Colombia y Bolivia: los nuevos presidentes

18/07/2002
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El 6 y 7 de agosto jurarán los nuevos presidentes de Bolivia y Colombia. En ambos países las elecciones han discurrido por caminos contrapuestos. Mientras en Colombia ha ganado la derecha dura, en Bolivia lo que ha crecido es la izquierda dura. En Colombia Alvaro Uribe ganó en primera vuelta con el 53% planteando que la seguridad es el primer problema nacional y que se debe aplastar a las FARC. La prioridad serán nuevas inversiones en la represión anti-subversiva. En Bolivia nadie sacó si quiera un cuarto electoral. Sánchez será presidente gracias a componendas con otros 4 aliados: el MIR y todos los partidos que defienden el sistema neo-liberal que él impuso desde 1985. La tendencia en Colombia es hacia cuestionar al proceso de paz y por un ejecutivo duro que reprima a la guerrilla y a la producción cocalera. En Bolivia, por el contrario, el desencanto se ha dirigido contra el modelo privatizante vigente. Allí las fuerzas que más han avanzado son partidos campesinos cuyos líderes han organizado enfrentamientos armados promoviendo la libre producción cocalera. En Bogotá se instalará la administración más ligada al belicismo antiterrorista promovido por EEUU desde el 11 de Septiembre. En Bolivia hay un creciente rechazo a los EEUU y a la presencia de efectivos de la DEA. Evo Morales, sindicalista cocalero, casi gana la primera mayoría beneficiándose del rechazo popular que sucitó las declaraciones del embajador norteamericano que llamó a los bolivianos a vetar su candidatura. Mientras en Colombia se tenderá a incrementar a los efectivos armados y rodearlos de una cadena de un millón de informantes, en Bolivia lo que se dará a menudo serán nuevas marchas, bloqueos y huelgas. En Colombia y Bolivia habrán 2 presidentes pro-EEUU. Uribe lanzará una guerra total. Sánchez será constantemente cuestionado por luchas callejeras. En Bogotá habrá un ejecutivo fuerte respaldado por los poderes militar y legislativo. En La Paz el nuevo gobierno nace debil, heterogéneo y con limitado respaldo popular. Uribe: La seguridad como estrategia La llegada de Alvaro Uribe a la presidencia colombiana va a significar un sustancial giro en la región. El sostiene que el problema central de su país es la falta de seguridad. Para ello la solución que promueve es incrementar el gasto militar y la participación ciudadana en la lucha anti-subversiva. La propuesta de Uribe fue creciendo después del 11 de septiembre. En si refleja el avance de las posiciones duras que proponen que EEUU debe priorizar los medios militares en Afganistán y luego en Irak. Uribe estuvo en Londres donde se reunió con un grupo de periodistas. En dicha oportunidad tuvimos la posibilidad de formularle algunas interrogantes, y se nos permitió conocer mejor su propuesta de gobierno. Jóven, hábil y carismático, Uribe es un hombre entrenado en las mejores universidades y con capacidad de convencimiento. El sostuvo que los principales problemas que tiene su país se acentúan en la falta de seguridad. Al preguntársele por que hay 4 millones de colombianos que viajan al exterior o por que de la crisis económica, Uribe siempre dirá que su país no podrá ofrecer una alternativa viable hasta que se acabe con la violencia, la misma que cada año produce 3,500 secuestros y 34,000 muertos. Para garantizar la seguridad su plan contempla crear una red de un millón de informantes y aumentar los efectivos y el armamento para la policía y las FFAA. Los colombianos tendrán derecho a portar armas pero deberán hacerlo de manera registrada. Los 200,000 guardias privados podrán seguir existiendo y aumentando pero deberán también hacer roles supeditados a la policía. Los inversionistas extranjeros tendrán derecho a traer sus propios especialistas y entrenadores en seguridad. Para financiar los gastos represivos se controlará la evasión tributaria con cárcel y se podrán crear nuevos impuestos. Para él las FFAA colombianas, acusadas de violar los derechos humanos, tienen tradiciones democráticas y son distintas a las del cono sur o Centro América. La principal violación a los derechos humanos es cometida, según él, por la falta de seguridad. Al contrario de lo que dice la izquierda, potenciar a las fuerzas armadas y policiales debería conducir a disminuir los atentados contra los derechos humanos. Para sectores de la oposición el proyecto de Uribe implicaría militarizar al país y masificar el paramilitarismo. Para el presidente electo su proyecto es similar al de organismos civiles de colaboración con la policía que hay en occidente. La diferencia, claro está, es que en Colombia hay una cruenta guerra. Uribe ha de tratar de hacer en Colombia lo que Fujimori hizo en el Perú. Sin embargo, hay diferencias entre ambos. Por una parte, Uribe es un político profesional con experiencia y con peso dentro del partido mayoritario. Por otra parte, la violencia colombiana es más compleja que la peruana. La guerrilla colombiana, no sólo que tiene más hombres, armamento y base social que el senderismo, sino también experiencia de haber hecho gobiernos locales y de haber sido reconocida como fuerza beligerante. Además, hay más de 10,000 paramilitares organizados como factor de poder. Mientras el senderismo se auto-aisló tanto a nivel internacional como frente al resto de organizaciones sociales que no controlaba, las FARC y el ELN tiene algunas ligazones con otros gobiernos de la región, así como cierta aceptación en algunos organismos sociales independientes. Mientras Uribe hablaba al frente de la embajada un contingente de la Asociación de Refugiados Colombianos (CORAS) hizo una bulliciosa protesta. Le gritaban 'asesino', 'terrorista' y 'paramilitar'. También le sindicaban de haber fomentado las CONVIVIR, organismos que acabaron en el paramilitarismo, o por haber protegido a Ochoa y otros capos del narcotráfico. Uribe les invitó a dialogar pero ellos se negaron diciendo que él debería dialogar con la guerrilla o las fuerzas sociales en Colombia. Uribe ha planteado que es la ONU con quien la guerrilla y los paramilitares deberían entrevistarse. Uribe mencionó que venía a Londres para pedir colaboración con Blair en la lucha anti-terrorista y solicitar ayuda, pero aún no armas. Uribe tiene ante sí un formidable reto. Deberá tratar de poner mano dura sin tener un despegue económico y en medio de un continente en crisis y con fuertes movimientos sociales. Su éxito podría ayudar a consolidar el modelo que Busch plantea globalmente. Su fracaso podría incrementar la crisis social. * Isaac Bigio, Analista Internacional y catedrático de London School of Economics
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