Nicaragua:¿Las maquilas son la salvación?

27/04/2004
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Foto: Mathieu Etienne-Gagnon / Oxfam
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En uno de los países más pobres de América y con altos índices de emigración y desempleo, las maquilas son presentadas como "factor de desarrollo". ¿Pero qué es lo que dejan las maquilas a Nicaragua? A más de los magros salarios y la contaminación ambiental, nada: ni transferencia de tecnología ni fortalecimiento del aparato productivo local, según revela el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH).

 

Globalización y maquilas

 

La instalación de las denominadas maquilas en los países del Sur se inscribe en lo que el mexicano Andrés Barreda Marín llama las fábricas globales. Desde la década de los ochenta del siglo pasado toma fuerza la deslocalización de las fábricas desde los países centrales hacia los países periféricos, proceso que ha sido facilitado tanto por el desarrollo de las redes infoeléctricas (tecnologías de la información y la comunicación) como por las redes integradas de transportes. El capital transnacional saca ventajas de las maquilas por partida doble: aprovecha de la mano de obra barata y semiesclava de los países del Sur y presiona por la baja de los salarios en los países del Norte.

 

"Las industrias maquiladoras han llegado al refinamiento de combinarse, por ejemplo, con los sistemas internodales de comunicaciones y de transportes. La internodalidad es la unificación, por primera vez en la historia de los transportes, de todas las redes del transporte, es decir la integración en una sola red del transporte terrestre automotor o ferrocarrilero, transporte marítimo y transporte aéreo, terminando con los cuellos de botella en el traslado de mercancías que se formaban en donde una red conectaba con otra red", dice Barreda (1).

 

En el caso de la industria automotriz, fábricas globales como Volkswagen, Ford, General Motors, para producir los autos, llevan a cabo interconexiones entre todas sus plantas a escala planetaria, considerando a cada planta como si fuera un taller interno de un gran taller global, un taller planetario que trabaja en tiempo real, conectados en tiempo real a través de la Internet, y que para el envío de las partes de construcción de la fábrica de una a otra parte, recurre a la internodalidad, con lo que se cumple lo que se llama la producción "just in time" - justo a tiempo-(2).

 

La industria textil transnacional experimenta el mismo fenómeno. Desde los centros de alta tecnología, ubicados en Estados Unidos, en Georgia, Carolina del Sur o Carolina del Norte, salen los componentes de los vestidos cortados con láser que posteriormente serán ensamblados en las industrias maquiladoras de México, Centroamérica o El Caribe, mismos que serán reexportados inmediatamente a Estados Unidos.

 

Esta deslocalización ha posibilitado a las transnacionales – frecuentemente a través de terciarizadoras- no solo moverse libremente de un lugar a otro sino bajar los salarios y desmantelar o debilitar a los sindicatos tanto en América Latina, Asia o África como en los propios Estados Unidos y Europa (En Italia, por ejemplo, los salarios llevan ya 25 años de caída ininterrumpida).

 

Maquilas: ¿factor de desarrollo?

 

 En Nicaragua, considerado el segundo país más pobre de América Latina, después de Haití, con altas tasas de desempleo abierto (11.6% de la PEA) y subempleo (38.2%), las maquilas son presentadas generalmente por la parte oficial como la salvación del país y factor de desarrollo pues es el "único sector que genera empleo"(3).

 

"En realidad las maquilas y la emigración son las dos válvulas de escape para que no haya un estallido social como el que ocurre en otros países donde la gente con hambre asalta supermercados", dice Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH).

 

Las maquilas se instalaron primero en México en la década de los 60 y al final de la misma y comienzos de los 70 en Nicaragua, durante la dictadura de Somoza. Las primeras 12 industrias maquiladoras de vestido empleaban a unos 8000 trabajadores/as. Durante la revolución sandinista (1979-1989) se expropiaron estas fábricas, pasando a formar parte del área de propiedad social: cinco de ellas siguieron funcionando para abastecer la demanda interna.

