El Gigante de Bolívar

11/12/2012
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Hugo Chávez no sólo mostró al mundo su talante humanista. También ha dado un ejemplo del verdadero valor de un socialista que ama a su pueblo, a su gente. Esto es propio de quienes nacen para ofrendar con su obra al pueblo. El comandante, otrora inconforme con las injusticias del capitalismo, trazó como hoja de vida una batalla contra quienes hoy llamamos los representantes minúsculos del capital, acostumbrados a engordar a sus mascotas a costa de la miseria de las grandes mayorías. Estos, que hoy no se conduelen del quebrantamiento de la salud de un hombre al que todos amamos por sus dotes de padre, hermano, amigo, pana, beta, no merecen ni merecerán odio alguno de nuestra parte, porque para nosotros son polvo cósmico: la nada. Ante esto, no debemos dudar de la humanidad del comandante. Su reto es nuestro. Su vida es nuestra vida. Su ejemplo será nuestro ejemplo.
 
Comandante, en este mundo preñado de injusticia y codicia no nos acostumbramos a ver la pasión que usted siente hacia su pueblo. Eso nos hace privilegiados, pues contamos con uno de los gigantes de Bolívar en este nuevo siglo. En épocas pasadas cada sociedad hacía gala de sus símbolos y personajes, Venezuela, en apenas 14 años, forjó un liderazgo único que desbordó nuestras fronteras, para conquistar millones de corazones en el mundo y con ellos incubar esperanzas de emancipación. Chávez se transformó en símbolo de justicia, de equidad, de entrega, y cómo no: ¡de revolución¡, que ahora se comienza a recorrer el mundo.
 
La revolución ha entrado en un nuevo ciclo en el que la unidad de las fuerzas que en ella se agrupan representa su principal reto. Esto no debe distraernos. Menos aún los acontecimientos que próximamente tendremos que afrontar, siendo uno de ellos las elecciones de gobernadores este 16 de diciembre, en las que sin duda nos toca vencer. En este escenario, otro gran reto, tal vez el más importante, consiste en no vacilar. El camino es el Socialismo. Ese por el cual el comandante ha consumido sus energías y ha depositado su más preciado valor: su vida. Hoy no puede haber excusas en quienes ocupan cargos de gobierno y de gestión en la revolución. La tarea es eficiencia. Pero con una visión política, ya que Venezuela no es la misma. Es la esperanza de millones de personas que hoy se atrevieron a abrazar la política, ver en ella una oportunidad para su dignificación como pueblo.
 
El sufrimiento del comandante no nos ha de hundir en la desesperación y menos detener el avance que ha experimentado este pueblo. Su deseo ha sido el de preservar ese bien que hemos logrado: la independencia. Por lo tanto la invitación es a exhortar a los minúsculos miembros de la burguesía nacional e internacional para que no se equivoquen con este pueblo, pues el 07 de octubre no solo votamos por un gigante de Bolívar, sino que también por su proyecto. Eso no está en duda.
 
Martín Padrino
Profesor y Abogado
 
 
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