Pragmatismo político o sostenibilidad del modelo de desarrollo

03/12/2012
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A propósito de la designación de Jorge Glas como candidato a la vicepresidencia
 
La designación del ingeniero Jorge Glas Espinel como candidato a la vicepresidencia de la República por el movimiento Alianza País, como lo anunció el propio Presidente Rafael Correa, suscitó una serie de posiciones discordantes, de diferente orden, provenientes de sectores que apoyan el proceso que impulsa Alianza País. Desavenencias que incluso se manifestaron durante la proclamación de esa candidatura. Los desacuerdos van desde aquellas que consideran que tal proclamación es una derrota en el marco de un "gobierno en disputa"; un menosprecio a las demandas de género; un avance de una posición regionalista guayaquileña; una acción que privilegia el economicismo ante la visión social del modelo de desarrollo transformador-modernizador, en abierta concesión a la derecha política. Posiciones que, en ningún caso, reflexionan sobre la decisión adoptada desde la perspectiva de las restricciones financieras que ya se constatan, de especial importancia para la sostenibilidad del proceso de transformación de las relaciones de poder, especialmente en el sector bancario y mediático, y, de modernización, con énfasis en infraestructura de telecomunicaciones, vialidad y energía, en que avanza actualmente el gobierno del Presidente Correa. Por ello, en este análisis, a más de contravenir las posiciones antes mencionadas, trataremos de explicar la razón para que sostengamos que la designación de Jorge Glas tiene como mira la sostenibilidad del modelo de transformación-modernización, impulsado por la denominada Revolución Ciudadana.
 
Gobierno en disputa
 
En primer lugar, es necesario señalar que este concepto fue acuñado por organizaciones que se autocalifican de izquierda, más como un justificativo para su participación en posiciones de gobierno que por razones políticas o teóricamente válidas. Esta tesis sostiene que al interior de los gobiernos se desarrolla una lucha intestina entre las fracciones progresistas y las conservadoras, en el medio de la cual se halla el Presidente de la República, el cual podía inclinarse hacia la revolución o la defensa del statu quo, conforme sea la habilidad mayor o menor de quienes le hablan al oído. Posición insostenible si se consideran las siguientes realidades:
 
1. Toda persona, sin excepción alguna, está dotado de una visión del mundo, la que incluye posiciones ideológicas y políticas, acumuladas, consolidadas durante su vida anterior al ascenso al poder, las cuales, para modificarse requieren de una nueva formación teórica y conceptual, así como el enfrentar experiencias que podrían inducirlo a cambiarlas. Procesos que requieren de lapsos importantes, por lo que el presumir que podrían producirse cambios sustantivos por la sola incidencia de terceros no es admisible, salvando, por cierto, los casos de los oportunistas que fingen cambios que no corresponden a su realidad, con el sólo propósito de lograr posiciones o prebendas de diferente orden, las cuales se evidencian una vez que han logrado sus propósitos. El mejor ejemplo del oportunismo político, en la historia reciente del país, es, sin duda alguna, Lucio Gutiérrez.
 
2. Lo que es más grave desde la perspectiva de la izquierda, el planteamiento objetado reniega de una tesis fundamental, los procesos revolucionarios no son producto de la posición de individuos en particular, por más que se trate del Presidente de la República. Son, han sido y serán siempre producto de la lucha social[1], de la decisión de la mayoría de la Nación, como lo sostiene la izquierda asistémica[2].
 
3. Quienes sostienen esas tesis, implícitamente, sugieren que los procesos de transformación se producen "desde arriba" y no "desde abajo". Tesis que, igualmente, ha sido demostrada históricamente como falsa. La revolución no es problema de iluminados.
 
En conclusión, esta tesis sólo es útil para justificar, por ejemplo, la participación de Pachakutik o del MPD en el gobierno de Lucio Gutiérrez. La primera organización, en el Ministerio de Relaciones Exteriores con la doctora Nina Pacari y con Luis Macas en el Ministerio de Agricultura; y, la segunda con Ciro Guzmán en calidad de asesor directo de Lucio Gutiérrez, y con Edgar Isch en el Ministerio de Medio Ambiente. En los actuales momentos, este argumento lo esgrimen todos quienes han optado por separase del actual proceso[3].
 
