Evangelización, ecumenismo y lucha de liberación
25/04/2003
- Opinión
Me da mucha alegría dirigirme a ustedes en este Primer Encuentro
sobre Fe y Política organizado por nuestras Comunidades de fe y
Vida (COFEVI). Son ya cinco años que hemos venido caminando en
este proyecto evangélico y en este caminar hemos hecho muchas
amistades, nos hemos conocido en la lucha y eso ha fortalecido
mucho nuestra relación. Es por eso que estamos aquí de diferentes
departamentos del país, de Santa Ana, de Sonsonate, de Ahuachapán,
de San Salvador, de La Paz, de Cuscatlán, etc.
En mi intervención voy a tratar sobre los fundamentos, los
principios que guían nuestra acción como comunidades de fe y Vida;
sobre nuestra visión ecuménica, y si el tiempo me alcanza, sobre
nuestras raíces históricas de lucha por la justicia y la
liberación. Ustedes nos han conocido en la práctica, en la lucha,
y hoy queremos exponerles lo que pensamos, las ideas que orientan
nuestro accionar, nuestro compromiso político y social.
Evangelización y Comunidades de Fe y Vida
Durante estos últimos cinco, seis años, desde más o menos el año
98, hemos venido construyendo un proyecto evangélico, ecuménico,
comprometido con las luchas de nuestro pueblo, del cual nos
sentimos muy orgullosos, porque se ha convertido en un movimiento
que ha estado acompañando a los sectores populares en sus diversas
luchas, por la justicia, por la paz, por la democracia, y por el
desarrollo.
En este esfuerzo, en esta experiencia como comunidad de vida y de
fe, hemos construido cinco pilares, cinco bases, cinco
fundamentos, que han ido moldeando nuestra identidad : la oración,
el estudio de la Biblia, el compromiso, la amistad y el
ecumenismo. Cada una de estas dimensiones es fundamental para el
desarrollo de nuestro trabajo y de nuestra visión.
La oración
La oración ha estado siempre presente en nuestro accionar. En
cualquier tipo de actividad en la que participemos nos
caracterizamos por la oración. Por medio de la oración nos
comunicamos con nuestro Dios. Nosotros creemos en un Dios de la
justicia, en un Dios liberador. En un Dios que se identifica con
los que sufren y que se hace presente en la historia al lado de
los que luchan. Es un Dios que rechaza a los poderosos y se
acerca los débiles, a los oprimidos, a los humildes.
Creemos en Yahvé, creador del cielo y de la tierra, en un Dios que
escuchó los sufrimientos del pueblo de Israel y acompañó al pueblo
en su liberación, en su salida de Egipto y en la construcción de
una nueva sociedad; creemos en Jesús de Nazaret, que dedicó su
vida a luchar por los humildes y que fue crucificado porque fue un
rebelde que desafió al imperio romano, y que por esta razón Dios
lo reivindicó y al hacerlo reivindico a los miles de rebeldes
asesinados por el imperio; creemos en el Espíritu Santo, esa
fuerza que nos permite enfrentar las dificultades, los peligros,
superar los temores y tener confianza en la victoria, incluso en
los momentos más difíciles. Es en este Dios trino que creemos
nosotros.
El estudio de la Biblia.
Otro elementos clave de nuestra experiencia es el estudio
permanente, sistemático, personal y colectivo del Antiguo y del
Nuevo Testamento. Para nosotros la Biblia es el relato de la
lucha por la liberación del pueblo de Israel. La Biblia es la
historia de las dificultades y avances de un pueblo que lucha por
su liberación. Cuando nosotros estudiamos la Biblia la
relacionamos con la historia del pueblo salvadoreño, con sus
sufrimientos y esperanzas.
Y la Biblia nos va iluminando nuestro caminar, nuestra práctica.
