripe de un organismo asesor de la UE, el citado centro de control de enfermedades, a preguntas de los periodistas en una rueda de prensa. No estaba en la documentación facilitada, pero rápidamente dio la vuelta al mundo, y en nuestro caso acabó en la portada convertida en un vaticinio inexorable. Al día siguiente, Nicoll tuvo que aclarar que sólo era una estimación y rebajó su gravedad: el 15% de ese hipotético 40% de afectados ni siquiera llegaría a presentar síntomas.
El verbo "golpear" y la forma de expresarse daba a la noticia de portada una contundencia de la que ese mismo día huía, sin embargo, el editorial: "Alerta muy seria, sí. Alarma teñida de dramatismo, no". Así hay que abordar, decía, "la posibilidad bastante probable de que la actual gripe (...) acabe en una grave pandemia". ¿Es que hay dos sensibilidades, dos maneras de ver la realidad en EL PAÍS? ¿Por qué algo que en el editorial es una estimación de probabilidad se convierte en una certeza asumida como propia en la portada? Algunos lectores creen que la magnitud del despliegue y ciertas exageraciones en los titulares han podido alimentar un alarmismo que, como apunta Rosalía Costal desde México, está provocando ya más daños que la propia epidemia.
El teólogo Benjamín Forcano ha escrutado la cobertura que EL PAÍS ha hecho de la epidemia y ha llegado a una conclusión: "Es una pieza maestra en el arte de amagar y retirar. Amagar declarando segura y peligrosa la expansión universal de la gripe y retirar afirmando que es benigna; (...) amagar imponiendo medidas drásticas de prevención, reclusión, control, y retirar diciendo que esas medidas no son necesarias; amagar remachando que todos los dictámenes son científicos por provenir de organismos oficiales como la OMS y retirar diciendo que no hay razones para justificar la alarma, aunque el contagio va a llegar y, a lo mejor, todo queda en nada".
"No salgo de mi asombro", escribe Elena Garzón Montenegro. "Llevan ustedes siete días seguidos dedicando siete páginas al tema". Para esta lectora, la cobertura ha sido "excesiva, contradictoria, reiterativa y alarmista". Durante varios días la gripe ha ocupado más espacio que la sección de Internacional y el doble que la de Economía. Nadie pone en duda la importancia informativa del tema, pero, ¿ha sido excesivo este despliegue?
El redactor jefe de Sociedad, Ricardo de Querol, cree que no, y lo justifica de este modo: "Hemos dado una información amplia precisamente para explicar la alerta sanitaria con todos sus matices y combatir el alarmismo. El aumento de visitas a nuestra página web confirmó que había una gran demanda de información. Y los elementos noticiosos eran de primer orden: la OMS declara una 'pandemia inminente', el Gobierno de EE UU decreta emergencia sanitaria, países como Rusia y China toman medidas de excepción, España registra decenas de casos, se suspenden vuelos y una ciudad como México se paraliza completamente. No sólo es razonable, sino obligado, dedicarle un espacio amplio. Y hemos hecho un notorio esfuerzo divulgativo, sin dejar de subrayar que la nueva gripe es leve, pero sin obviar las incertidumbres de los científicos sobre su evolución futura. ¿Demasiada información? Habría sido mucho peor dejar al lector lleno de dudas que podíamos resolver".
El subdirector Carlos Yárnoz explica que, dada la gravedad que las autoridades sanitarias daban a la crisis, el diario se planteó hacer una cobertura extensa que no dejara preguntas de los lectores sin responder. Sobre la portada mencionada por algunos de ellos, explica: "El titular era informativo, descriptivo y, claro está, valorativo. En unos días en los que se aislaba y se ponía en cuarentena a cualquier afectado o sospechoso, e incluso a toda la familia, me pareció obvio que todo el que hubiera contraído la enfermedad o pudiera contraerla se sentiría 'golpeado' por ella. Como prueba de que no había la más mínima tentación de exagerar o causar alarmismo, utilicé la horquilla más baja (40%) de la difundida oficialmente (entre el 40% y el 50%). El dato en sí, más que el titular, causó preocupación a nuestros lectores y a todo el mundo. Pero si alguien vio dosis de alarmismo donde nosotros no lo vimos, mis disculpas".
Los lectores alaban el esfuerzo divulgativo y la calidad de muchas de las piezas publicadas. Pero algunos señalan que la existencia de mensajes contradictorios y algunos titulares exagerados pueden acabar empañando el resultado.
Como ya ocurrió con la crisis de la gripe aviar en 2005, el problema radica en la dificultad de manejar informativamente la incertidumbre. Parece como si una noticia fuera menos creíble si se presenta en condicional. ¿Por qué tenemos tanta necesidad de ofrecer a nuestros lectores certezas absolutas, incluso cuando no las hay?
A ello hay que añadir la dificultad que tenemos de atribuir autoridad a las fuentes cuando se trata de estimaciones. Para reforzar la seguridad de la información que ofrecemos, tendemos a elevar al máximo el rango de la fuente. Cuando un experto de la OMS dice algo, se lo atribuimos a la OMS. Pero no es exactamente lo mismo. Especialmente en una situación de incertidumbre como ésta. En estos casos, las prudentes previsiones de los documentos oficiales quedan rápidamente desbordadas por otra imperiosa necesidad de los medios: la de anticipar acontecimientos. Y ponerse en lo peor. El resultado es una espiral difícil de gobernar, en la que quedan atrapados, a modo de pegajosa telaraña, tanto los medios como las autoridades sanitarias. Todos ven la desmesura, pero nadie encuentra el resorte para parar la rueda. Hasta que se para por agotamiento.
El domingo 16 de octubre de 2005, EL PAÍS publicó una doble página titulada: "Así será la pandemia de la gripe aviar". El virus había contagiado a 117 personas y, a diferencia del actual, era muy peligroso: tenía una mortalidad superior al 60%. En portada, y bajo aquel mismo título, se decía: "El virus mutante de la gripe aviar surgirá en Asia (...) y el mensajero al resto del mundo no será un ave sino un pasajero de avión. Así lo expone la OMS en el mapa de ruta de una pandemia que ya da por segura". El vaticinio, de momento, no se ha cumplido. Ahora, la historia se repite, pero en este tipo de espirales, la OMS y los periodistas corremos el mismo riesgo: sucumbir a una pandemia de descrédito.
-Defensora del Lector: defensora@elpais.es; teléfono: 913 378 200.
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