La ‘Nakba’ y la independencia de Israel
08/05/2008
- Opinión
La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) considera que están dentro de esta categoría todas las personas que residían en Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948, y que perdieron sus hogares y medios de subsistencia a causa de la guerra árabe-israelí de 1948, que siguió inmediatamente a la declaración de independencia de Israel.
Pero los palestinos —y el mundo árabe— tienen una palabra específica para aludir a lo que se desencadenó a partir del 14 de mayo de 1948, fecha oficial de la creación de Israel: la nakba. Este vocablo árabe significa “desastre” o “catástrofe” que se refiere al éxodo palestino, consecuencia de la creación artificial de un nuevo Estado, ignorando la existencia previa del pueblo palestino, asentado en ellas secularmente. En el calendario palestino, el llamado Día de la Nakba es una de las fechas más importantes; este año se celebrará —como siempre, entre lágrimas, ira y desesperanza— en el sexagésimo aniversario del comienzo de la tragedia que todavía continúa desarrollándose.
Por su parte, el Estado de Israel ha celebrado también el sexagésimo aniversario de su creación en una fecha que, debido al calendario religioso del país, de base lunar, varía cada año. (Un sistema no muy distinto del que sirve para establecer cada año la fecha asignada al Domingo de Pascua en el cristianismo).
No todos los judíos abordan la celebración con el mismo ánimo. Como escribió Edward Said, “lo que el Holocausto es para los judíos es la Nakba para los palestinos”. Esta idea no sólo es compartida por los palestinos, sino también por un creciente número de judíos en cuyas vidas y conducta influye más el respeto por la justicia y la verdad que el patriotismo ciego de los que creen que todo se resuelve mediante la violencia de las armas y el exterminio de los enemigos del pueblo elegido.
Un centenar de firmas judías suscribieron una carta publicada el pasado miércoles en The Guardian. Tras recordar algunos sangrientos detalles de la tragedia que se abatió sobre los palestinos tras la fundación de Israel, ampliamente recogida ya por la Historia, declaraban: “No podemos celebrar el cumpleaños de un Estado fundado sobre el terrorismo, las masacres y el despojo de las tierras de otro pueblo... [tampoco] el de un Estado que todavía hoy practica la limpieza étnica, viola la ley internacional, inflige un monstruoso castigo colectivo a la población civil de Gaza y continúa negando a los palestinos sus derechos humanos y sus aspiraciones nacionales”. Y concluían así: “Lo celebraremos cuando árabes y judíos vivan en pie de igualdad en un Oriente Próximo en paz”.
No son éstos los únicos judíos cuyo compromiso con la justicia puede ayudar a Israel a cambiar el alucinante camino emprendido, que sólo puede conducirle al caos. Desde Estados Unidos, donde el poderoso lobby judío tanto influye en la política exterior, llegan también voces discrepantes, algunas de ellas duras: “Además de sesenta años de ocupación y despojo, este aniversario marca décadas de resistencia palestina, creativa y potente, a la violencia israelí. Con esta declaración, apoyamos esa lucha, tan a menudo ignorada y vilipendiada en los medios de comunicación de Estados Unidos”, se lee en las páginas de Jewish Peace News.
El manifiesto en ellas publicado dice también: “Como judíos estadounidenses, rehusamos celebrar la continuada colonización y el despojo de las vidas y las comunidades palestinas, utilizando la ayuda de Estados Unidos al extranjero. Nunca ha existido un consenso judío respecto a Israel, ni en 1897 [creación oficial del sionismo por Theodor Herzl], ni en 1948, ni ahora. Rechazamos la noción de que hemos sido elegidos para desplazar a otros [pueblos]. Apoyamos el derecho del pueblo palestino al retorno, individual y colectivo, a los hogares que perdieron en 1948 y en los violentos años transcurridos desde entonces”. Deseémosles éxito a estas voces de paz.
Alberto Piris
General de Artillería en Reserva
Pero los palestinos —y el mundo árabe— tienen una palabra específica para aludir a lo que se desencadenó a partir del 14 de mayo de 1948, fecha oficial de la creación de Israel: la nakba. Este vocablo árabe significa “desastre” o “catástrofe” que se refiere al éxodo palestino, consecuencia de la creación artificial de un nuevo Estado, ignorando la existencia previa del pueblo palestino, asentado en ellas secularmente. En el calendario palestino, el llamado Día de la Nakba es una de las fechas más importantes; este año se celebrará —como siempre, entre lágrimas, ira y desesperanza— en el sexagésimo aniversario del comienzo de la tragedia que todavía continúa desarrollándose.
Por su parte, el Estado de Israel ha celebrado también el sexagésimo aniversario de su creación en una fecha que, debido al calendario religioso del país, de base lunar, varía cada año. (Un sistema no muy distinto del que sirve para establecer cada año la fecha asignada al Domingo de Pascua en el cristianismo).
No todos los judíos abordan la celebración con el mismo ánimo. Como escribió Edward Said, “lo que el Holocausto es para los judíos es la Nakba para los palestinos”. Esta idea no sólo es compartida por los palestinos, sino también por un creciente número de judíos en cuyas vidas y conducta influye más el respeto por la justicia y la verdad que el patriotismo ciego de los que creen que todo se resuelve mediante la violencia de las armas y el exterminio de los enemigos del pueblo elegido.
Un centenar de firmas judías suscribieron una carta publicada el pasado miércoles en The Guardian. Tras recordar algunos sangrientos detalles de la tragedia que se abatió sobre los palestinos tras la fundación de Israel, ampliamente recogida ya por la Historia, declaraban: “No podemos celebrar el cumpleaños de un Estado fundado sobre el terrorismo, las masacres y el despojo de las tierras de otro pueblo... [tampoco] el de un Estado que todavía hoy practica la limpieza étnica, viola la ley internacional, inflige un monstruoso castigo colectivo a la población civil de Gaza y continúa negando a los palestinos sus derechos humanos y sus aspiraciones nacionales”. Y concluían así: “Lo celebraremos cuando árabes y judíos vivan en pie de igualdad en un Oriente Próximo en paz”.
No son éstos los únicos judíos cuyo compromiso con la justicia puede ayudar a Israel a cambiar el alucinante camino emprendido, que sólo puede conducirle al caos. Desde Estados Unidos, donde el poderoso lobby judío tanto influye en la política exterior, llegan también voces discrepantes, algunas de ellas duras: “Además de sesenta años de ocupación y despojo, este aniversario marca décadas de resistencia palestina, creativa y potente, a la violencia israelí. Con esta declaración, apoyamos esa lucha, tan a menudo ignorada y vilipendiada en los medios de comunicación de Estados Unidos”, se lee en las páginas de Jewish Peace News.
El manifiesto en ellas publicado dice también: “Como judíos estadounidenses, rehusamos celebrar la continuada colonización y el despojo de las vidas y las comunidades palestinas, utilizando la ayuda de Estados Unidos al extranjero. Nunca ha existido un consenso judío respecto a Israel, ni en 1897 [creación oficial del sionismo por Theodor Herzl], ni en 1948, ni ahora. Rechazamos la noción de que hemos sido elegidos para desplazar a otros [pueblos]. Apoyamos el derecho del pueblo palestino al retorno, individual y colectivo, a los hogares que perdieron en 1948 y en los violentos años transcurridos desde entonces”. Deseémosles éxito a estas voces de paz.
Alberto Piris
General de Artillería en Reserva
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
ccs@solidarios.org.es
www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/de/node/127435
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