Por ejemplo, con la huelga de los médicos, nosotros descubrimos
muchas pistas, muchas claves en el Apocalipsis, porque la Biblia
debe leerse y estudiarse desde la lucha de los pueblos, esa es la
llave para entenderla. Sí no es fácil perderse y caer en
actitudes aislacionistas y hasta reaccionarias, que es lo que les
pasa a muchas iglesias.
Cada uno de los libros de la Biblia, desde el Génesis hasta el
Apocalipsis refleja los esfuerzos por organizar, por unificar, por
concientizar, por movilizar al pueblo de Israel, muestra la
resistencia ante las invasiones y las ocupaciones militares, las
dificultades de construir una nueva sociedad, la soberbia de los
poderosos, los retrocesos históricos y la voluntad de vencer de
los oprimidos, que se rebelan para convertirse en pueblo de Dios.
Fíjense que nosotros cada miércoles tenemos un estudio bíblico,
todos los pastores de la Iglesia Luterana, cada miércoles. En
estos momentos nos encontramos estudiando el Libro de los Hechos
de los Apóstoles. El Rev. Jaime Dubón es el encargado de los
programas de estudio del Ilforet. Del Instituto Luterano de
Formación y Reflexión Teológica, la Rev. Blanca Irma Rodríguez es
la encargada de Publicaciones, el Rev. Ricardo Cornejo es el
encargo del programa de Fe y Política, por eso está coordinando
esta actividad y este servidor es el encargado de Relaciones
Ecuménicas, por eso estoy desarrollando este tema.
El compromiso
Nuestras oraciones y nuestro estudio de la Biblia nos dan fuerza y
claridad para luchar. Somos una comunidad de fe muy comprometida,
en lo ecuménico, en lo social y en lo político. Tenemos una
presencia destacada a nivel nacional por nuestro testimonio de
lucha, somos un referente ecuménico para muchos sectores
nacionales e internacionales.
Hemos acompañado las diversas expresiones de protesta de nuestro
pueblo, de los sectores populares. Existen cuatro dimensiones de
este compromiso, la lucha por la justicia social, por la
democracia política, por el desarrollo económico y por la paz
mundial. Nuestros esfuerzos se dan en el plano local, nacional e
internacional, en cada una de estas cuatro áreas.
Para nosotros la desigualdad, la injusticia social existente en
nuestro país es un pecado, expresa una situación de ruptura de las
relaciones entre Dios y la sociedad. Es un reflejo que el afán de
acumular ganancias, el egoísmo, guía los pasos de este sistema de
vida capitalista por encima de la amistad y la solidaridad. Y eso
explica los miles de niños y niñas durmiendo en las calles,
pidiendo en las esquinas de las calles, los ancianos y ancianas
muriéndose de hambre.
Y esta situación genera lucha, genera protesta, genera
resistencia. Y nosotros acompañamos esas luchas. Es por eso que
los conocemos a ustedes. Hemos estado luchando junto con los
campesinos que han desalojado violentamente de sus tierras, con
los niños y niñas que han sido asesinados, con las comunidades que
han luchado por tener agua, con el fortalecimiento del periódico
Colatino,por la defensa del Bosque El Espino, por los derechos de
las trabajadoras de las maquilas, con las comunidades afectadas
por el Mitch y los terremotos.
Me acuerdo que en 1996 acompañamos a los ciudadanos de Tacuba, en
Ahuachapán, para evitar que se les privatizara el agua y luego les
proporcionamos asistencia legal por medio del Departamento de
Derechos Humanos de nuestra iglesia para liberar a 4 compañeros
que habían sido capturados. Una experiencia similar vivimos ese
mismo año con la comunidad de San Ramón, en Cuscatlán, que fue una
población que se levantó para evitar que ANDA les robara sus
fuentes de agua. Y se enfrentaron con la PNC con machetes. Un
pueblo muy combativo.
Hemos acompañado a los médicos en sus esfuerzos por evitar la
privatización de la salud. El acompañamiento a las comunidades en
lucha por sus derechos es nuestra forma de evangelización, así
hemos evangelizado. Esta es nuestra forma de ser iglesia.
