Argentina

Extender la jornada escolar, un desafío no solo cuantificable

Gabriel Brener

05/12/2012

Opinión

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Me parecen necesarias algunas consideraciones que atañen al tema de jornada simple/jornada completa, no solo para despegarnos de una lógica de opción binaria que suele confundir más de lo que aclara, sino porque simplifica un asunto complejo y muy sensible para cada familia y en especial para pensar un proyecto educativo de país más justo e inclusivo. En primer lugar podríamos iniciar el tema si tuviésemos como punto de partida condiciones de vida y escolaridad equitativos en la sociedad. Pero para pensar cualquier asunto educativo hay que ubicarlo en sus coordenadas históricas y sociales. Lejos de ello nuestro país ha sido destruido como nunca en sus niveles de pobreza y desigualdad desde mediados de los 70 hasta los primeros años de este siglo. La fragmentación económica tiene su correlato cultural y educativo. El deterioro de la educación pública fue parte de este proceso de devastación social, y la configuración del mapa escolar ha quedado dividida en fragmentos, que son espacios que funcionan más con una lógica autorreferencial que de unidad con un sistema educativo. Lo cual no solo indica una línea divisoria de pertenencia a gestión pública o privada sino a escuelas que atienden dicha lógica pero en especial a tantos fragmentos como sectores sociales existen. Escuelas privadas de elite (confesionales o laicas) escuelas privadas ligadas a clases medias y populares, escuelas públicas de elite, de sectores medios, de sectores populares. Escuelas de gestión social (cooperativas, bachilleratos populares), etc. Regiones en las que la cobertura privada es inexistente, otras en las que ha crecido en forma relevante, etc. Mapa complejo que no debe obviarse. Y la calidad y extensión de la jornada escolar no está disociada de todo esto

Prioridades

Lo que no puede omitirse es que venimos de una distribución muy injusta de las oportunidades y los trayectos escolares y eso es el primer asunto que requiere atenderse para pensar la jornada escolar. Los niños y adolescentes que gozan de un pasar económico y social más cómodo, disponen en sus hogares no solo de acompañamiento sino de apoyo escolar complementario así como de diversas opciones que enriquecen su formación personal. Las enormes mayorías de niños y jóvenes de sectores populares no disponen de la posibilidad de elección de escuela y trayecto educativo adicionales. Razón que amerita prioridades en las políticas públicas para reparar/reponer derechos allí donde han sido vulnerados. La jornada simple (4 horas por la mañana o la tarde) es insuficiente para dar respuesta a las necesidades de contención y formación, por lo que requiere de iniciativas de ampliación de la jornada escolar. Ya sea aquello que se conoce como jornada extendida, o jornada completa. Se trata de complementar la jornada simple mejorando la calidad formativa. Los modos en que se extiende la oferta escolar están en estrecha relación con el proyecto pedagógico institucional de cada escuela. Por ello, cuando se dirime este asunto solo en términos cuantificables (asunto que engolosina a los medios y a muchos “opinadores educativos”) podemos afirmar que se trata de más, pero de lo mismo. Se me ocurre que así como en una democracia es necesario que existan leyes, la fortaleza de un sistema de derecho no descansa en la cantidad de leyes sino en el contenido e impacto de las mismas en el mejoramiento de la calidad de vida de la población en su conjunto. Ecuación que nos sirve para pensar en clave escolar: sin duda son importantes los días de clases anuales y contribuir a mejorar los estándares requeridos, así como aumentar el tiempo diario de escuela, pero el desafío no se reduce en adicionar una o tres horas de escuela sino en mejorar las propuestas formativas. Entonces el reto consiste en la confección de propuestas que contribuyan a fortalecer la formación en las áreas tradicionales del currículum, apoyando dichos aprendizajes, por un lado, pero abriendo espacios de formación (que aún son muy pocos) ligados a la educación corporal, artística, científica, recreativa, que además (probado está) enriquecen y optimizan aquella formación básica. Así como existe un programa que desde el Estado repara derechos garantizando a un adolescente el acceso a una PC que otro joven tiene por vía familiar, en este caso consiste en diseñar propuestas formativas de las más alta calidad para fortalecer el trayecto escolar de los sectores más castigados durante tantas décadas. Es una decisión de justicia curricular.

Experiencias

Para dar algunos ejemplos, la jornada extendida en Rio Negro es una referencia valiosa para indagar, ver http://nexos.cippec.org/Main.php?do=blogView&url=la_jornada_extendida_en_rio_negro ).