Demanda regionalista y de género
 
La más prominente vocera de esta posición es la economista Katiushka King. Ella sostiene que: "Escoger un compañero de fórmula de la misma ciudad, el mismo género y además boy scout muestra claramente a los espacios de poder del movimiento Alianza País (AP) y que por lo tanto ponen en cuestionamiento la amplitud del mismo". A lo que agregó: "Esta decisión desconoce la existencia de la mujer, de un país multiétnico y plurinacional de cuatro regiones geográficas...."[4].
 
En este caso, lo que interesa es reconocer el pensamiento teórico que subyace en las demandas a favor de las diferencias de género, étnicas, regionales que expresa la economista King: el postmodernismo. Reconocimiento que es necesario, por cuanto este pensamiento, a más de insistir sobre las diferencias a las que acude la economista King, como es conocido, niega los metarelatos, las utopías[5]. En consecuencia, como la contradicción es evidente, cabe preguntar: ¿si la economista King expone sus desavenencias bajo la égida del pensamiento postmoderno, como se entiende que se alinee con una utopía, un metarelato? ¿Cómo se entiende que haya asumido el Ministerio de Economía en un gobierno el cual, estrictamente de acuerdo con el pensamiento postmoderno, no tenía trascendencia histórica? Ante tal contradicción consideramos que es ineludible, que quienes sostienen posiciones similares, previamente resuelvan esa contradicción, antes de pronunciarse tajantemente como procede la economista King en el artículo citado. El mantener posiciones como las objetadas no aportan. Tampoco permiten juzgar si la decisión de Alianza País es o no procedente. Se limitan a proporcionar puntos de vista que luego son compartidas por medios de comunicación alineados en contra del gobierno[6], con lo que sus expresiones pierden el carácter de críticas al interior del movimiento que dicen defender.
 
Abandono del proyecto social
 
La designación del ingeniero Jorge Glas para que se encargue, desde la Vicepresidencia de la República, de la Revolución Agraria, la diversificación de la matriz energética, la democratización de los medios de producción, como lo señalara el Presidente Correa[7], es asumida por algunos analistas como una decisión que propende al abandono de la visión social que había impuesto el gobierno del Presidente Correa desde la Vicepresidencia de la República. Visión que carece de una mirada holística respecto a la acción de gobierno, puesto que reduce la transformación, la modernización en marcha a lo social, pasando, con ello, por alto, que el desarrollo nacional también requiere, y con urgencia, de una infraestructura productiva que incida positivamente sobre los costos de producción que nos permitan mejorar la capacidad competitiva de nuestras exportaciones, afectadas por la dolarización por la eliminación de la política cambiaria. Adicionalmente, quienes sostienen este punto de vista, olvidan que la inversión social que con justa razón les es cara, requiere de recursos financieros adicionales que sólo pueden provenir de los sectores productivos, como bien lo señala el Presidente Correa cuando sostuvo que: “No hay política social que pueda mantenerse en el tiempo, porque consume ingentes recursos para educación, salud, vivienda, atención a discapacitados, sin una adecuada base productiva. Ese va a ser el desafío en los próximos cuatro años para mantener la política social”[8].
 
Adicionalmente, sin desmerecer de forma alguna el rol desempeñado muy positivamente por el Vicepresidente Lenin Moreno, hemos de insistir en una perspectiva frecuentemente soslayada, los programas sociales y sus avances son realizaciones de gobierno[9], producto de decisiones adoptadas en ese colectivo, que permitió disponer de un presupuesto adecuado para el cumplimiento de los objetivos sociales planteados, así como para alcanzar, por ejemplo, la más amplia participación solidaria del pueblo de Cuba, tanto en la Misión Manuela Espejo como en la Misión Milagros, la primera en el registro, catalogación y atención a los discapacitados, y la segunda, en la prestación de atención a todos los ciudadanos ecuatorianos que padecen de enfermedades oculares. Por ello, si bien la demanda para que el Vicepresidente Moreno acepte una nueva postulación es absolutamente aceptable, no es procedente el planteamiento que considera que su sola salida podría significar el fin de los propósitos sociales que impulsa el gobierno del presidente Correa.
 