De esa misma manera hemos luchado por consolidar las instituciones
creadas luego de los Acuerdos de paz de enero de 1992, como la
Policía Nacional Civil y la Procuraduría para la Defensa de los
Derechos Humanos. Con mucha tristeza hemos visto como la PNC se
ha ido desnaturalizando y el sueño de una policía comunitaria no
pudo materializarse, al contrario nos enfrentamos con una policía
cada vez más represiva, en el plano social pero también en el
plano político. Y esto lo hemos denunciado y lo seguiremos
denunciando.
Con respecto a la PDDH, participamos activamente, con cultos todos
los miércoles fuera de sus instalaciones, para lograr la
destitución de un Procurador corrupto. En la actualidad apoyamos
la gestión que realiza la Procuradora Beatrice de Carrillo para
elevar de nuevo el perfil de esta institución. La vigilancia
sobre estas dos instituciones para que cumplan su papel es crucial
para la consolidación de la democracia. Y estamos vigilantes.
Fíjense que últimamente decidimos participar en la lucha
electoral, junto con el FMLN, luego de diez años de estar
alejados, separados. No peleados, pero sí cada quien trabajando
en su área, ellos en la lucha política y nosotros en la lucha
social. Pero en septiembre del año pasado decidimos integrarnos
al trabajo político. Ha sido una experiencia muy intensa. Hemos
conocido un partido muy activo, muy comprometido con la lucha por
la justicia y por la democracia y esto nos une, crea vínculos.
Como resultado de este esfuerzo tenemos hoy hermanos y hermanas
nuestros en los consejos municipales de San Salvador, Apopa,
Ayutuxtepeque, Suchitoto, Zacatecoluca y Guaymango.
En algunos municipios perdimos las elecciones pero estamos seguros
que nos ganamos el cariño y respeto de nuestros compañeros en
Cuscatancingo, Soyapango, San Francisco Menéndez , Jujutla y
diversos municipios del departamento de La Unión. Y nos
preparamos ya para la batalla por la presidencia del país.
Asimismo hemos acompañado los esfuerzos de muchas comunidades por
elevar sus niveles de vida, por la capacitación de sus jóvenes,
por la creación de huertos caseros, por crear condiciones que
permitan enfrentar la crisis del modelo de desarrollo, que ha
llevado a la bancarrota de la producción agropecuaria. Nosotros
podemos dar testimonio del fracaso de este modelo neoliberal
reflejado en el sufrimiento y la falta de perspectivas de nuestra
población rural. Nos corresponde continuar acompañando a estas
comunidades pobres que luchan por su desarrollo.
También nos hemos pronunciado categóricamente en contra de las
agresiones contra los pueblos del mundo, y de las misma forma que
hemos condenado los ataques terroristas contra las Torres Gemelas
y el Pentágono el pasado 11 de septiembre de 2001, de esa misma
forma hemos condenado los ataques terroristas del gobierno Bush
contra el pueblo de Afganistán y el pueblo de Irak. Y hemos
estado frente a la Embajada de Estados Unidos en múltiples
ocasiones, solos o acompañados, manifestando nuestro repudio a
estos crímenes contra la humanidad. La lucha por la paz mundial y
la solidaridad con los pueblos que luchan por su liberación es uno
de nuestros principios fundamentales.
La amistad
Para nosotros la construcción de relaciones amistosas es crucial.
Los poderosos en nuestro país y en el mundo siempre tratan de
dividirnos, de crear recelos, ambiciones, de fomentar rencillas
personales, de promover la maniobra y el arrivismo, de premiar a
los que obedecen y callan. Así actúa el sistema y esto nos
provoca situaciones lamentables en nuestras iglesias, partidos
políticos, organizaciones comunitarias y sindicales, cooperativas,
etc.
