¿Fin de la historia?

22/09/2002
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Es probable que en estos 2.400 años que van de Sócrates a nuestros días la humanidad no haya conocido un período tan desprovisto de utopías como ahora. ¿ Dónde están las grandes ideas filosóficas, religiosas o políticas que nos muevan en dirección a un futuro mejor? El nipón-americano Francis Fukuyama expresa con mucha propiedad el primer y único mandamiento de la ola neoliberal que asola el Planeta: "Se terminó la Historia". He aquí una novedad, en un mundo marcado por la cultura hebreo-cristiana que difundió la creencia en un Dios -Yavé- que, al contrario de las divinidades griegas, se revela en la historia. Los seguidores de Jesús comparten la fe de que el mismo Dios creador del Universo es el Padre que nos promete, en la plenitud de la historia, el Reino de justicia y de paz. Como todavía hay guerras y hambre, no se puede decir que el Reino ya se manifestó; por tanto la historia aún no alcanzó su plenitud. Pero, por decreto de un funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos, ella habría llegado a su fin. De ese modo ya no quedaría un lugar al que llegar (= utopía). Bajo el imperio de las leyes del mercado, éste sería el mejor de los mundos, regido por la dictadura del mercado. También las grandes religiones orientales, como el budismo, tienen su visión cíclica de la historia, al considerar la vida como etapa reencarnatoria rumbo a la purificación que nos introduce en el Nirvana. Al igual que la filosofía griega, esas religiones detectan en el corazón humano el anhelo de esperanza. La existencia no es fortuito azar; es fruto de una historia natural señalada, en su evolución, en el relato de la creación contenido en el Génesis. Para la Biblia la historia antecede a la presencia humana en el escenario de la naturaleza. Aquel Dios cuyo nombre era Historia -pues su nombre era pronunciado como rescate del pasado, 'el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob'- ya había puesto movimiento evolutivo en el mismo acto de la Creación. Eso ya lo habían intuido las grandes religiones antiguas. Pero la ciencia tuvo que esperar al siglo 20 de nuestra era para constatar que el Universo tuvo su principio en el Big-Bang, hace unos 15 mil millones de años, cuando surgió el tiempo y, en su esfera, la flecha de la evolución. La energía se condensó en materia y, en el calor de las estrellas, fueron fundidos, con diferentes consistencias y calidades, todos los átomos que integran, como ladrillos, las estructuras de los mundos inorgánico y orgánico. Incluso los átomos tienen su historia de integración, desde sus partículas elementales que oscilan en la indefinible frontera entre lo espiritual y lo material, como los quarks y los electrones, las moléculas y células que constituyen los eslabones de los cuerpos minerales, vegetales y animales. Ahora a la humanidad sólo le falta que promueva su propia integración. Las pocas señales existentes -la ONU, la Unión Europea, el euro como moneda predominante en aquel continente- no son motivos de esperanza si consideramos la miseria de 800 millones de personas y el hecho de que cada día mueren cerca de 30 mil niños de desnutrición. Sólo vendrá la paz, como lo predijo el profeta Isaías seis siglos antes de Cristo, cuando ella sea hija de la justicia. (Traducción de José Luis Burguet)
https://www.alainet.org/de/node/108155
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