Real politik y sostenibilidad del proyecto
 
Las limitadas referencias a las relaciones entre inversión con mantenimiento y gastos de operación parece traslucir que el conocimiento de tales relaciones eran ajenas a quienes generosamente impulsaban la inversión en infraestructura social y productiva. Hoy parecen haber despertado de ese letargo y, sorprendidos, constatan que por cada dólar de inversión se requieren 5 dólares para mantenimiento y operación en el caso de las inversiones en salud; 3 por cada dólar de inversión en el sector de infraestructura educativa; y, 1 para mantenimiento por cada dólar de inversión en carreteras, etc. etc.
Si a lo anterior se suman los cada vez mayores requerimientos financieros que se derivan del efecto cascada que produce la ampliación de los servicios sociales gratuitos, de los nuevos compromisos que se asumen en subsidios como el bono de desarrollo humano o la constante elevación de otros subsidios como es el caso del subsidio a la gasolina o al gas licuado, es fácil colegir que para el mantenimiento de la situación de desarrollo alcanzado es indispensable contar con ingresos adicionales.
 
Finalmente es necesario tomar en cuenta la posición ideológica y política del movimiento de gobierno, puesto que ésta, a pesar de que el ingreso nacional es generado por la sociedad en su conjunto, considera que la apropiación por particulares es norma irrevocable, inexorable, por lo que los mecanismos mediante los cuales el Estado puede acceder al ingreso nacional se reducen a los siguientes:
 
1. Ingreso generado por las empresas públicas;
2. Pago de impuesto, regalías y participaciones por parte de las empresas particulares que operan en los sectores petrolero y minero;
3. Impuesto a la renta; y,
4. Impuestos indirectos como el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o el Impuesto a los Consumos Especiales (ICE).
 
Fuentes financieras cuya movilidad se limita al impuesto a la renta, a los impuestos indirectos y a la participación en las utilidades sectoriales, puesto que los niveles ingresos generados en el sector petrolero y minero se establecen en contratos suscritos con el Estado ecuatoriano.
 
A las fuentes antes citadas, luego de la aprobación de la Ley de Ingresos para la Redistribución del Gasto Social, debemos agregar la participación en las utilidades netas de los bancos. Práctica transformadora que, por su condición, genera importantes resistencias.
 
Por el lado del gasto, este podría reducirse y convertirse en una fuente importante para financiar la modernización, si se eliminasen los subsidios a los derivados del petróleo y el gas licuado. Alternativa poco probable, por lo menos en el año 2013, por su condición de año electoral.
 
Así planteado el problema, la designación del ingeniero Glas se explica como una acción pragmática, en respuesta a una demanda que se ha convertido en prioritaria para el mantenimiento del modelo transformador-modernizante: contar con recursos financieros adicionales que posibiliten su mantenimiento y desarrollo, lo que, a su vez, permitirá sostener e incluso ampliar la base social que sustenta el gobierno de Alianza País. Apoyo financiero sin el cual el ritmo de crecimiento de la economía ecuatoriana se enlentecería, dado que el ritmo actual de crecimiento depende en gran medida de la inversión pública. Menor ritmo de crecimiento que generaría consecuencias previsibles como el incremento del desempleo a niveles anteriores iguales o superiores al gobierno del Presidente Correa, lo que precarizaría la gobernabilidad y posiblemente crearía condiciones para que el modelo se vuelva inviable. La pregunta entonces no pasa por consultar si el ingeniero Glas fue elegido por su condición de guayaquileño, hombre o boy scout como se ha pretendido. Se reduce a saber si el ingeniero Glas es el hombre adecuado para cumplir con el propósito de generar mayores ingresos para el erario nacional.
 