En este marco tratamos de promover relaciones de amistad basadas
en la confianza, la lealtad, la comunicación y el apoyo.
Entendemos la confianza como la capacidad para abrirnos al amigo y
amiga con la seguridad que no va a fallarnos, al menos
voluntariamente. Con la seguridad que existe lealtad. Y que
compartimos preocupaciones para buscar soluciones a problemas, y
somos solidarios en el dolor y solidarios en la alegría. Y
sabemos que podemos contar con una mano amiga, con una palabra
amiga. De esta forma rechazamos la globalización dominante que
promueve el individualismo y el pesimismo.
El ecumenismo
En los últimos años hemos desarrollado una práctica ecuménica muy
intensa, que nos ha permitido superar el estancamiento de la
década de los años noventa del siglo pasado. Y hemos cambiado y
ampliado nuestra visión, la cual paso a compartirles. Es una
visión que tiene cinco componentes. Que comprende relaciones con
cinco grandes sectores religiosos que paso a enumerarles.
La religiosidad indígena
Nos sentimos muy contentos de mantener relaciones con diversas
comunidades indígenas, como los compañeros de ARCAS, de
Nahuizalco, que nos acompañan. Fíjense que como iglesia luterana,
de origen europeo, surgida de la Reforma, para nosotros ha sido
muy importante descubrir que existe una religiosidad indígena, que
los conquistadores fracasaron, no pudieron destruirla, y que
después de quinientos años resurge públicamente.
Y hemos acompañado a nuestros compañeros en sus rituales
religiosos , con mucho respeto. Ellos son los representantes de
una cultura que fue golpeado fuertemente, se pretendía destruir la
religiosidad indígena y aquel que rechazaba cristianizarse se le
castigaba, hasta se le mataba. Debemos con humildad aprender
mucho de ellos.
Las iglesias cristianas
En primer lugar colocamos a la Iglesia Católica Romana por el peso
que tiene en nuestro país. Mantenemos muy buenas relaciones con
su jerarquía y con su base. Desde octubre de 1999 que firmamos
una declaración conjunta sobre la justificación nuestras
relaciones se han estrechado. En nuestra visión de mundo tiene un
peso muy fuerte el pensamiento y el testimonio de vida de Monseñor
Romero. Somos seguidores de Monseñor Romero.
Asimismo mantenemos excelentes relaciones con las iglesias
surgidas de la Reforma protestante del siglo XVI. Con nuestros
hermanos de la Iglesia reformada Calvinista, de la Iglesia
Episcopal Anglicana y con diversas iglesias bautistas. Con ellos
formamos parte del Consejo Nacional de Iglesias. Por cierto el
próximo 1 de mayo tenemos un Acto Ecuménico en la Plaza del
Salvador del Mundo con los diputados electos del FMLN.
También tenemos diversos niveles de relaciones con las iglesias
pentecostales que surgen de campañas de reavivamiento espiritual
en Estados Unidos en el siglo XIX o que han sido creadas hace
algunos años. Nos referimos a las Asambleas de Dios, Tabernáculo
Bíblico Bautista "Amigos de Israel", Misión Cristiana Elim.,
Príncipe de Paz, Luz del Mundo, etc. Fue muy interesante la lucha
que emprendimos con algunas de estas iglesias allá por 1996 en
contra de una legislación desde el gobierno que atentaba contra la
libertad religiosa. Y denunciamos públicamente esta iniciativa
gubernamental que nos colocaba como ONGs, aunque muchos de los
lideres de estas iglesias eran areneros. Al final logramos que
las iglesias fueran excluidas de esta legislación abusiva y
represiva.
Comunidad israelita
El año pasado tuvimos a un rabino dándonos una charla sobre los
fundamentos de la visión religiosa judía. Muy interesante. Y
además muy progresista. Esto sucedió luego de los atentados de
septiembre del 2001. Nos conocimos en ese marco. Lo importante
es reconocer que somos una sociedad plural, multi-religiosa. No
somos únicamente cristianos y debemos por lo tanto practicar la
tolerancia y fomentar la amistad entre nuestras diversas
comunidades de fe.
