“Nada que ver con una ronda de desarrollo”

El fracaso de Doha/OMC

24/07/2006
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La suspensión de las negociaciones del Ciclo de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) confirmada el lunes 24 de julio en Ginebra, abre interrogantes sobre el futuro del comercio mundial. ONG, organizaciones campesinas y sectores alter mundialistas se manifiestan “aliviados” y critican con energía la naturaleza misma del organismo multilateral. La discusión de la “última oportunidad” para salvar las negociaciones en curso se inició el domingo 23 en la sede central del organismo internacional en esta ciudad helvética. Participaron en ella Estados Unidos y la Unión Europea, junto con Brasil, Australia, India y Japón. Horas más tarde se suspendió abruptamente. El Grupo de los Seis no logró acuerdos en el sensitivo tema agrícola, especialmente a partir de intereses contrapuestos entre las dos principales potencias: Estados Unidos y Europa. Fue al Director General del organismo, el francés Pascal Lamy, la tarea de comunicar a la prensa la “derrota de todos”. Y de informar, horas más tarde, oficialmente, a los países miembros. Campesinos “aliviados” “Para nosotros la ausencia de resultado es seguramente mejor que un mal resultado” afirma Sandra Helfenstein, portavoz de la Unión Suiza de Campesinos. “Por el momento nos sentimos aliviados”, enfatiza la vocero, quien sin embargo anticipa que la “satisfacción momentánea es limitada…ya que no sabemos lo que puede venir en el futuro. Tal vez un acuerdo peor que el que se estaba discutiendo ahora”. Para los campesinos el problema es el de las alternativas. Si no marcha la vía multilateral –expresada en la OMC- entonces queda como opción la “vía bilateral …y para un pequeño país como el nuestro no es siempre fácil este camino”. “Nada que ver con el desarrollo” “Somos favorables al sistema multilateral”, enfatiza por su parte Michel Egger, uno de los responsables de la Alianza Sur, plataforma que reúne a las seis más importantes organizaciones no gubernamentales (ONG) helvéticas de desarrollo. Desde esa perspectiva el fracaso de este ciclo de negociación “pone en cuestión ciertos avances que se hubieran podido lograr evitando volver a la ley de la selva”. Sin embargo, explica Egger “nos alegramos que haya fracasado un acuerdo que no era favorable para los países más pobres”. Subrayando que “muchas veces las crisis son saludables para destrabar ciertos límites institucionales evidentes”. Y en ese sentido, lo importante es “analizar el fondo del problema más que quedarse en buscar formales responsables”. Y la cuestión esencial, según la Alianza Sur, es “que el fracaso del ciclo de Doha implica un cuestionamiento de fondo a la Organización Mundial del Comercio”, tanto en su falta de democracia interna como en los cambios bruscos de las prioridades. Y es a Egger de recordar que lo que originalmente se presentó como una “ronda de desarrollo, quedó limitado sólo al esfuerzo por asegurar el acceso a los mercados, aceptándose prácticas desleales, subvenciones que van contra los países más pobres y distorsiones cada vez más evidentes y contraproducentes”, puntualiza. Llevando la reflexión hasta sus últimas consecuencias, “deberíamos preguntarnos si la OMC con sus fundamentos ideológicos neo-liberales predominantes, puede integrar una verdadera dimensión de desarrollo”. Y la respuesta está casi a la vista, para el responsable de los ONG suizos. “No se ve que la OMC juegue la carta del desarrollo durable, de las iniciativas de opciones industriales nacionales desde abajo, de la soberanía alimentaria”, sino al contrario, se impone “el concepto falso que liberalizándolo todo, todos van a ser vencedores”. Constatando que ese organismo internacional se muestra incluso incoherente con los Objetivos del Milenio definidos por las Naciones Unidas para reducir a la mitad la miseria en el planeta hasta el 2015. “No bajar la guardia” Lo importante no es quedarse aquí y contentarse con “este fracaso parcial de la OMC”, enfatiza por su parte María Casares, una de las dirigentes del Foro Social de la región del Léman y de la Marcha Mundial de Mujeres, para quien “no hay que bajar la guardia”. Y en ese sentido, los sectores alter mundialistas “continuamos con las actividades de denuncia y protesta previstas para estos próximos días en Ginebra. Entre ellos la manifestación naval –por el lago- y terrestre hacia la sede de la OMC del jueves 27 a la tarde”. En la misma participarán diversos movimientos sociales helvéticos junto con representantes de Vía Campesina así como militantes de sindicatos de pescadores filipinos que llegaron a Suiza para sumarse a la protesta. “Lo que sucedió en las últimas horas en Ginebra refuerza el convencimiento de los movimientos sociales”, concluye. Las subvenciones en el corazón del problema Tanto para los campesinos como para las ONG de desarrollo, la problemática de los subsidios a la agricultura está a la base de las tensiones de la Ronda de Doha que involucra a los 149 estados miembros de la OMC en un debate que lleva ya cinco años sobre la liberalización comercial. Un reciente informe de la OMC indica que 21 países desarrollados gastan casi 250.000 millones de dólares estadounidenses en subvenciones. El total mundial de subsidios estimado por el organismo internacional se sitúa en los 300.000 millones de dólares estadounidenses. La relación media entre las subvenciones y el Producto Interno Bruto (PIB) es mucho mayor en los países desarrollados. En una muestra realizada sobre 22 países desarrollados, el valor correspondiente entre ambos indicadores fue del 1.4 por ciento. Mientras que en igual sondeo sobre la base de 31 países en desarrollo, la relación es de 0.6 por ciento. En este tire y afloje, los productos agrícolas – así como los servicios- aparecen como uno de los temas cruciales. Y particularmente, la incidencia y la repercusión de las subvenciones. El último informe de la OMC sobre el comercio mundial, presentado el 24 de julio ponía el dedo en la llaga. “Numerosos gobiernos tienen amplios programas de subvención nacionales y subnacionales” señala el documento. Como las subvenciones pueden distorsionar el comercio, enfatiza, los gobiernos – de los países miembros de la OMC- “están obligados a notificar a la OMC cualquier ayuda de este tipo”. Sin embargo, pocos gobiernos lo hacen, “lo cual contribuye a una grave falta de información y transparencia en lo que se refiere a la utilización y el efecto de las subvenciones”. El fracaso de la OMC en Ginebra es tan cierto como contundente. Aunque nada novedoso si se tienen en cuenta los permanentes avances y retrocesos que la misma viene protagonizando desde el 2001 cuando se inició este nuevo ciclo de negociaciones en la capital de Qatar. E incluso si se analiza la “prehistoria”. El ciclo de Uruguay, comenzado en 1986 y concluido en 1994, había sido suspendido durante dos años en un largo y complejo proceso de acuerdos y desacuerdos. Cambia ahora, a corto plazo, el calendario futuro de actividades de la OMC que entra en un impasse indefinido. Abriéndose un nuevo “tiempo político” donde unos y otros deberán reposicionarse. Porque de eso se trata, según los analistas internacionales: de la voluntad política de las partes para destrabar un proceso que hoy se empantana porque ninguna de las grandes potencias comerciales del planeta quiere realmente conceder algo, esperando de su rival el primer gesto. Sin pensar que es a ellos juntos de mandar la primera señal positiva hacia las naciones más empobrecidas del planeta. - Sergio Ferrari, desde Ginebra, corresponsal latinoamericano acreditado ante la ONU/Ginebra
https://www.alainet.org/de/node/116226

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