También existen iniciativas que se han diseñado a principios de la década en la ciudad de Buenos Aires que si bien no son muy conocidas, consisten en propuestas muy valiosas que se deterioraron por descuido y abandono de las gestiones de política educativa. Se trata de los proyectos de diversificación curricular en la CABA. El proyecto de intensificación en artes, en educación física o en ciencias ( 2004)tenían como objetivo agregar un espacio de formación ligado a dichas disciplinas en escuelas públicas porteñas, fortaleciendo la formación integral de los chicos , así como un nuevo perfil de identidad institucional en dicha área, para enriquecer la propuesta escolar de cara a la comunidad. Implicaba explorar en nuevas áreas de conocimiento, agregando a la escuela más tiempo y profesionales expertos en las mismas. En el mismo sentido existió un proyecto de escuelas con actividades recreativas a contraturno, que siguiendo el espíritu mencionado, ofrecían un complemento formativo en arte y recreación procurando no solo nuevos horizontes formativos sino ampliando su inserción en la comunidad.Proyectos ambiciosos en su diseño original que no fueron acompañados con la necesarios apoyos en infraestructura, incrementos salariales, tiempo de trabajo docente adicional y acompañamiento /supervisión del sistema, entre otros factores. Riesgos de la política educativa cuando tiene sus límites en la gestión de gobierno y no en políticas de Estado a mediano o largo plazo. Riesgos que se corren cuando se parte de la convicción que una buena idea pedagógica se aplica, se implanta (como si fuera un asunto mecánico) desconociendo todos los procesos de mediación y recontextualizacion que existen desde el planteo teórico inicial de un buen proyecto de cambio (pedagógico, curricular, etc.) y los modos en que los diversos actores (del ministerio, supervisores, directivos, docentes, alumnos/as, familias, etc. ) se apropian y resignifican el mismo. [1]

Fragmentos

En el contexto de fragmentación que antes mencionaba, la ampliación de la jornada escolar significa y repercute en forma muy diferente en función del fragmento de pertenencia. Sin dudas para algunas familias la ampliación de la jornada escolar puede significar un aumento de presión o exigencia en la vida de los chicos que impide el desarrollo de otros proyectos personales o familiares. De hecho, muchas escuelas privadas ofrecen muy diversas trayectos que complementa al curriculum oficial, diría que en ese margen suelen disputarse el mercado. Escuelas que amplían su horario todos los días, otras que lo hacen dos o tres veces, hay las que flexibilizan la asistencia. Lo mismo sucede con el tipo de propuesta formativa, una diversificación que incluye desde lo religioso, cultural, deportivo, artístico, recreativo, hasta lo científico o combinaciones varias. O sea “escuelas con curriculum a la carta”

Lo que me parece necesario es que puedan contemplarse muy diversas realidades:

Que el Estado reponga un derecho allí donde un niño o adolescente no dispone de condiciones materiales o familiares para mejorar su formación (bajos ingresos, escasez de oferta educativa pública, chicos que cuidan hermanos, que ayudan en la economía familiar, embarazos tempranos, pibes con problemas con la justicia, etc.)

Que las familias puedan elegir “descomprimir” o disminuir presión en sus hijos, eligiendo que los chicos aprovechen de otra manera el “tiempo libre”. Ya sea para aprovechar ofertas formativas no escolares, ampliar el contacto con la naturaleza, con su barrio, club, etc, o simplemente para aburrirse un rato que en tiempos de hiperactividad e hiperconexión nunca esta demás…

Lo común

Extender la jornada escolar podría ser un desafío no solo cuantificable si nos animáramos a incluir nuevas formas escolares de integración social, cultural y escolar que permitan reducir las brechas que separan con tanta distancia a unos fragmentos de otros. Seria, entonces, la extensión de jornada escolar, una ocasión para pensar y poner a rodar experiencias en las que chicos, adolescentes y adultos de uno y otros mundos puedan encontrar nuevos sentidos a las experiencias formativas en las escuelas. Tiempos en los que cada fragmento en vez de cerrarse más sobre sí mismo, pueda abrirse a los otros, derribando esa idea del otro como amenaza y confiando en esa otra que lo supone complementario. Desarmar prejuicios, habilitar algún nuevo camino que apunte no solo a mejorar la formación sino a convivir mejor con los otros. Practicar lo común.

Gabriel Brener

Licenciado en Educación (UBA) Especialista en Gestión del Sistema Educativo y sus instituciones (FLACSO).Docente e investigador (UBA). Capacitador y asesor de docentes y directivos.

[1] Integré un equipo de capacitación y acompañamiento institucional ligado a este proyecto. Puede leerse más en http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/cepa/socolovsky_brener.pdf

https://www.alainet.org/es/active/60131