Comunidad musulmana
También descubrimos, descubrimos! que existe una comunidad
musulmana en El Salvador. Necesitamos conocernos más.
Necesitamos ir en su búsqueda. Existen mezquitas en nuestro país
y lo ignorábamos, lo que nos da idea de nuestra prepotencia como
cristianos.
Comunidad de la Fe Bahai
Nuestros hermanos de la Fe Bahai creen que fue Bahaulá la última
revelación de Dios en la tierra, después de Zoroastro, Moisés,
Jesús, y Mahoma. Son una comunidad de fe muy ecuménica y en otros
países muy comprometidos socialmente. Debemos también conocerlos
más. Acercarnos a ellos.
El ecumenismo
El término ecumenismo deriva de un vocablo griego, ecumene, que
significa la tierra habitada, la casa de todos, el hogar
universal. En la tradición protestante, durante todo el siglo
pasado hubieron diversas iniciativas orientadas a lograr niveles
de coordinación y unidad de las iglesias, todos estos esfuerzos
culminaron con la creación del Consejo Mundial de Iglesias en
Amsterdam, Holanda, en 1948, luego de la II Guerra Mundial.
Posteriormente, es una palabra que empezamos a escuchar y usar a
partir de los años 60, cuando tuvo lugar en el seno de la Iglesia
Católica Romana el Concilio vaticano II dirigido por el Papa Juan
XXIII. En esa reunión de obispos de todo el mundo se tomaron
acuerdos que iban a influenciar fuertemente el rumbo de la iglesia
de manera positiva, hacia un mayor compromiso con los pobres.
Todos esos vientos de cambio llegan a América Latina y en 1968 se
reúnen los obispos latinoamericanos en Medellín, Colombia y
aprueban un importante documento donde reconocen que en nuestras
tierras, en nuestro continente el mayor obstáculo para la
salvación es el pecado estructural, la situación de opresión y
pobreza en que viven las mayorías populares, además plantan que la
iglesia tiene una responsabilidad especial con los más débiles, lo
que se llamó la opción preferencial por los pobres. Todo esto fue
de nuevo ratificado en una reunión en 1980 en Puebla, México, a la
que asistió por cierto Monseñor Romero.
Fíjense que ya antes de eso, en Colombia, existió un sacerdote,
Camilo Torres, que llegó a la conclusión que entre pobres y ricos
no podía haber comunión, porque estaban separados por el pecado de
la explotación y que los ricos tenían que entregar sus riquezas
para ser dignos de la gracia de Jesucristo y por eso asume la
decisión de empuñar las armas y forma el Ejercito de Liberación
Nacional y se fue a combatir a las montañas, allí entregó su vida
por la liberación del pueblo colombiano. Como cristianos
latinoamericanos, celebramos con mucha alegría el testimonio de
vida de Camilo, un luchador, un seguidor de Jesús de Nazaret.
O sea que esta es una época de mucha turbulencia política, los
años sesenta, se hablaba mucho del Che Guevara en Bolivia, de la
lucha guerrillera, y todo esto llega a El Salvador. En 1970 se
celebra un Congreso de Reforma Agraria y participa el sacerdote
Inocencio Alas y manifiesta que la tierra debe ser para el que la
trabaja y causa un gran escándalo con estas declaraciones, le
llueven las críticas de la oligarquía, y al terminar el congreso
lo secuestran y lo golpean.
Por es tiempo también el cura que hoy es diputado del Frente,
David Rodríguez, asiste a un congreso en Chile de Cristianos por
el Socialismo y regresa con nuevas ideas. Sectores progresistas
de la iglesia católica se lanzan a la organización de los
campesinos. Todo esto estaba pasando. A esa altura, nuestras
iglesias protestantes estaban todavía dormidas.