De haber Alianza País equivocado en la selección, deberemos estar atentos a saber si el Presidente Correa y su gobierno son capaces de avanzar en la recuperación del ingreso nacional, para lo cual, como es sabido, deberán reconocer que es generado por la sociedad en su conjunto, para lo cual igualmente deberán abandonar el fetichismo a la propiedad privada que parecen profesar algunos de los principales directivos del movimiento de gobierno.   
 
 Quito, 2 de diciembre del 2012
 
Nota: Entendemos por modelo de desarrollo a la abstracción sobre la realidad de un país que tiene por objeto determinar sus principales elementos , en un momento histórico dado y en el marco de la formación económica y social en que se desarrolla. Elementos que permiten explicarnos por qué el sistema funciona de una manera y no de otra. Igualmente,  el modelo explica cuales son los principales lineamientos estratégicos que direccionan el desarrollo en todos los ámbitos: lo económico, lo social, lo político, lo cultural, etc.etc. Lineamientos que guardan coherencia entre sí por corresponder a un marco teórico, ideológico y político único impuesto por quienes controlan el poder político.


[1] "La dirección nacional de Pachakutik concibió al gobierno de Lucio Gutiérrez como un “gobierno en disputa” o como uno de “transición”(¿?). Creían que existía, por lo menos así lo decían públicamente, un espacio para influenciar en el manejo gubernamental. Sin embargo, la posibilidad de disputar la conducción estatal no se perdió en los 7 meses del gobierno de Lucio Gutiérrez, si es que existió, se perdió antes. Pues la lucha por la orientación de un gobierno no puede hacerse sin una batalla rigurosa en la sociedad". Véase Ayala Gustavo: " Apuntes para una crítica a la participación de la izquierda ecuatoriana en el Gobierno de Lucio Gutiérrez", 9 de septiembre del 2003.
 
[2] En esta etapa de la historia nacional en que profusamente se plantea, tanto desde la derecha como desde sectores progresistas, la existencia de izquierdas de todo tipo, es indispensable, por lo menos diferenciar entre la "izquierda asistémica" de la "izquierda sistémica". Posición a favor de la "Izquierda sistémica" que, paradójicamente, defienden tanto desde las filas de Alianza País historiadores como Juan J. Paz y Miño Cepeda o Jorge Núñez Sánchez, como desde la derecha más recalcitrante, como bien lo ejemplifica el último libro de Osvaldo Hurtado, o los artículos de Sebastián Mantilla Vaca, Marco Lara Guzmán, César Montufar, entre otros.
 
[3] Véase por ejemplo Rodas, Germán: " "La izquierda dentro del gobierno: ¿una “disputa” perdida?" en Opción Socialista, número 32, noviembre del 2012.
[4] Véase King, Katiushka: "En el sur quiteño se escoge binomio guayaquileño", difundido por el diario La Hora el 10 de noviembre del 2012, o en el link: "http://www.katiuskaking.com/2012/11/10/en-el-sur-quiteno-se-escoge-binomio-guayaquileno/
 
 
[5] Jean-Francoise Lyotard considera como carácterística del postmodernismo "la incredulidad con respecto a los metarrelatos". Véase Lyotard, Jean-Francoise: "La condición postmoderna", Editorial Cátedra, Madrid, España, 2000.
 
[6] La Revista Vistazo comparte el punto de la economista King. Véase Revista Vistazo: "El binomio scout. Los valores que sustentan la fórmula Correa-Glas", edición número 1086, de 23 de noviembre del 2012.  
[7] Véase: "Candidato a la presidencia propone delegar base productiva y energética a su binomio", en El Ciudadano, Quito, Ecuador, edición del martes 13 de Noviembre del 2012.
[9] El 30 de Marzo 2007 el Ecuador se adhirió a la convención de las Naciones Unidas con el propósito de promover y fortalecer la protección de los derechos de las personas con discapacidad.
En coherencia de estos instrumentos internacionales adoptados por el País, el 23 de mayo del 2007, se elevó a política de Estado la atención y prevención de la discapacidad, delegando su ejecución a la Vicepresidencia de la República, a través del programa “Ecuador Sin Barreras".
 
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