 

En 1992, con el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro nuevamente se instalaron 17 maquiladoras, empleando a 9.000 trabajadores. Durante el gobierno de Arnoldo Alemán (1996-2001) se incrementó su número, llegando a tener 35.000 trabajadores. En el actual gobierno de Enrique Bolaños se ha mantenido esa tendencia de crecimiento. A mediados de 2003, el Ministerio de Fomento, Industrias y Comercio señalaba que funcionaban 62 empresas con 52.000 trabajadores y trabajadoras, bajo el régimen de zonas francas.

 

Nicaragua es particularmente atractiva para las inversiones en las maquiladoras debido a algunos factores como la cercanía y la no existencia de cuotas para introducir ropa al mercado estadounidense, y sobre todo por las políticas de "brazos abiertos" que han puesto en ejecución los últimos tres gobiernos, que incluyen: exoneración de impuestos para la importación de materia prima, maquinaria y equipos y utilidades generadas en los primeros 10 años, no pago de impuestos municipales, y enormes facilidades para la repatriación de capitales.

 

A diferencia de México o Costa Rica donde se ensamblan partes de computadores o electrodomésticos, en Nicaragua las maquiladoras son de primera generación, es decir, dedicadas principalmente a la industria de la confección, aunque últimamente a la producción de calzado, tabaco, arneses automotrices, pelucas, adornos y cajas de cartón, productos que casi en su totalidad son reexportados a Estados Unidos.

 

No son las grandes transnacionales las que llevan el trabajo duro -y muchas veces sucio- de explotar la mano de obra criolla, de negociar con las autoridades y "lidiar" con los sindicatos. De esas tareas prosaicas se encargan los intermediarios taiwaneses, coreanos o filipinos que poseen el 79% de las inversiones en las maquilas, aunque también lo hacen unos cuantos norteamericanos y nicaragüenses.

 

Zonas de "No derecho"

 

Los gobiernos han establecido una legislación especial para las zonas francas en donde operan las maquilas, que, según el jurista Alejandro Teitelbaum, de la Asociación Americana de Juristas, se han constituido de hecho en zonas de "no derecho" (4). En efecto, la legislación del país estipula que las zonas francas son "áreas dentro del territorio nacional sin población residente" y para efectos de las recaudaciones fiscales y aduaneras se consideran "fuera del territorio nacional".

 

Aunque las maquilas no están exentas de respetar las normas laborales nacionales e internacionales y los derechos humanos, éstos son sistemáticamente violados. Solo en el primer semestre de 2003, el CENIDH recibió 197 denuncias, de las cuales 154 fueron violaciones comprobadas. Las denuncias sobre todo se refieren a la violación del derecho al trabajo, a la estabilidad laboral, prestaciones sociales, libertad sindical, protección especial de la maternidad y otros.

 

El 80% de la fuerza laboral de las maquilas está conformada por mujeres, mayoritariamente jóvenes o madres solteras. Muchas de ellas reconocen haber afrontado problemas por su condición de género como requisas, acoso sexual, maltrato psíquico y físico; falta de condiciones para embarazadas y lactantes; falta de permisos médicos, desconocimientos de sus derechos y temor al despido, según un estudio realizado por el CENIDH en 2003 en las empresas Chentex, Chih Hsing Pequeña, Mil Colores, Presitex, Rocedes y John Garments. Uno de los casos más graves fue el de la trabajadora Karla Nohelia Manzanares López (20 años), que laboraba en la maquiladora John Garments con tres meses de embarazo que abortó en los servicios higiénicos al haberle negado la supervisora un permiso para asistir a una consulta médica.

 

Las condiciones de trabajo en los "talleres del sudor", como se conocen a las maquilas, nada tienen que envidiar a las condiciones terribles que imperaban en los albores del capitalismo. La competencia desenfrenada entre las maquiladoras para mantenerse en el mercado estadounidense les lleva a presionar sobre las/os trabajadores/as para cumplir las metas y los plazos establecidos.

