Anatomía del ALCA y los TLCs
22/09/2004
- Opinión
Mundialización y bloques económicos
La tendencia más característica de la economía internacional
contemporánea constituye la mundialización capitalista de los
procesos productivos, comerciales, financieros, así como de sus
concomitantes pautas de consumo. El fenómeno involucra tanto a
los países centrales del sistema como a los periféricos,
incluidos en estos últimos las naciones del ex campo socialista
europeo. La aludida tendencia se habría iniciado desde el fin de
la II Guerra Mundial.
La mundialización capitalista en curso ha configurado tres
grandes bloques económicos: a) el presidido por Estados Unidos,
con hegemonía sobre América Latina, b) la Unión Europea,
encabezada por Alemania y Francia, en proceso de expansión hacia
Europa Central y Oriental, y c) Japón y China, cuya influencia
se despliega en el Sudeste asiático y el Pacífico, y que, según
opinión distintos analistas, establecerá en un futuro próximo un
entendimiento militar-político entre las dos potencias. Los
citados bloques apuntan a desenvolverse en un contexto de
creciente interpenetración de capitales que, sin embargo, dado
el carácter intrínsecamente violento del capitalismo, no excluye
la posibilidad de confrontaciones militares entre los Estados
imperialistas y, menos aún, el fomento de guerras periféricas de
distinta índole (religiosas, contra el "narcoterrorismo",
tribales).
ALCA/TLCs y capitalismo de rapiña
Las actuales propuestas integracionistas de los Estados Unidos
para el continente, como el Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLCs), se
engranan con concepciones y políticas de corte colonialista o
neocolonialista impulsadas por la Unión en distintos momentos de
su historia. El más notorio de tales antecedentes constituye la
Doctrina Monroe ("América para los americanos"), sustento del
expansionismo territorial de Washington a lo largo del siglo
XIX. En época más reciente, el monroísmo-panamericanismo se
sustentará en la ideología del "espacio vital", un elaborado del
nacionalsocialismo alemán asumido por el complejo industrial-
militar norteamericano como soporte de la estrategia de la Gran
Área (Grand Area), fundamento de la intervención yanqui en la
segunda contienda, conforme lo demuestran Chomsky y Dieterich en
su libro Los vencedores. En tiempos más recientes, Bush padre
extrapolará esos axiomas de la política exterior washingtoniana
a la Iniciativa para las Américas, el corolario hemisférico del
derrumbe del socialismo estatalista europeo.
Las fórmulas unionistas de la Casa Blanca, lejos de inspirarse
en propósitos de fomento productivo y diseminación del progreso
en las naciones sureñas, buscan, sobre todas las cosas,
consolidar la hegemonía de la potencia unipolar en las esferas
geopolítica, productiva, comercial, financiera, científica,
tecnológica, ambiental, ideológica, cultural y legal, en la
perspectiva de contrarrestar la superioridad tecnológica de los
europeos y asiáticos en la producción de bienes de consumo
civil. A la luz de esta urgencia, no resulta casual que el ALCA
y los TLCs comporten esquemas de liberalización de "una sola
vía", para consolidar un "modelo de acumulación por desposesión"
(Waldem Bello, Raúl Zibechi), el capitalismo de rapiña al que se
refirieran los clásicos marxistas. Específicamente, pretenden
asegurar la libertad de movimiento y las máximas ganancias a las
corporaciones y bancos estadounidenses; y, en contrapartida,
enajenar aún más la soberanía de nuestras naciones; liquidar a
los mini-Estados sociales preexistentes; privatizar empresas y
funciones públicas; profundizar la expoliación de su fuerza
laboral y el saqueo de sus recursos naturales y ambientales;
apropiarse de los conocimientos vernáculos; patentar especies
animales y vegetales; mercantilizar la educación, la salud y la
cultura; eliminar competidores; extender el antidesarrollo
neoliberal; adoctrinar al continente en la religión del mercado;
empobrecer y humillar a los latinoamericanos.