En los años setenta, el proceso ecuménico se sigue afianzando. En
1973 o 1974 se crea el primer proyecto ecuménico en nuestro país,
el Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC) por jóvenes católicos,
bautistas, episcopales y luteranos, dirigidos por el joven
bautista Guillermo Castro, el joven católico Rogelio Cáceres y el
joven episcopal Roberto Miranda, quien luego es asesinado durante
la manifestación estudiantil del 30 de julio de 1975. En 1978
Monseñor Romero invita a representantes de iglesias protestantes a
reunirse para celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos, y se celebran cultos en la Iglesia del Rosario y en la
Primera Iglesia Bautista, la que queda en la avenida Cuscatlán.
En los años ochenta funcionó durante la guerra el organismo
ecuménico Diaconía, que unificaba a la iglesias católica,
luterana, Iglesia Bautista Emmanuel y a cooperativas de
inspiración católica. La guerra unificó a las iglesias en el
servicio a los desplazados por el conflicto, a los que sufrían la
represión del régimen militar y se crearon centros de refugiados.
Como luteranos estuvimos a cargo del refugio Fe y Esperanza, en
Nejapa.
Al finalizar el conflicto y firmarse los Acuerdos de Paz en enero
de 1992 dio inicio una etapa muy difícil. La Iglesia católica se
separa del esfuerzo ecuménico, y las demás iglesias se dividen y
surgen dos esfuerzos paralelos de trabajo ecuménico, el Consejo
Nacional de Iglesias, CNI, integrado por luteranos, bautistas,
reformados y episcopales y la Fraternidad Ecuménica para la Paz,
Fraterpaz, formada por bautista y católicos de base, no la
jerarquía.
La guerra nos había unificado y la paz nos dividía de nuevo.
Paradójico pero cierto. Fueron muchos los esfuerzos por
unificarnos, incluso con la visita de organismos ecuménicos
internacionales y de personalidades como el obispo metodista
argentino Federico Pagura, quien nos visito en 1996 por parte del
CLAI, para acompañarnos en nuestro camino a la unidad.
Esta etapa difícil es superada a fines de 1999 con la firma de una
declaración conjunta entre luteranos y católicos. Hacemos un gran
culto en catedral Metropolitana. Luego celebramos la semana de
oración por la Unidad de los Cristianos en el 2000, y a partir de
septiembre de 2001 nos abrimos al macroecumenismo, con la
realización de celebraciones religiosas, en las que han
participado otras religiones, como la musulmana, judía y de la Fe
Bahai. Durante este año de 2003, hemos realizado diversas
actividades ecuménicas en repudio de la agresión contra el pueblo
de Irak, hemos marchado y realizado jornadas de oración, en varias
ocasiones, frente a las embajadas de Estados Unidos y de Gran
Bretaña.
Este ha sido nuestro caminar ecuménico. Y estamos seguros que
seguiremos caminando. Y estamos seguros que conoceremos muchos
más amigos y amigas en estas luchas por la paz y la justicia. Y
estamos seguros que nuestro señor Jesucristo acompaña nuestros
esfuerzos. Y sabemos que enfrentaremos nuevos desafíos
ecuménicos, a nivel internacional, latinoamericano, nacional y
localmente. Y estamos listos para enfrentarlos.
Hermanos y hermanas: el tiempo no nos va permitir desarrollar la
tercera parte de esta exposición, relacionada con la historia de
lucha del pueblo salvadoreño. Lo haremos en otra ocasión.
¡Gracias y siempre Adelante!
*Ponencia de Rev. Roberto Pineda en Primer Encuentro sobre Fe y
Política 2003 organizado por las Comunidades de Fe y Vida (COFEVI)
y el Instituto Luterano de Formación y Reflexión Teológica
(ILFORET), realizado en el Ex-Obispado Luterano, Barrio San
Miguelito, San Salvador los días 25 y 26 de abril de 2003.
https://www.alainet.org/de/node/107398
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