 

Trabajando en grandes galerones, en medio de un calor asfixiante, las trabajadoras realizan un trabajo repetitivo y alienante. De pie o sentadas durante largas jornadas sufren problemas de artritis, várices o problemas de columna; la absorción constante de polvo y pelusas de algodón les provoca problemas pulmonares. Están sometidas a un régimen cuartelario para alimentarse o ir al servicio higiénico. No hay una vigilancia adecuada de las autoridades de trabajo sobre normas de higiene o seguridad ocupacional por lo que los accidentes son constantes y algunos/as trabajadores/as se han quemado con las planchas. A más de ello, los salarios son insuficientes para vivir pues si bien el sueldo promedio es de 80 dólares mensuales -algo más que el mínimo que es de 68 dólares- esto apenas cubre la mitad de la canasta básica.

 

Los y las trabajadores constantemente denuncian malos tratos de los empleadores, originados fundamentalmente por la presión que provoca la producción en cadena y los choques culturales entre el personal intermedio, generalmente extranjeros que desconocen el castellano, y las/os trabajadoras/es nicaragüenses.

 

Persecución sindical

 

Los empleadores persiguen en especial la formación de sindicatos y el derecho de reclamación y huelga. Numerosas tácticas se han inventado los patrones para desbaratar o desalentar los intentos de organización de los/as trabajadores/as. Entre ellos, se puede mencionar la desintegración de las directivas (se ofrecen altas sumas de dinero a los dirigentes para desarticular a los sindicatos), se impugna en las instancias legales a los sindicatos utilizando trabajadores afines, se criminaliza las luchas sociales acusando a los sindicalistas, afiliados y simpatizantes de haber cometido actos violentos, se elaboran "listas negras" de sindicalistas para que no sean contratados en ninguna otra planta maquiladora.

 

Así mismo se recurre a la táctica del divide y vencerás con respecto al movimiento sindical. Los empleadores tienen una actitud hostil con respecto al sindicalismo afín al sandinismo representado por la Central Sandinista de Trabajadores (CST), la Central Sandinista de Trabajadores José Benito Escobar (CST-JBE) y la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), en tanto que promueven y dan facilidades para el funcionamiento del sindicalismo amarillo liderado por la Central de Trabajadores de Nicaragua Autónoma (CTNa). Muchos dirigentes de esta última son supervisores o tienen cargos de confianza en las empresas, mantienen una actitud poco crítica frente a los empleadores referente al maltrato, salarios, horas extras y condiciones de trabajo, en tanto que se prestan para atacar a los sindicatos sandinistas.

 

 ¿En estas condiciones, qué es lo que le queda en Nicaragua de las maquilas? Quizás solo los magros salarios, porque no hay transferencia de tecnología, ni se emplean materias primas (con excepción de la piedra pómez que se emplea en la confección de la ropa) ni insumos locales. Lo que sí queda en el país es contaminación ambiental, dice la defensora de los derechos humanos, Vilma Núñez. "En un país con escasos controles en materia ambiental, las maquilas se instalan en los parques industriales de la periferia de las ciudades y arrojan a los ríos los desechos químicos que usan en los procesos productivos. Eso contamina las cuencas acuíferas, sin que el gobierno tome medidas serias para impedirlo, el gobierno se comporta demasiando indulgente con estas empresas y no les exige el cumplimiento de las normas ambientales o laborales que rigen en Nicaragua por miedo de que se vayan del país y se genere más desempleo", agrega Núñez.

 

Notas

(1) Conferencia sobre el tema "Geopolítica de América Latina en la globalización" pronunciada por Andrés Barreda Marín, profesor de la Universidad Autónoma de México, en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, Quito, el 11 de febrero de 2004.

 

(2) Ibíd.

 

(3) Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), 2003, "Maquila en Nicaragua...¿Una esperanza?", Managua, CENIDH.

 

(4) Eduardo Tamayo G. "Globalización y maquilas: Buscan mujeres, sin experiencia sindical", http://alainet.org/docs/1094.html

 

Publicado en América Latina en Movimiento # 383 (ALAI), p. 23, 28-04-2004, Quito

 

 

https://www.alainet.org/de/node/110031
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