La integración-anexión de América Latina se ha tornado más
necesaria para los Estados Unidos en el marco de su reciente
debilitamiento económico y financiero. ¿A qué aludimos? El auge
especulativo estadounidense de la era Clinton colapsó a fines
del 2000 envuelto en la debacle de la Nueva Economía. Esta
inflexión del ciclo económico se expresó no solo en la caída de
las inversiones, sino también en las espectaculares caídas de
sus exportaciones y en el crecimiento exponencial del déficit
presupuestario, amén de la vertical expansión de su
endeudamiento externo. Factores de este orden son los que están
detrás de la decisión de George W. Bush de impulsar un plan
completo de recolonización de América Latina, inicialmente bajo
el formato del ALCA y, a partir de noviembre del 2003, bajo el
molde de los TLCs.
El retorno del bilateralismo
Los TLCs con Estados Unidos, recientemente suscritos por Chile y
Centroamérica, y en proceso de negociación con Colombia, Ecuador
y Perú, comportan ofensivas bélicas no militares contra nuestras
naciones. Aunque para el caso de los países andinos, cuyas
negociaciones oficiales se iniciaron el pasado mayo, en
Cartagena, el contenido bélico-militar aparece explícito
centrado en la regionalización del conflicto armado colombiano.
Otro rasgo importante de los TLCs es que suponen un abandono del
multilateralismo y la consiguiente imposición del bilateralismo
como mecánica de las negociaciones-imposiciones. Lejos de
constituir una modificación formal, el cambio está significando
que las asimetrías de distinto orden entre la superpotencia y
nuestras naciones cobren una relevancia aún mayor.
Desafío y respuesta
El horizonte que dibujan los TLCs –y el ALCA- no agota el futuro
probable de América Latina, entre otras razones porque la
ofensiva totalizante y totalitaria del capital monopólico
norteamericano, encaminada esencialmente al control geopolítico
y político y al desmantelamiento de los Estados-nación
latinoamericanos, viene generando múltiples resistencias que van
desde la lucha de la Cuba castrista contra el recrudecido
bloqueo norteamericano hasta la consolidación de la revolución
bolivariana en la Venezuela chavista, la ruptura del gobierno de
Kirchner con las sacrosantas normas de la banca internacional y
la reciente propuesta de "Lula" da Silva encaminada a instituir
la Confederación Sudamericana de Naciones.
Desde los movimientos nacionalistas y populares
extraparlamentarios, las impugnaciones al ALCA y los TLCs han
sido múltiples y heteróclitas protagonizadas por contingentes
campesino-indígenas, afroamericanos, segmentos empresariales
ligados al mercado interno, sindicalistas públicos y privados,
ecologistas y defensores de los derechos humanos, medios
informativos, líderes religiosos, pobladores, usuarios,
estudiantes iracundos… Altamente estimuladoras han resultado las
noticias sobre las acciones contestatarias desplegadas por
organizaciones laborales, ambientalistas y de derechos humanos
del propio Estados Unidos.
Ecuador por el plebiscito
A fines de julio pasado se reunió, en Quito, el I Foro Social
de las Américas, capítulo del Foro Social Mundial, con el
propósito de denunciar a "los proyectos de muerte del Imperio" y
formular alternativas al fascismo liberal.
El encuentro, al que concurrieron unos 11 mil
alterglobalizadores provenientes de unos 50 países –la mitad de
otros continentes- ha tenido el efecto de vitalizar la crítica
al TLC andino-estadounidense. Prueba de ello es la conformación
de Ecuador decide, una entidad policlasista y de cobertura
nacional que ha lanzado una campaña para presionar al régimen de
Lucio Gutiérrez por el retiro inmediato del país de las rondas
del TLC y la renuncia de la ministra de Comercio, Ivonne Baki,
así como para reunir 700 mil firmas y validar la convocatoria a
un plebiscito sobre la pertinencia del pacto recolonizador de
marras.
* René Báez es profesor de la Facultad de Economía de la PUCE y
miembro de la IWA. Ponencia presentada al IV Congreso de
Pensamiento de América Latina, evento a realizarse en la
Universidad de Nariño (Pasto, Colombia) entre el 6 y el 8 de
octubre del 2004.
https://www.alainet.org/de/node/110587
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